«Ahora que se conocen otros casos de abusos a menores en la diócesis de Gipuzkoa, más gente se atreverá a denunciar»
Un sacerdote y un exreligioso reflexionan sobre si la Iglesia levanta el velo encubridor o es un 'lavado de cara' | El párroco Xabier Andonegi considera que «ahora se castiga el delito» y el exfranciscano Joxe Arregi opina que «no se ha visto reparación»
Desde hace unos pocos años ha sido un goteo, pero de unos meses a hoy el grifo se ha abierto. Los casos de denuncias de ... abusos sexuales a menores por parte de religiosos han trascendido de una forma continuada. Estos días varias noticias han vuelto a traer el tema a las primeras páginas de los periódicos y a las cabeceras de los informativos de radios y televisiones. Varias de ellas son de carácter internacional, la condena al cardenal australiano George Pell, hasta ahora asesor de Francisco I, la expulsión del sacerdocio, la pena más severa de la ley canónica, de Theodre McCarrick, el más alto representantes hasta hace poco de la iglesia católica en Estados Unidos, y, sobre todo, la inédita cumbre celebrada este fin de semana en el Vaticano, para abordar la crisis que ha supuesto en su seno los miles de casos denunciados en todo el mundo.
Más cercana es la información que el martes publicaba este periódico donde el Obispado de Donostia reconocía que en los últimos dos años y medio se han presentado cinco denuncias, uno de ellas involucraba al entonces vicario Juan Kruz Mendizabal, 'Kakux', cuyo proceso canónico sigue abierto. Tampoco hay que olvidar los casos de 'don Chemi' en los salesianos de Deusto o del el presbítero miembro de la federación Euskalerriko Eskautak, también en Bizkaia.
A miles de kilómetros o a pocos metros todas tienen el mismo sesgo: las instancias oficiales católicas reconocen un tema, el de la pederastia, que hasta ahora ha sido tabú. Ahora hay que calibrar si se está haciendo lo suficiente para reparar el dolor sufrido por las víctimas, teniendo en cuenta que muchos de los casos han prescrito porque se perpetraron hace varias décadas. ¿Ha llegado el momento en que la iglesia católica levanta el velo del silencio y toma medidas legales contra los religiosos acusados de pederastia o está articulando una estrategia para evitar una avalancha aún mayor de críticas y acusaciones?
«El domingo hablé en la misa mayor del tema. No nos podemos callar», explica el párroco de la iglesia San Vicente de Donostia, Xabier Andonegi, que también reconoce que «mucha gente se sintió incómoda. A la salida nadie me dijo que iba en contra de lo que había dicho, pero sí me comentaron que lo había expuesto de una manera que... Muchos piensan que es mejor no hablar de las cosas, pero es necesario eliminar los tabúes y ponernos en el lugar de la víctima. Es lo que cuenta».
«El domingo pasado hablé en misa del tema. No nos podemos callar»
xabier andonegi, párroco de san vicente
También quiere que quede constancia de que la mayoría de los abusadores sexuales de menores no pertenecen al clero, pero «el hecho de que un religioso los realice es especialmente significativo porque se da una traición de la confianza espiritual que tiene un daño enorme en el niño o adolescente».
Sobre los casos concretos reconocidos por el Obispado de San Sebastián señala que «posiblemente ahora más gente se atreverá a denunciar. Hasta ahora, pasaba, como en otros casos, que las cosas tenían que arreglarse en familia y si se conocía al cura pues más aún, y entre nosotros pasaba lo mismo. Pero ahora la sociedad ha comprendido que las cosas no son así, es un delito. Ahora, la Iglesia de Gipuzkoa, siguiendo el protocolo de la Conferencia Episcopal, denuncia a un tribunal civil los casos que le llegan porque es un delito y hay que estar junto a las víctimas».
El exfranciscano y exsacerdote Joxe Arregi tiene una percepción bastante distinta sobre la realidad en la diócesis donostiarra. «No conozco en detalle, pero lo que se ha hecho hasta ahora me deja bastante insatisfecho. Siempre he tenido la impresión de que Munilla buscaba salvar su figura y no comparto la manera en la que se llevó el caso».
Demasiado protagonismo
Arregi refiere a las denuncias contra el vicario Juan Kruz Mendizabal. Opina que «son los tribunales civiles donde se tiene que tratar el tema y no en ruedas de prensa, ni en investigaciones canónicas internas. Me dio la impresión de que el obispo quiso aparecer como el defensor de la tolerancia cero y de la trasparencia eclesiástica, pero hubo demasiado protagonismo».
También considera que las víctimas son los a los que hay que atender. «No sé si les han pedido perdón pero no les ayuda convertir su caso en una cuestión interna de la iglesia. Hay que acudir a los tribunales civiles para que los juzgue. La iglesia debe ser humilde y no airear los casos en los medios. El trabajo de reparación y reconocimiento es lo que importa y no lo hemos visto. Las escenificaciones solo sirven para salvar la cara».
Un pensamiento contrario sostiene Andonegi, quien asegura que con las víctimas «se ha hecho mucho más de lo que se puede pensar. No lo dicen porque no quieren que se reconozca su identidad. Hay que entenderles, porque muchas veces nadie más que él o su entorno muy cercano sabía lo que sucedía. La iglesia les ha acogido a todos, han podido presentar su caso, se ha investigado, han llevado testigos... Todo está recogido en la investigación interna. Puede haber personas más dolidas que otras, pero todas han agradecido mucho más la atención».
«Lo que la diócesis ha hecho hasta ahora me deja bastante insatisfecho»
joxe arregi, exfranciscano
En cuanto al conocimiento de los casos ahora denunciados pero que sucedieron hace décadas, el párroco de San Vicente asegura que «la grandísima mayoría de curas no tenía ni idea de todo esto, lo digo de verdad. Ante la misma noticia que el martes publica DV, te puedo decir que se habrán llevado una sorpresa tremenda. Cuando ocurrió lo de Juan Kruz fue brutal, no solo por su persona sino porque era un tema desconocido, parecía que entre nosotros no existía».
Joxe Arregi también afirma que en su época de religioso no conoció casos de una identidad como para ser perseguidos, pero «es de suponer que estas cosas han existido en todas partes». Insiste en que «habría que encauzar los casos con mayor discreción y efectividad, hacia dentro y hacia fuera, mirando el bien de las víctimas y ayudando a los autores de esos hechos que no dejan de ser unos enfermos y necesitados de algún tratamiento. Apelar a castigos divinos y humanos no les ayuda en nada».
Cumbre en el Vaticano
Para el párroco Andonegi, también vicario del Obispado, la cumbre del Vaticano ha permitido «reflexionar públicamente y delante de todos sobre un tema que nos preocupa todos». Otra cosa es que «mucha gente estuviese deseosa de actuaciones más concretas, tipo penas y castigos. Todo eso queda en el ámbito del futuro. Existe un protocolo de actuación desde hace años y ahora se está reflexionando sobre la cuestión de que no se ha aplicado debidamente, de forma eficaz».
En cambio, Joxe Arregi se muestra muy crítico, porque desde el Vaticano se ha respondido al problema de una manera muy parcial e insuficiente. La sociedad estaba pidiendo mucho más y se ha limitado a una puesta en escena, ha sido una exhibición clerical con una voluntad de demostrar a la sociedad y al mundo entero que quieren aparecer limpios. Ha sido un lavado de cara». Piensa especialmente en las víctimas. «Para mí ha sido una exageración, tal vez hayan sido utilizadas para dar esa imagen de intentar atajar un problema», señala.
Es especialmente crítico con la declaración final del Papa cuando «dijo que el feminismo es un machismo con faldas, una frase desafortunadísima, donde expresó lo que realmente piensa. Lo mismo sucedió, no se sí para relativizar, cuando al hablar de la pederastia en la Iglesia dedicó demasiado espacio para insistir en que no se trata solo de un problema en el seno de la Iglesia sino de la sociedad, de la familia, de los profesores, del deporte. No se puede hablar de esos términos». Otra referencia, «en la que aseguraba que el diablo está detrás de la pederastia de los clérigos», también le parece a este exreligioso «tremenda». En resumen, «una escenificación, un mensaje final de otros tiempos que difícilmente van a lograr restaurar la imagen de la iglesia ante los ojos de una gran mayoría de esta sociedad».
El Obispado no facilitó datos para un estudio de la UPV/EHU
La doctora investigadora Gema Varona encabeza el grupo del Instituto Vasco de Criminología de la UPV/EHU que participa en el estudio más ambicioso sobre abusos sexuales dentro de la Iglesia católica que se está realizando en España junto a la Universitat Oberta Catalunya y Universidad de Barcelona. El Instituto Vasco de Criminología fue el primero en el Estado en empezar a investigar en el año de 2013.
A la hora de recabar datos para el trabajo, preguntaron al Obispado de Donostia, a través de una carta, sobre si tenían recogidas en sus archivos denuncias sobre casos de pederastia por parte de religiosos. «Nos dijeron que no había casos. Pero, si ahora dicen que dos de las personas acusadas habían fallecido cuando se presentaron las denuncias, evidentemente es que sí tenían algún caso». Esta actitud de los responsables de la diócesis guipuzcoana no es diferente a la de casi todas las españolas. «En general predomina el secretismo».
Para Varona, la cumbre del Vaticano del pasado fin de semana no ha tenido los resultados esperados «al menos para las víctimas, según los comunicados que han escrito las distintas asociaciones en las que se integran, incluida la española».
Sí reconoce que en la Iglesia en general se están notando una serie de cambios, pero «han llegado tarde y a veces son contradictorios con otras prácticas. En ese sentido, las víctimas son especialmente sensibles y exigentes para que las cosas se hagan bien». Pone como ejemplo la reciente creación en el Obispado de Astorga de un centro para atender a las víctimas. «Algunas de ellas me han comentado que el escrito que se les envió no recogía ningún teléfono para ponerse en contacto. Dentro de la jerarquía hay personas que quieren que se produzca un cambio, pero otras que presionan para que no se den avances».
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