La campaña electoral que cierra esta noche su periplo con más pena que gloria ha tenido en el PNV a un inesperado protagonista en el ... escenario principal de la contienda, donde los candidatos a la Moncloa han intercambiado golpes de todo tipo para poder acumular el domingo el mayor número de votos. En esta batalla electoral que afortunadamente ha durado solo una semana y apenas ha despertado pasiones, el PNV ha conseguido estar en la melé de los grandes tras poner pie en pared frente a Vox en los encuentros televisivos en los que ambas formaciones han coincidido.
Las arremetidas de la formación de Abascal contra el PNV, con la estrafalaria propuesta de ilegalizar a todos los partidos separatistas como principal aguijón -avalada ayer por PP y Cs en la Asamblea de Madrid-, han espoleado de tal manera a los jeltzales que se han situado a la cabeza de la oposición contra el movimiento ultranacionalista español que lidera Santiago Abascal. El PNV, con todos sus dirigentes a la cabeza, ha pedaleado en bloque para censurar sin contemplaciones su política radical y evitar que esta formación pueda tener cualquier tipo de influencia en la futura gobernabilidad española.
Desde el mismo momento en que Aitor Esteban, portavoz jeltzale en el Congreso, denunciase el acoso político de Vox a su partido y se negase a estrechar la mano de su portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, los jeltzales se han lanzado en tromba esta semana -hasta el mismísimo lehendakari Urkullu ha elevado su voz contra Vox-, aunque no han podido disimular su decepción por la actitud de algunos partidos. Y más después de que PP y Ciudadanos abrazaran ayer en Madrid la propuesta del partido de Abascal de ilegalizar a formaciones nacionalistas por el mero hecho de defender postulados diferentes a los suyos en lo que a la estructura territorial del Estado se refiere. Los tres partidos de Colón cierran filas, a escasas horas del cierre de campaña, con una propuesta extrema de Vox, y carga de razones al PNV. Los de Abascal doblegaron el brazo a populares y liberales ante el pánico de perder votos por ese flanco.
Las elecciones generales, que siempre han sido complicadas para el PNV por el hecho de que para una formación nacionalista es difícil hacerse un hueco en el teatro principal de operaciones, han sido, sorprendentemente, todo un revulsivo para los jeltzales. Los de Ortuzar se han afanado por tierra, mar y aire en subrayar su frontal y nítida oposición contra posiciones intransigentes, como por ejemplo ha sido en las últimas horas el caso del veto a periodistas por parte de Vox, aunque no hay que olvidar también que este tipo de exclusiones ya fueron puestas en práctica hace años por la izquierda abertzale.
El PNV concurre a estos comicios con el objetivo de lograr el séptimo escaño en estas generales -en Bizkaia podría cosechar la mitad de las actas en juego- y sus dirigentes confían en llegar a esa cota que les colocaría en una posición de indiscutible hegemonía en Euskadi. Y les volvería a situar en zona de influencia, sobre todo si Sánchez consiguiese por fin superar una investidura, aunque fuera al final gracias a la abstención del PP de Casado.
Un rotundo triunfo del PNV en Euskadi en estas generales también podría llevar a los jeltzales a barajar un adelanto electoral de las autonómicas a esta primavera. Es toda una tentación.
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