Euskadi se aleja del «festival fiscal»

Urkullu, Azpiazu y Andueza han coincidido en que la política fiscal de Euskadi debe seguir orientada a «garantizar los servicios públicos y generar empleo» y siempre sobre la base de la «progresividad», rechazando así la eliminación de facto del Impuesto de Patrimonio promovida por el PP en Madrid y Andalucía. «Debemos ser muy responsables y medir muy bien las consecuencias de las decisiones». Azpiazu, por su parte, ha recordado que cualquier medida en Euskadi debe regirse por los «acuerdos bilaterales» que marca el Concierto Económico Vasco. El consejero de Hacienda no ha ocultado su «malestar» por la catarata de propuestas de las autonomías propuestas hasta ahora.

Tras la corrección en un 4% de los tipos de todo el tramo del IRPF llevada a cabo en julio por Gobierno Vasco y diputaciones, en virtud de sus competencias fiscales, el lehendakari anunció el pasado día 23 en el pleno de política general una nueva deflactación, que es la que el PSE-EE quiere definir en la reunión con el PNV para que sea realmente «progresiva» y ayude a los más necesitados.

El Gobierno de Navarra ha planteado este miércoles «medidas quirúrgicas que tengan un destino muy concreto» para «aliviar» a las rentas medias y bajas, como una «deducción extraordinaria» del IRPF a rentas menores de 32.000 euros que se trabaja con los socios de la legislatura. El Ejecutivo del PSN no ha querido polémicas con el también socialista Ximo Puig y ha eludido valorar si los 60.000 euros a partir de los cuales rebaja el IRPF la Comunidad Valenciana, son realmente una «renta media». Comunidades socialistas como Aragón, Castilla-La Mancha o Canarias estudian, a su vez, medidas fiscales.

El controvertido presidente regionalista de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, no ha perdido ocasión de terciar en este debate. Tras defender recientemente que Cantabria no bajaría los impuestos porque ello «agravaría la inflación», este miércoles ha virado y ha señalado que «si por ahí va la marea no nos vamos a quedar fuera». La comunidad vecina de Bizkaia entra así en la competición y va «a estudiar hacer algo en el tema impositivo», adoptando alguna rebaja fiscal «paliativa» dirigida a las rentas más bajas y que podría hacerse, aunque no es seguro –según ha precisado–, a través de los tramos autonómicos del IRPF.

El primer socialista en entrar la batalla fiscal ha sido el valenciano Ximo Puig, que saltándose las tesis del Gobierno de Pedro Sánchez, ha anunciado el martes que quiere reducir el IRPF a las rentas menores de 60.000 euros. Una medida que considera «progresista» y que defiende que sí a afecta a rentas medias y bajas. Su actuación ha descolocado al Ejecutivo de Sánchez, que no es partidario de rebajar tributos y que sopesaba incluso penalizar a las autonomías que fueran por libre.

El principal adalid de las bajadas de impuestos es el PP, que lo repite como un mantra, también aquí en Euskadi. Los más atrevidos han sido Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y Juanma Moreno Bonilla en Andalucía, reduciendo a cero la tasa del Impuesto de Patrimonio, hasta eliminarlo de facto, y reconociendo sin complejos su intención de atraer contribuyentes ricos a su comunidad, algo que provoca malestar en Gobierno Vasco y diputaciones forales. Murcia podría subirse al carro y en Galicia, donde hasta hace poco gobernó Alberto Núñez Feijóo, se han limitado a bonificar al 50% (un 25% más) este tributo a los más pudientes. Castilla-León, comunidad con gobierno de coalición de PP y Vox, de momento no ha movido ficha.