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Ane Bergara
Jueves, 1 de mayo 2025, 08:51
Acostumbrados a los huevos de gallina, enfrentarse a los huevos de codorniz puede resultar un poco intimidante, toda vez que son de un tamaño bastante más pequeño, resultando delicados y frágiles.
Aunque su uso y consumo en el hogar no esté muy extendido, los huevos de codorniz sí que son habituales en establecimientos hosteleros. Sobre todo, en aquellos bares de pintxos y tapas que los emplean para lograr pequeños huevos fritos o escalfados, ya que su reducido tamaño encaja a la perfección con la preparación de canapés y pequeños bocados.
Pero todo lo que tienen de pequeño, lo tienen también de delicado, lo que hace que los huevos de codorniz no puedan cascarse y pelarse como solemos hacer con los de gallina. No, al menos, si queremos que estos se mantengan enteros y sin romperse.
Y es que, además de su reducido tamaño, los huevos de codorniz tienen entre su peculiar cáscara y la clara una especie de membrana resistente que dificulta la tarea de pelarlos. Es por ello que estos no se abren como cualquier otro huevo, sino que es necesario conocer una técnica específica y, por supuesto, paciencia y delicadeza.
La técnica para pelar los huevos de codorniz no es complicada, aunque para realizarlo de forma fácil y rápida es necesario coger cierta práctica. Lo primero a tener en cuenta es que para abrir los huevos de codorniz no necesitamos una superficie dura contra la que cascarlos, sino que nos ayudaremos de un pequeño cuchillo con punta y que esté bien afilado.
Con el cuchillo en la mano dominante, sujetamos con la otra mano el huevo con mucha suavidad, dejando en la parte de arriba el 'pico' superior del huevo. El objetivo es hacer un corte transversal para 'separar' esa tapa superior del huevo, para lo que hay que clavar con suavidad la punta del cuchillo y, después, realizar un corte limpio a lo ancho. ¿A qué altura? Aproximadamente en el último cuarto, dejando ¾ de huevo por debajo. Se trata de asegurarnos de que el radio sea lo suficientemente grande para que podamos verter el interior del huevo sin problemas. Y es que si realizamos el corte demasiado arriba, el hueco será estrecho y la yema podrá quedar atrapada sin espacio para salir.
Una vez retirada la parte superior del huevo, basta verter el contenido interior de este en el recipiente escogido. Puedes hacerlo directamente en la sartén (si vas a freírlos o hacerlos a la plancha), aunque se recomienda, como paso intermedio, verterlo a un recipiente pequeño para evitar golpes bruscos que puedan derivar en una rotura de la yema. Sin embargo, si es para batirlos y realizar una tortilla, no importa demasiado.
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