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Todos los esfuerzos de la histórica Astilleros Balenciaga de Zumaia por mantener su actividad han acabado haciendo aguas. Los trabajadores de la centenaria firma y ... principal constructor de barcos de la más alta sofisticación de Gipuzkoa recibieron ayer tarde la comunicación de que finalmente la empresa irá a un concurso de acreedores tras encallar su plan de reestructuración y financiación. Un plan que había sido homologado por el juez hace un mes y con el que pretendía esquivar el proceso al que se ve abocada ahora para resolver su situación de insolvencia financiera que le impide el pago a los acreedores, según pudo saber ayer este periódico a través de trabajadores de la firma.
El Fondo de Recapitalización de Empresas afectadas por el Covid (Fonrec), gestionado por Cofides, la compañía española de financiación del desarrollo, dependiente del Ministerio de Economía, que según consta en su memoria de 2023 otorgó financiación en formato de Préstamo Participativo, comunicó ayer su negativa a permitir ejecutar el plan homologado, rompiendo por completo cualquier esperanza de continuar, salvo improbable giro de 180 grados a lo largo del día de hoy. Trabajadores y sindicatos fueron informados ayer de esta decisión.
Según ha conocido DV, el plan de reestructuración presentado y aprobado por la mayoría de los acreedores permitía hacer viable la empresa a través de un plan que daba inicio con la venta de activos del grupo y el arranque con la construcción de dos barcos contratados este pasado julio, como adelantó este periódico el 8 de octubre. Fuentes de Cofides consultadas ayer, rehusaron realizar ningún comentario sobre las razones de su postura.
A pesar de contar con el apoyo de la mayoría de los acreedores de Balenciaga y con el respaldo de la plantilla durante estos meses de dificultades, finalmente Astilleros Balenciaga no ha logrado solución. De esta forma, el principal astillero guipuzcoano se ve abocado al cierre. Solo quedaría Zamakona en Pasaia, aunque la principal planta de esta empresa es la ubicada en Bizkaia. Murueta, también en el territorio vecino, es el otro astillero vasco que pervive.
71 Empleados
Trabajadores emplea el astillero en sus instalaciones, aunque la cifra de empleos indirectos sube a 600.
Balenciaga es una empresa muy arraigada en Zumaia. Emplea en sus instalaciones a una plantilla de 71 trabajadores, según los datos entre los años 2020 y 2022, y el personal inmerso en las distintas construcciones tuvo picos de 600 personas en términos de empleo indirecto. Superados obstáculos como el bache del Tax-Lease y la caída del petróleo, Balenciaga empezaba a remontar con la irrupción en el mundo del salmón (gracias al primer buque factoría destinado a este sector entregado en 2018 al armador noruego Norwegian Gannet) y a la demanda de buques para el mundo del Offshore Wind, nueva generación de buques similares a los construidos en las gradas de Zumaia para el sector del Oil & Gas.
Hacía cuatro años desde que Balenciaga no firmaba un nuevo contrato. Dos semanas antes del inicio de las restricciones por la pandemia del Covid, la firma guipuzcoana completó con la contratación de un buque factoría para el mercado del Salmón, el sexto buque que tenía en cartera. El resto eran un buque oceanográfico, un arrastrero, un buque multipropósito, un mercado salmón, y dos buques destinados a mantenimiento de parques eólicos marinos.
No obstante, ese último encargo se topó con obstáculos como una carga de trabajo elevada, inversiones significativas en marcha y una total incertidumbre global que impedían una actividad y planificación normal. El principal impacto que sufrió el astillero guipuzcoano tiene su origen en la cancelación del contrato, cuando el buque se encontraba en fase de pruebas finales.
A pesar de la delicada situación todos los buques han sido entregados a satisfacción de sus propietarios (el último en marzo de 2024 un Eólico Marino para un parque propiedad de Iberdrola), y estas embarcaciones están trabajando con éxito en la actualidad. Estos buques, al igual que los entregados por los astilleros vizcaínos Zamakona y Murueta, los otros dos existentes en el País Vasco, son la demostración de la alta cualificación tecnológica de los astilleros vascos y su industria auxiliar. El pasado julio, Balenciaga firmó un contrato para la construcción de dos buques multipropósito híbridos de última generación, vinculados al éxito del plan de reestructuración.
El auto judicial de octubre aprobaba las medidas de la empresa para sortear la situación de «insolvencia inminente», y consideraba que el plan de reestructuración ofrecía una «perspectiva razonable» de asegurar la viabilidad de la compañía en el corto y medio plazo. El Juzgado número 1 de lo Mercantil de San Sebastián permitía, de esta forma, al centenario astillero continuar su actividad y esquivar el concurso de acreedores, como adelantó en exclusiva este periódico en su edición digital. La luz verde judicial era importante para seguir adelante con este proceso, una vez que Balenciaga había conseguido la aprobación por parte de los acreedores. Una vez homologado el plan de reestructuración, se despejaba el camino para la entrada de un posible nuevo inversor y la puesta en vigor de los dos contratos firmados en julio de este año. Pero todo el plan se ha caído ahora debido a la negativa de Cofides a aceptar el plan de reestructuración.
Este salvavidas había sido aprobado por el Juzgado donostiarra, una vez que el auto de «homologación del Plan de Reestructuración de Balenciaga» había recibido previamente, en agosto, luz verde por sus acreedores. Tras las graves pérdidas provocadas por la cancelación de un buque, el astillero aún con actividad no pudo poner en vigor ningún contrato desde abril de 2020 dada la delicada situación financiera, optando por esta novedosa modalidad, cuyo resultado, a la luz del auto, daba una esperanza a superar el concurso de acreedores, que ahora se ha difuminado.
Recientemente, el Gobierno Vasco, a través del vicelehendakari y consejero de Empleo, el socialista Mikel Torres, recibió a una delegación de Astilleros Balenciaga, según publicó el propio Ejecutivo autonómico en su portal Irekia. En dicho encuentro se abordó la situación y posibles salidas. A tenor de la decisión, las distintas gestiones realizadas no han llegado a buen puerto.
Los sindicatos y trabajadores de Astilleros Balenciaga de Zumaia recibieron ayer la noticia de que Cofides, uno de los acreedores clave en este proceso, no aceptaba el plan de reestructuración homologado como vía para recuperar el dinero prestado, como un jarro de agua fría. «Nadie se explica qué se gana cerrando una empresa», señalaban varios empleados a este periódico, tristes con el desenlace. Las dificultades que atravesaba la empresa eran conocidas en la localidad costera, pero tanto los trabajadores, como los sindicatos y los responsables de la firma habían optado en estos meses por unirse en el trabajo discreto y la denodada tarea de salvar Balenciaga, manteniendo la discreción como vía para favorecer las negociaciones. La firma contaba con 71 empleados. Tras la inversión acometida en 2019-2020 que permitió duplicar la capacidad del astillero, el personal implicado directamente en las distintas construcciones llegó hasta las 600 personas, como de otros servicios, incluida la hostelería.
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