Gipuzkoa tiene más ricas que ricos
La cifra de varones sólo es mayor entre las grandes fortunas, las que declaran más de siete millones de euros, donde en 2016 hubo 11 contribuyentes masculinos más
Érase una vez un club de los elegidos. Un grupo en el que es muy difícil ingresar pero cuya fortaleza es evidente. Una élite que ... no se ve, que nadie o muy pocos conocen quiénes son, pero que están ahí. Y que cada vez son más. Son los ricos, los contribuyentes con las rentas más altas de Gipuzkoa. La cúspide de la pirámide.
Analizando los últimos datos publicados por el departamento de Hacienda de la Diputación de Gipuzkoa, correspondientes al ejercicio de 2016, hay un hecho curioso. Y es que en el último lustro el Impuesto de Patrimonio se sustenta en mayores aportaciones femeninas que masculinas. Traducido, hay más mujeres que hombres en Gipuzkoa que pagan por este tributo. ¿Pero qué gravamen es éste?
El Impuesto de Patrimonio, que sustituye al denominado Impuesto sobre la Riqueza y las Grandes Fortunas -vigente entre 2013 y 2017-, grava el patrimonio neto (valor de bienes y derechos, menos cargas y deudas) de los contribuyentes guipuzcoanos. Es un tributo que pagan los propietarios de patrimonios superiores a los 700.000 euros, sin incluir la vivienda que utilizan como residencia habitual (que tiene exenciones de hasta 300.000 euros). En algunas comunidades autónomas el mínimo exento se ha situado por debajo de esa cantidad, mientras que en algunas otras regiones no se cobra, tal y como ocurre en la Comunidad de Madrid. Por tanto, deben liquidar este impuesto aquellos guipuzcoanos que, poseyendo una vivienda habitual en propiedad, a nivel individual tengan un patrimonio total superior a un millón de euros. La mayoría de los que declaran más de 700.000 euros de patrimonio son ejecutivos de multinacionales, empresarios, deportistas de éxito, artistas o inversores. Algunos se pueden imaginar quiénes son; otros nunca salen 'en los papeles'. Ya saben, a la discreción característica de estos ciudadanos súmenle la idiosincrasia guipuzcoana, tan proclive a no exhibir.
El Impuesto de Patrimonio actualmente en vigor contiene ocho tramos, que van desde los 700.000 euros declarados -el mínimo- hasta los más de 7 millones. Aquí entra la ultraélite, las personas más poderosas de Gipuzkoa a nivel económico, las grandes fortunas. Según el ejercicio de 2016, hubo 89 hombres y 78 mujeres cuyos tramos de base imponible se situaron en esas cantidades. En este club, el de los contribuyentes selectos, desde que se facilitan datos por parte de Hacienda, siempre ha habido más hombres, aunque la cifra ha ido menguando. Por ejemplo, en 2014 había 158 contribuyentes masculinos y 140 femeninos.
El número de guipuzcoanos superricos está por encima del de las mujeres en los últimos años, aunque si tomamos como referencia todos los niveles, hay más mujeres que hombres en Gipuzkoa que tributan por este impuesto. La diferencia se sitúa en cada ejercicio en torno a 400-500 personas a favor de las féminas. Incluso en el segundo tramo, el de los contribuyentes que poseen entre 4 y 7 millones, también hay más mujeres (15 más).
Esa cifra superior de mujeres es la que provoca que su aportación en el Impuesto de Patrimonio esté cada año por encima de la de los hombres. Por ejemplo, 3.963 mujeres aportaron en 2016 el 52,6% de la recaudación total de este tributo frente al 47,4% que provino de 3.575 hombres. Su esfuerzo fiscal fue mayor, incluso, en los ejercicios de 2015 y 2012, cuando aportaron el 53,3% y el 53,8% de la 'tarta' guipuzcoana, respectivamente. Se podría decir, por tanto, que en Gipuzkoa hay más ricas que ricos. Y que pagan más cada año. ¿Se lo imaginaban?
Este reducido colectivo de féminas se queda, por tanto, al margen de la brecha salarial existente entre hombres y mujeres, un tema sobre el que la sociedad de hoy está cada día más sensibilizada. Según la Encuesta de Estructura Salarial de 2016, la última disponible, las mujeres vascas cobran un 24,4% menos que los hombres, lo que se traduce en 7.573 euros menos al año. Las ricas, en cambio, se quedan fuera de esta realidad...
Volviendo al Impuesto de Patrimonio, de los ocho tramos sobre los que está compuesto este tributo que grava a las rentas más altas del territorio, hay dos que están completados por poca gente. Se trata del ya mencionado de las grandes fortunas y, curiosamente, el otro lado de la moneda. Entre los que declaran hasta 700.000 euros de patrimonio hubo en 2016 un total de 179 guipuzcoanos, 92 hombres y 87 mujeres.
Contribución a las arcas
La Hacienda foral tiene reconocidos a 7.538 contribuyentes que declararon más de 700.000 euros en 2016, según la estadística correspondiente al ejercicio de ese año -últimos datos disponibles-. La contribución económica de estos ricos a las arcas comunes ascendió a 64 millones, un millón menos que el ejercicio precedente pero cuatro más que en 2014. La cuota líquida -el resultado que se obtiene aplicando a la cuota tributaria las deducciones, bonificaciones, adiciones o coeficientes previstos, es decir, los impuestos- de los años 2013 y 2012 fue de 57 y 33 millones, respectivamente, por lo que en cinco años casi se ha conseguido doblar la aportación que estos ricos realizan a Hacienda -también eran 900 contribuyentes menos en 2012-.
Si calculamos el importe medio que el club de las grandes fortunas ha tenido que abonar, nos sale una cantidad de 157.000 euros. Los hombres más pudientes del territorio abonaron esa cifra de media en 2016, lo que sirvió para que la Hacienda recaudara 14 millones. En el caso de las mujeres, se obtuvieron 13 millones y el importe medio fue de 166.666 euros.
El colectivo que abona el Impuesto de Patrimonio ha crecido respecto a 2012, ya que en cinco años hay un total de 7.538 guipuzcoanos que pagan por este tributo, 890 más que hace un lustro. Los millonarios han crecido casi en un millar en cinco años, a más de 170 por año, a medida que el territorio y el resto del país han dejado atrás una de las crisis económicas más graves de las últimas décadas. Tocaron techo en 2014 siendo un total de 8.093 y ahora están a cinco centenares de esa cifra.
Con todo, conviene aclarar que la norma aprobada por Bildu y el PSE en 2013 provocó que dejaran de estar exentas de declaración las participaciones empresariales, lo que aumentó la cifra de contribuyentes.
Las joyas de los hombres
Continuando con la lupa, se aprecian un puñado de curiosidades si nos atenemos a los diferentes conceptos de las declaraciones presentadas por estos contribuyentes. Uno de los que llama poderosamente la atención estriba en uno de los tres donde la inversión masculina es superior a la femenina. ¿Saben en cuál? En las joyas y pieles de carácter suntuario -también se incluyen vehículos-, donde la aportación de los hombres alcanza el 58,1%. En este concepto es donde entra el lujo, así en mayúsculas.
El patrimonio medio declarado en concepto de bienes inmuebles por las mujeres ascendió a 486.781 euros y es superior en un 7,2% al patrimonio medio de los hombres (454.182 euros).
En cuanto a los valores mobiliarios, el patrimonio medio declarado por las mujeres ascendió a 1.115.167 euros y es inferior en un 8,2% al patrimonio medio de los hombres (1.214.408 euros).
A base imponible media similar en todos los tramos (para mujeres y hombres), las mujeres pagan de importe medio menor cantidad que los hombres, a excepción de los dos últimos tramos (bases imponibles superiores a 3,9 millones de euros).
Añadiendo la variable de la edad (mayor de 65 años o no), las mujeres mayores de 65 años tienen mayor base imponible en todos los tramos (mayor que los hombres y mayor que las mujeres de 65 o menos años). Por ello, se concluye que las mujeres acumulan más bienes en la edad de jubilación, a partir de los 65 años.
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