Alfredo Tituaña: «La máquina me cortó la mano pero se podía haber evitado»

Alfredo no es capaz de coger la taza de café con la mano derecha, tiene que agarrarla con ambas manos para evitar que se le caiga. Un gesto que delata las dificultades que tiene para realizar tareas sencillas con la diestra.

El accidente tuvo lugar en la empresa Echeveste Hermanos S. L. de Lesaka, donde llevaba trabajando desde marzo de 2015. «Al principio me dedicaba a apilar madera, pero después era vigilante de la línea 1, una cortadora de madera. La máquina solía tener fallos. Aquella mañana hubo un momento en el que no arrancaba. El encargado trató de hacerlo desde el cuadro de mandos, pero no lo consiguió.Yo también lo intenté, sin conseguirlo, y a la tercera bajé a ver qué pasaba; al observar que no andaban los discos miré por si había algo atascado. Metí la mano y se produjo el corte por el movimiento residual del disco, como quedó acreditado. Y es que señala que desde el cuadro de mando no se apreciaba si estaban en marcha».

Le concedieron la incapacidad total derivada de accidente de trabajo porque no puede trabajar en su profesión habitual como operario de madera. «Tiene limitaciones funcionales en la mano que le impiden realizar tareas en puestos de trabajo que requieran trabajos manuales», especifica David Pena, abogado de ELA, que ha llevado su caso. Añade que Alfredo está cualificado para realizar trabajos en los que es necesaria la bimanualidad, lo que le impide realizar otras tareas de otra índole. Pero no solo eso, ya que «en el día a día no tengo la fuerza necesaria para llevar a cabo una vida normal. Tengo limitaciones de fuerza y funcionales que me impiden hacerlo», remarca Alfredo.

Además de la incapacidad total, el juzgado de lo Social número 3 de San Sebastián le reconoció un recargo del 30% en la pensión –aunque todavía no es firme, explica el abogado–, tras constatar que faltaban medidas de seguridad en dicha máquina, tal y como recogía otra sentencia del Juzgado número 3 de lo Social de Pamplona de 2014 porque el Gobierno de Navarra le había impuesto una sanción administrativa por la misma razón.

Lo que más lamentan ambos, afectado y abogado, es que el accidente «se podía haber evitado –dicen– si la empresa hubiera adoptado entonces las medidas de protección necesarias para que la mano no pudiera entrar en la máquina, con la ampliación del resguardo». «Era la crónica de un accidente anunciado», insiste David, «y han esperado a que ocurriera el accidente para tomar las medidas correctoras». Una cuestión que ocurre, añade, de forma «recurrente».

En estos momentos Alfredo Tituaña se encuentra esperando que se haga firme el recargo de la prestación, y está pendiente también del juicio tras presentar una demanda de indemnización por responsabilidad civil «derivada de la falta de medidas de seguridad», señala.

Mientras tanto, además de las limitaciones funcionales, sus ingresos han quedado mermados, ya que la invalidez total es inferior a lo que ingresaba por su trabajo. «Incluso con el recargo de la pensión sería menor», resalta. Tiene dos hijas de doce y diez años y le llega «justo para el día a día», comenta este ecuatoriano que llegó a Euskadi hace veintitrés años.