Sidenor transmite tranquilidad a la planta de Azkoitia tras el preacuerdo en Reinosa
La firma recibiría una inyección de 15 millones de euros del Gobierno cántabro para sostener el negocio de grandes piezas forjadas, según el comité de empresa
JULIO DÍAZ DE ALDA
Miércoles, 12 de abril 2017, 07:00
Sidenor, que en manos de José Antonio Jainaga y Marco Pineda ha vuelto a la vida al ser adquirida por capital vasco a la brasileña Gerdau, anunció el lunes a bombo y platillo la firma de un preacuerdo con Sodercan -el organismo del Gobierno de Cantabria más parecido a la Spri- para sostener la parte de grandes piezas forjadas (de hasta 70 toneladas de peso) y fundidas (hasta 140) de la planta de Reinosa, la única que la compañía vasca tiene en tierras cántabras.
Ese primer mensaje oficial no ofreció demasiados detalles, más allá de que ese segmento de gigantescas piezas de acero (desde cigüeñales de barco a enormes cilindros para el propio negocio siderúrgico) atraviesa «una situación difícil». Por eso, y por los 500 puestos de trabajo que representa en la planta campurriana el negocio en cuestión es por lo que Miguel Ángel Revilla salió al rescate.
Pero la operación, cuyos detalles, al menos en parte, fueron ofrecidos después por el comité de empresa de la planta mientras la discrección imperaba en la compañía, dejó una importante pregunta en el aire. No para Cantabria, sino para Euskadi; en concreto, para Azkoitia, que acoge un tren de laminado casi idéntico al que también alberga la planta de Reinosa (con 120 empleados dedicados a la producción de barras gruesas de acero especial). Son éstas dos factorías que compiten entre sí y de las que, se supone, en el futuro solo podría mantenerse una. Al menos ese fue el mensaje lanzado por el propio Jainaga el día en que comunicó la adquisición de Sidenor a los brasileños. En definitiva, o Azkoitia o Reinosa (hablamos de la laminación); las dos vivas al tiempo parecía imposible.
La contundencia de entonces parece haber remitido. Al menos, la premura por tomar una decisión al respecto. Desde entonces, Sidenor ha logrado permiso de la autoridad laboral para un ERTE en todas sus plantas y ha cerrado con la mayoría sindical un acuerdo a cinco años.
Pero el pacto con el Gobierno de Cantabria, que -siempre según declaraciones del comité de empresa- incluye una inyección de 15 millones de Sodercan en el área de grandes piezas e inversiones de 4,5 millones también para la laminación, a la que se la garantizaría durante tres años el actual nivel de producción, ha despertado al fantasma.
Sin impacto en Euskadi
Este diario planteó ayer a Sidenor la 'pregunta del millón': ¿Y Azkoitia? Y recibió una respuesta que puede ser traducida como un mensaje de tranquilidad. «El preacuerdo con Sodercan se limita al segmento de actividad de grandes piezas forjadas y fundidas de la factoría de Reinosa y no afecta a las plantas vascas», aseguraron fuentes oficiales de la compañía.
Cuestionada la compañía sobre la posibilidad de que, de algún modo, Azkoitia perdiera pedidos en beneficio de Reinosa, las mismas fuentes aseguraron que «no hay ninguna previsión de trasladar producción» de un tren de laminado a otro. La empresa zanjó así el asunto, aunque explicó también que en la instalación del Urola Erdia, que trabaja al 50% en dos turnos, no se ha aplicado el ERTE. Algo que no ocurre en Reinosa, donde ese ajuste temporal de empleo sí está vivo, aunque, de nuevo según el comité de empresa, podría quedar en suspenso cuando entre en vigor el acuerdo con Sodercan, salvo que empresa y sindicatos entiendan lo contrario.
Según ha podido saber DV, el escenario no tiene por qué ser negativo para Azkoitia, que por cercanía a Basauri (el núcleo principal de Sidenor) y por costes logísticos podría tener cierta ventaja frente a Reinosa. A esto se suma que el grupo acerero nunca ha ocultado que la venta del negocio de grandes piezas a un tercero es algo más que una mera posibilidad. Si ésta se llevara a cabo, es evidente que la planta campurriana quedaría algo 'descolgada' del corazón vasco de la firma.
Aún así, las espadas siguen en lo alto, y Sidenor debera, en buena lógica, tomar una decisión. A nadie se le olvida que el Gobierno Vasco ha condicionado cualquier apoyo financiero a la firma de Jainaga a que se mantenga la actividad en Euskadi. Al tiempo, la Diputación de Gipuzkoa trabaja también para facilitar una solución al asunto.
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