Blancos de Rioja: clasicismo e innovación

Si alguien piensa que los vinos blancos de Rioja siguen un patrón común, ese será por supuesto el de la calidad, ya que en estas ocho botellas se demuestra que, dentro de ese espectro, hay una gran diversidad en lo que a variedades, crianza o uso de la madera se refiere, entre otras cuestiones.

Esta selección de ocho botellas para la cata celebrada en Narru gustó a los asistentes por demostrar que los blancos, hoy en día, son mucho más que esos vinos frescos para tomar en un aperitivo. En este restaurante donostiarra, fue Javier Caneja quien una vez más ejerció como genial anfitrión en una cita a la que también acudieron los sumilleres Ciro Caro (Akelarre), Martín Flea (Restaurante Ibai), Arantxa Ayala (Laia), Maider Larrañaga (Arteaga Landetxea) y el 'Chef del Vino', Juan Mari Humada, además de la organizadora de la cata, Ainhoa Velasco.

No por conocidos en estas catas, los vinos de Bodegas Muga dejan de sorprender y, sobre todo, de convencer. «Es desenfadado y se puede tomar solo. Es muy aromático, pero se bebe fácil», valoraba Ciro Carro. «Es un vino de libro, muy bien hecho», resumía Juan Mari Humada, que destacaba también su nariz «exhuberante» y su «buen paso por boca». Martín Flea decía de él que «está muy bien pulido» y Arantxa Ayala se quedaba con su gran equilibrio y con sus notas tropicales. Muy buena nota para un blanco elaborado con viura, garnacha blanca y malvasía navarras.

«Me gusta mucho. Ha evolucionado muy bien y está perfectamente equilibrado. Va al ritmo que debe ir», explicaba Larrañaga para hablar de este Gran Reserva viura. Se destacó también su gran relación calidad-precio, así como «su chispa en boca y su nariz tan limpia. Es muy 'bebible'», decía Flea. Carro añadía que «es un muy buen vino. Un clásico con una buenísima boca». Humada fue conciso: «Es buenísimo. Con él se puede hacer una comida entera».

Tempranillo blanco con 19 días de fermentación en depósitos de acero inoxidables es la tarjeta de presentación de este Fernández de Piérola que pone en valor la tipicidad de una variedad que está de moda y por la que apuestan incluso las bodegas más clásicas. «Te lleva a una terraza, tomando una copa en el aperitivo con una ensaladilla y unas croquetas», se imaginaba Carro. Humada destacaba su nariz floral y Flea, su untuosidad.

Un blanco monovarietal viura concebido para una gran guarda. Así se presenta este vino, que es un verdadero homenaje al viñedo. «En cada copa, en cada sorbo, es la plasmación de la tradición de Rioja», expresaba Carro. Los catadores valoraron sus 36 meses en barrica de roble francés y la complejidad que le otorgan al vino. También se habló de su versatilidad: se pensaron maridajes con frutos secos en el aperitivo y con quesos en los postres.

Una viura de Baños de Ebro es el origen de un vino «muy bien hecho» para Carro, con «una nariz muy equilibrada» según Larrañaga y «perfecto para una comida entera» para Javier Caneja. «Es un vino de restauración y celebración, complejo y muy interesante», definía de nuevo Carro. «Está muy bien», «me ha gustado mucho» o «puede tener incluso aún más recorrido en botella» fueron otras reflexiones.

Este Gran Reserva monovarietal es «una gran expresión de la viura» para Caneja. «Está buenísimo. Me gusta por su frescura y acidez», decía expresiva Larrañaga. Se destacó el papel de la madera, con 23 meses en barrica de roble francés, y también cómo los 13 meses en depósito de hormigón la afinan. Ayala ensalzaba su gran estructura y se preguntaba cómo estará con un tiempo más de botella. Humada incidía en el retrogusto y sus toques anisados: «Está muy bueno».

Se abrió, se cató y se volvió a probar. Pocas cosas mejores se pueden decir de un vino de una cooperativa riojana de productores que se presenta por primera vez en una cata. «Tiene mucho equilibrio», «nunca había visto una garnacha así», «¡qué bien elaborado está!», «es una botella que llevas a cualquier cita y quedarás bien» o «tiene estructura para aguantar una comida» fueron algunas reflexiones sobre este monovarietal con dos meses de crianza sobre lías.

Frescura y equilibrio suelen ser las señas de identidad de los blancos de Viña Pomal, bodega centenaria y un verdadero referente. «Es un muy buen vino de una bodega histórica», resumía Carro, quien señalaba también «el interesante momento que vive esta referencia, porque está en su plenitud». Caneja, por su parte, se quedaba con el interesante trabajo realizado con la madera y con un vino que «te puede acompañar una comida completa porque casa incluso con las carnes rojas».