El tubo de Irun está ya preparado para enviar este otoño un 75% más de gas a Francia

El gasoducto que une Bahía de Bizkaia Gas con el almacenamiento subterráneo de Lussagnet en Francia a través de Irun -denominado Euskadour- ya está preparado para transportar un 75% más de gas al país vecino una vez finalizadas las pruebas técnicas que han permitido ampliar la capacidad del tubo de 2 bcm -billones de metros cúbicos de gas- en otros 1,5 billones.

La puesta a punto de un turbocompresor adicional permitirá aumentar el volumen y la velocidad de circulación del gas en un momento decisivo para Europa, ya que se enfrenta a su primer invierno sin el gas procedente de Rusia tras el corte del suministro a través del Nord Stream 1, principal conexión, ordenado por Putin como respuesta a las sanciones impuestas por Europa tras la guerra de Ucrania.

Las instalaciones están ya preparadas -la puesta a punta ha durado menos de dos meses- aunque se espera que puedan empezar a funcionar a pleno rendimiento a partir del 1 de noviembre, que es cuando se prevé que se incremente la demanda de gas por parte de Francia, coincidiendo con el inicio del invierno gasista. Así lo puso de manifiesto este jueves Enagás, el operador gasista y responsable de la infraestructura, durante la visita que realizó la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera.

Una visita que, dijo, «supone una ocasión extraordinaria para conocer de cerca estas instalaciones y una infraestructura clave para enviar el gas natural a Francia a través de la interconexión bidireccional de Irun». Aunque el gas puede ir en ambas direcciones el 70% de los días ha discurrido en sentido galo y de ese porcentaje el 20% lo ha hecho en su máxima capacidad, según fuentes de Enagás.

De hecho, como adelantó este periódico, en los dieciocho primeros días de julio el tubo de Irun transportó el 64% del gas conectado que va de la península a Francia. En ese periodo se exportó desde España en torno a 1.200 gwh/día desde la península a través de las dos conexiones internacionales, Irun y Larrau (Navarra), de los que 815 transitaron a través de la infraestructura que discurre por la muga guipuzcoana.

La vicepresidenta estuvo acompañada en su visita por el consejero delegado de Enagás, Arturo Gonzalo; así como por el delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso; el diputado de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio, y el alcalde de Irún, José Antonio Santano. Durante más de una hora recorrieron las instalaciones, ubicadas en dos parcelas en las faldas del monte San Marcial. En la superior se encuentran los compresores y una maraña de tubos por los que puede circular el gas en ambas direcciones, y en la inferior se puede apreciar el punto de interconexión entre el tubo vasco y el francés, así como los medidores de gas.

El aumento de la capacidad del tubo de Irun supone un incremento del 18% del gas que España puede exportar a Europa y el equivalente al 6% del consumo de gas natural del país galo.

Cabe recordar que además de la conexión por Irun España cuenta con otra infraestructura gasista que conecta con Francia a través de Larrau (Navarra). La capacidad de este tubo es de 5 bcm, con lo que en estos momentos se podría transportar hasta 8,5 bcm. En lo que respecta al gasoducto de Irun, Enagás, destaca que la ampliación de la capacidad supone pasar de 60gw/h día a 100gw/h día.

Teresa Ribera destacó que «España es solidaria y quiere contribuir, porque puede hacerlo, a reforzar la seguridad de suministro de Europa». La ministra hizo un llamamiento a «levantar la mirada» y a no quedarse en el corto plazo, pese a la emergencia energética en la que nos encontramos. «No se ve el final de esta guerra», indicó. «Pero justamente por ello, seamos estratégicos, ayudemos ahora, pero pensemos en los siguientes inviernos. Las energías renovables y las interconexiones para hacerlas fluir entre los países amigos son la única salida», manifestó.

La vicepresidenta recordó que Europa ha pasado de tener una dependencia de casi el 40% del gas ruso a ligeramente por encima del 10% en estos meses. Todo un reto, remarcó. «Ha sido extraordinariamente complejo, pero también nos da una idea clara de lo que debemos hacer: reducir nuestra dependencia, buscar alternativas y fortalecer la capacidad autóctona de utilizar recursos. También entender hasta qué punto la diversificación de aquellos recursos que hoy necesitamos y la apuesta por la inversión en la maximización del uso de nuestras infraestructuras es clave».

En este sentido, defendió la necesidad de llegar a acuerdos el próximo 30 de septiembre, cuando se celebrará una reunión extraordinaria del Consejo de Energía con la intención de seguir fortaleciendo una respuesta unida, dedicados en esta ocasión a la electricidad, completando el paquete del gas».

Ribera abogó por avanzar hacia la soberanía energética de Europa y por el desarrollo de nuevas infraestructuras. Al respecto, indicó que a principios de 2023 estará plenamente operativa la regasificadora de El Musel (Gijón), que jugará un papel estratégico como centro logístico de almacenamiento de gas para Europa.

La ministra para la Transición Ecológica también anunció la autorización de tres proyectos que maximizarán la solidaridad con Italia. «Se adaptará el pantalán de la planta regasificadora de Enagás del Puerto de Barcelona para aumentar la capacidad de carga que podrá llevar el gas a las costas de nuestros colegas europeos desde pequeños buques», indicó. Por su parte, aseguró que Italia ha habilitado recientemente un 'gasoducto virtual' para alimentar a sus propias plantas de regasificación con pequeños metaneros que cargarían en las plantas españolas, principalmente en la de Barcelona. Con esa mirada puesta en el futuro, Ribera puso en valor la innovación y la necesidad de avanzar hacia el desarrollo de infraestructuras de Hidrógeno. Al respecto, indicó que uno de cada cinco proyectos de hidrógeno financiados por la UE están en España.

Preguntada por el apoyo de EH Bildu a los nuevos proyectos de parques eólicos de Euskadi, Teresa Ribera calificó de «buena noticia que las distintas formaciones políticas entiendan por qué es importante el despliegue de las energías renovables, con las cautelas ambientales, con la participación social, con la mejora de las condiciones de los términos municipales donde se ubican las instalaciones». Eso sí, consideró «una anomalía el que algunas comunidades autónomas, particularmente ricas e industrializadas, cuenten con un peso tan bajo en la capacidad de generación eléctrica».

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