Hondarribia reanuda en mínimos los vuelos con solo tres conexiones semanales con Madrid
Mañana aterriza y despega el primer avión comercial en el aeropuerto, tras un estado de alarma que dejó cero pasajeros en abril y tres en mayo
A las 17.55 horas de mañana despegará de Hondarribia dirección Madrid el primer avión comercial de la era post-covid, después de que ... el Aeropuerto de San Sebastián haya estado paralizado, salvo excepciones, durante prácticamente los tres meses de estado de alarma, llegando incluso a cerrar el mes de abril con una cifra que pasará a la historia: cero pasajeros.
Con el despegue vespertino -una vez aterrizado media hora antes el primer vuelo-, la terminal guipuzcoana empezará a recuperar la actividad, aunque lo hará de forma lenta, muy progresiva, siguiendo los protocolos de seguridad y con una oferta «sujeta a demanda», asegura José Manuel Sánchez, director del aeródromo.
Las conexiones entre Hondarribia y Barajas ofrecerán inicialmente tres vuelos semanales (de ida y vuelta): martes y jueves, cuya salida está prevista a las 17.55 horas, y los sábados, a las 15.40 horas. Será a partir del día 16 de este mes cuando esta ruta operada por Air Nostrum incrementará la oferta y proporcionará una conexión diaria.
La programación de vuelos para el resto de julio lo completarán los servicios de Vueling, que permitirán conectar de nuevo por vía aérea Gipuzkoa con Barcelona. A partir del lunes día 13, cada mañana a las 8.20 horas una aeronave se encargará de unir la localidad pesquera con la Ciudad Condal en poco menos de una hora.
Durante el mes de agosto, la previsión con la que trabajan es la de poder garantizar una conexión diaria con Madrid y otra con Barcelona, si bien los domingos se ofrecerán dos servicios con Barajas.
Medidas de seguridad
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Seguridad: Dispensadores de hidrogel, pegatinas, la retirada de asientos alternos y mamparas para garantizar la distancia.
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Mascarillas: Obligatorias en la terminal y en el avión.
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Evitar masificación: Se recomienda a los pasajeros que se despidan de sus acompañantes en el exterior de las instalaciones y que accedan solos a la terminal.
Estas rutas se sumarán a las que oferta el aeropuerto de Loiu, que desde el pasado 15 de junio ya cuenta con un servicio a Frankfurt. Para hoy tiene previstas 28 operaciones comerciales, una cifra que irá en aumento, pero que por ahora queda lejos de los 140 despegues y aterrizajes del julio pasado.
Después de haber paralizado la maquinaria, no sorprende que la recuperación de la actividad vaya a ser lenta y más reducida que en veranos anteriores. «Por estas fechas tendríamos varios vuelos diarios, pero hay que mirar lo positivo. Desde mañana las instalaciones recuperarán el horario habitual de 7.30 a 21.30 horas, y en la medida en la que las compañías vean que hay demanda irán incrementando el número de vuelos. Por ahora, las aerolíneas prefieren ser prudentes», señala el director del aeródromo guipuzcoano.
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Más allá de la sensación de seguridad de los pasajeros, cuestión en la que ya trabajan, el precio de los billetes tendrá un papel fundamental de cara a animar a los potenciales clientes. Para José Manuel Sánchez «parece más razonable pensar que estamos en una época en la que hace falta poner precios atractivos en lugar de encarecerlos, porque las compañías necesitan incentivar a los clientes para que elijan viajar en avión. La supervivencia de sus negocios depende de ellos», reflexiona.
Prefiere pecar de prudente y considera «prematuro» hablar de hipótesis a cerca de cómo avanzará la actividad del aeródromo en los próximos meses. «El transporte aéreo ha tenido que enfrentarse a muchas crisis, como la de los atentados del 11-S que redujo el tráfico aéreo, pero finalmente se recompuso. Esta situación no va ser diferente», alienta. Y lo dice sin tapujos: «No tengo miedo por la permanencia del aeropuerto a largo plazo», y tanto es así que no elude hablar de la conexión entre Hondarribia y London City prevista para este verano, pero que por motivos obvios ha tenido que posponerse, si todo va bien, para el año que viene. Sánchez confía en que si la situación sanitaria se solventa, pueda ejecutarse próximamente. «Los responsables de Ortzibia -sociedad promotora del aeropuerto, compuesta por Gobierno Vasco, Diputación, ayuntamientos de Donostia, Irun y Hondarribia, y la Cámara de Gipuzkoa- estiman en un futuro retomar este asunto, pero este verano ni había tiempo ni se daban las circunstancias adecuadas para ponerlo en marcha», confiesa.
Caída de viajeros
El estado de alarma y el cese del tráfico aéreo supuso un duro golpe para el aeropuerto de Hondarribia, que había arrancado el año en positivo. Cerró enero con 20.063 pasajeros, lo que supuso una mejora del 5% respecto al mismo periodo del 2019; y febrero con 22.271, un 11% más que el mismo mes del año anterior.
Pero en marzo, tras la declaración del estado de alarma, llegó el primer golpe. Una caída del 65% de los pasajeros, que se situaron en 8.853, y que fue el preludio del gran batacazo de abril con un registro histórico, aunque esperado, de 0 pasajeros, que ascendieron a 3 en mayo, de personas que tuvieron que ser repatriadas. En junio, se retomaron los vuelos charter, fundamentalmente para trasladar equipos de fútbol -como ayer la Real tras jugar contra el Getafe-, además de algún vuelo privado.
Pese a la paralización del tráfico aéreo, el aeropuerto de Hondarribia ha abierto sus instalaciones a diario para realizar «labores de mantenimiento y mediciones», para responder a las peticiones de vuelo a demanda, relacionados con trasplantes o repatriaciones.
Mañana lo hará por fin para atender vuelos comerciales, aunque con una serie de normas para garantizar la seguridad de los pasajeros, como señales en el suelo o la retirada de asientos para que se respeten las distancias, dosificadores de hidrogel y mamparas para reducir el contacto con el personal del aeropuerto. Además será obligatorio el uso de mascarilla tanto en la terminal como en el interior del avión y se recomienda que a la terminal entren únicamente los pasajeros, sin acompañantes para evitar masificaciones. «Lo más importante es que el pasajero se sienta seguro», concluye José Manuel Sánchez.
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