Codeso, un oasis en Los Gigantes tinerfeños
Se come bien y se sacan ases de la manga como el rodaballo a la parrilla con salsa de mantequilla y alcaparras y un solomillo Wellington delicioso
Tenerife es un paraíso en la tierra al que van a retirarse del mundanal ruido muchos urbanitas estresados. Algunos se lo toman con filosofía un ... par de días, calzándose los pantalones a cuadros y los zapatos de clavos para jugar al golf y seguir haciendo negocios sin soltar el móvil, pensando que desconectan. Son epidemia los adictos al trabajo que no saben hacer otra cosa que currar y hablar de lo suyo. Y otros, oteando el panorama después de enterrar a un amigo o de salir del oncólogo con un papel que pone 'carcinoma urotelial', mandan todo a tomar viento, aligeran la mochila y echan el freno para vivir más relajadamente, ¡ritmo cubano, mami!, llegando a esta isla en la que no tiene prisa ni Blas y dedicándose a ver pasar la vida en manga corta, calzado con alpargatas todo el año. Mejóramelo, Elon. Musk. Pringao.
Codeso
-
Dirección Pasaje Jacaranda 2 – Los Gigantes – Santa Cruz de Tenerife
-
Teléfono 922 467 187
-
Contacto codesorestaurant.com@codesorestaurant
-
Ambiente Modernito
-
Cocina Todos lso públicos
-
Con quién Con amigos / En pareja / En familia
-
Monedas 4 de 5
-
Platos Socarrat de marisco con gambas cristal y ali-oli ahumado 16 euros
Guiso de calamar a modo de risotto con pimentón de Espelette 16.50 euros / odaballo a la parrilla con salsa de mantequilla y alcaparras 24 euros / Solomillo Wellington con salsa café de París y papas soufflé 26 euros / Arroz de presa ibérica a la llauna 22 euros
En el norte llueve y el tiempo es cambiante, pero el sur es un vergel en el que la luz y la calorina son más estables y abundan los pequeños pueblos de costa en los que puedes darte un chapuzón o sentarte a comer un pescado recién capturado, vieja, cherne o sama, preparados a la espalda, con papas 'arrugás' y un pozal de mojo. Los más tripones, que se pasan el día soñando con papeo y solo desean meter latas y embutidos al vacío en el equipaje, hacen acopio de quesos canarios, almogrotes, frutas tropicales, aguacates, panes artesanos, gofio, miel de palma y morcillas dulces. Sigan el rastro a los numerosos mercados de agricultores y pequeños productores que se montan en Santiago del Teide o en Guía de Isora.
El truco del almendruco
-
Menú familiar de picoteo Los domingos a mediodía se curran un menú familiar de picoteo con un arroz de plato principal a precio más que apañado
El restaurante Codeso, agazapado frente a los acantilados de Los Gigantes, es uno de esos lugares que no figuran en las guías porque lleva poco tiempo batiéndose el cobre en una pequeña plazuela a resguardo de guiris, tiendas de recuerdos fuleros y pubs ingleses llenos de borrachos pegando berridos, viendo partidos de rugby y comiendo patatas fritas untadas en kétchup y apestoso marmite. El paisaje que lo rodea es un pequeño pueblo con sus casitas, plazas, parques de columpios y vecinos echando la siesta al fresco o chismorreando, fagocitados por una primera línea de mar llena de apartamentos, restoranes de tres al cuarto, bares de malecón y peña corriendo de un lado para otro con cornetes en la mano, apestando a crema solar Nivea.
Los Gigantes son irreales, una ensoñación, clavados en el mar como si un dragón hubiese dado una dentellada a la costa y se hubiera dejado allá los piños. El Teide vigila al fondo como un dios viejo y adorado, acariciado por esa luz canaria que te besa la piel si eres nativo y te convierte en un carabinero fosforescente si eres de Bristol o de la Riviera de Cornualles, donde hay pueblos como Fowey o Falmouth llenos de tipos que parecen lechones que bajan a la playa a las diez y a las diez y cinco están rojos como farolillos chinos. Muchos llegan para beber y liarla parda, pero no es plata todo lo que reluce porque también hay turistas oro que aterrizan buscando tranquilidad, buena gastronomía, excelentes vinos y agarrarse a una copa para ver cómo atardece y prometerse, como les dije al comienzo, que a su vuelta vivirán más despacio.
Vamos al turrón de una santa vez. Ves la fachada de Codeso y no parece gran cosa, pero si lees detenidamente la carta o asomas el morro y olfateas el tufillo serio que reina en el ambiente, mobiliario, vajilla o recetarios castizos que se almacenan en los anaqueles, sabes que sacarás tajada al tiempo que dediques a sentarte en cualquiera de las mesas de su coqueto comedor. Si hace bueno y la autoridad local lo permite, suelen montar la terraza. Aquí no hay humo sin asado, ni trampantojos de cocina moderna con cara chuchurría porque la propiedad se ha bregado en buenas casas y sabe lo que vale un peine. Se come bien, sin tonterías ni monólogos sobre la trazabilidad de la remolacha. Llevan poco tiempo y les falta rodaje para ajustar el ballet de Giorgio Aresu, pero es verdad que los guiris comen chino chano y temprano y los españolitos de a pie acostumbramos a hacerlo a toda mecha. No terminaste el segundo y ya estás pidiendo el café porque aún queda el postre y a las seis y media quedaste con los colegas y no quieres llegar tarde porque a la noche cenas con tus hijos. Hay buen fritura, bechameles curradas. Bravas modernosas y estilosas, terrinas compactas de patatas loncheadas y sumergidas en freidora, crujientes, pringosas con sus salsas. El filete tártaro es sobresaliente, jugoso y con su punto justo de picante. Hacen un risotto mentiroso de altos vuelos de chipirón a la crema con pimentón de Espelette y cuando no les pilla la puré, tuestan unos 'velos' socarraos de arroz, finos y crujientes, que enmoquetan con alioli ahumado y gamba cristal. Varían los arroces horneados en lata 'a la llauna': carmesí de gamba roja y de presa ibérica con salsa de soja y sésamo. Sacan ases de la manga como el rodaballo a la parrilla con salsa de mantequilla y alcaparras y un solomillo Wellington con cecina de vaca, salsa Café de París y papas soufflé. Los postres están a la altura y no defraudan, el babá al ron con helado de nata es un despelote. Disfruten, que nos quedan dos telediarios.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.