El acceso precoz a las redes sociales forja otro tipo de perfil, el narcisista
En las dos décadas transcurridas desde la entrada en vigor de la ley del menor, que regula la responsabilidad penal de los jóvenes de ... hasta 18 años, la sociedad ha variado de manera sustancial. Y esta evolución se refleja en la tipología de la población atendida en los centros educativos de la red vasca de justicia juvenil.
Cuando David Hernández y Héctor Vergara comenzaron su labor, «hace 22-23 años», los usuarios «eran chavales de situaciones marginales, que venían de familias desestructuradas». Según cuentan, luego comenzaron a primar los inmigrantes sin red familiar y después, sucesivamente, los latinoamericanos y las familias reagrupadas, los casos de violencia filio-parental y, más recientemente, la patología mental asociada habitualmente al consumo de tóxicos.
Sin embargo, ahora detectan en su centro –lo cual entienden que está ya «impregnado en la sociedad»– «un nuevo perfil» cada vez «más problemático» que tiene que ver «con estructuras narcisistas». Son «chavales individualistas con incapacidad para conectar emocionalmente con el otro», al que ven como «una herramienta para satisfacer sus deseos». Beben de «una sociedad cada vez más individualista, donde la satisfacción no está en compartir con otro algo, sino en obtener algo para completarme».
A menudo están asociadas al (mal) uso de las redes sociales, donde «no soy nadie si nadie me ve o me da un 'like'. Entonces, me construyo yo en base a cómo me ven los demás o a cómo quiero que me vean». Han atendido «algún caso de adicción a las redes sociales, que se convierten en un mundo virtual más importante que el real, y, por tanto, las dificultades de habilidades sociales y relacionales son brutales».
Este hedonismo difícilmente tiene límite. «Al final se ve que por mucho que yo tenga, me siento igual de vacío. Y entonces cada vez debo hacer cosas más bizarras. Hemos visto chavales de 14 años que han estado en orgías. Y es fruto de tener acceso a todo antes de tiempo, como al porno con 10 años».
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