Cafetería Naroa: La magia está en la sencillez

Una joven pareja que se conoció mientras estudiaba en aquella gran Escuela de Cocina Luis Irizar. A Ane nos la encontraremos tras la barra de su casa, de su cafetería, dispuesta a cuidarnos y hacer que la visita a Naroa sea de las que te dibujan una sonrisa, mientras que Borja ejerce diariamente como jefe de cocina del Gandarias Jatetxea de la Parte Vieja donostiarra, pero, hay días en los que lo encontraremos salseando por Irun. El día a día no sería posible sin la ayuda y el apoyo de todo su equipo, entre los que destacan Javi Muguerza, sobrino y alumno de Ignacio Muguruza y que gobierna los fogones de la pequeña cocina del Naroa y que lleva junto a la pareja desde que empezaron su aventura, y, Rosa Maria Perianes, la mano derecha de Ane en la barra el servicio.

La cocina de la Cafetería Naroa no tiene misterio. Una cocina casera, del día a día, refleja lo que se suele cocinar a diario en las casas, una cocina sin trampa ni cartón, elaborada con mimo y cariño. Una cocina que te hace sentirte como en casa, solo faltan la chimenea y el pijama. Una rica cocina en una apuesta por un menú del día que se convierte en una muy buena opción calidad-precio por si nuestros quehaceres nos pillan por Irun. Una cocina que bebe de nuestra tradición culinaria, elaborada a partir de un buen producto, poco tratado y bien puesto en el plato.

Su menú del día pocos competidores tiene por su calidad y precio. Un menú que varía cada semana, con 6 primeros platos, 6 segundos y 6 postres. Entre los primeros platos siempre suele haber dos ensaladas y un plato de verdura, a partir de ahí lo que se le ocurra al cocinero. Como segundo, tres platos de carne y tres de pescado. De postre no faltan la torrija y el yogurt con salsa de mango y un plato de fruta.

Su calidad la pude comprobar in situ en mi última visita en la que compartí mesa y mantel con Ane y Borja. Comencé con un rico revuelto de setas y txistorra, pleno de sabor, donde ambos productos se unían para nuestro goce y disfrute, meloso y bien cocinado, un buen primer plato. Con el conejo en salsa que elegí de segundo plato viajé a mi infancia, fue como trasladarme a la cocina de mi amona. Una salsa de las que digo yo que son de toma pan y moja, de las que dejas el plato limpio, impoluto, a eso añádele un conejo en su punto, y listo, no se necesita nada más. Como el arroz con leche con el que terminé la comida, sin misterio, la de toda la vida, de la de disfrutar cada cucharada. A veces menos es más, y, a veces sentarte y disfrutar de un buen menú del día, como es el de la Cafetería Naroa, también me hace muy feliz, porque a veces la magia se encuentra en la sencillez, no todo es grandes restaurantes, es muestra de la suerte que tenemos de vivir en un territorio donde en el rincón más inesperado cuidan y miman la cocina, para recibirte con los brazos abiertos y hacer que disfrutes con su cocina. Eso es Cafetería Naroa.

Ane levanta la persiana a las 7 de la mañana. Ya suele tener a la gente esperándole, para tomarse un buen café y acompañada de la bollería horneada en casa o una buena pieza de pan tostado, que se puede tomar con aceite y tomate o mantequilla y mermelada. A partir de las 9 ya se empieza a llenar la barra de pinchos. Por un lado, las tortillas, de patata, bacalao o jamón. Por otro lado, pinchos como el vegetal de pollo, la brocheta de champis, la bola de queso o la picante, o los que surgen de la imaginación de Javi.

Si decidimos acercarnos un viernes o sábado a la noche podremos degustar buenas hamburguesas como la 'Erlaitz' con queso, setas, cebolla frita y huevo frito, o, la 'Peñas de Aia' con bacon, cebolla frito y queso de cabra. Si preferís un buen bocadillo, el 'Lapitze' es el que triunfa con pechuga empanada, lechuga, tomate, alioli y mayonesa. El plato de chipirones a la plancha con cebolla caramelizada y ensalada también se convierte en una buena opción. Para terminar, la torrija caramelizada es su estrella, no falla. Un lugar sin misterio, donde comer rico y a muy buen precio y que cumple 10 años. Zorionak pareja! On egin!