Urriza también es Urriza de zaguero

Endika Barrenetxea y Javier Urriza completaron la mejor de sus cuatro actuaciones. Hasta el momento, a falta de brillantez, habían debido recurrir al trabajo y al oficio para alcanzar la final. De hecho, Aritz Juanenea e Imanol Ansa les habían derrotado con cierta holgura en la fase de eliminatorias. Sin embargo, la diferencia observada aquel día en el juego no bastó para que los momios de salida se inclinaran a favor del de Saldias y el de Urnieta. La cátedra intuía algo.

Urriza sacó bien en el primer joko, guardó bien el sitio y no se dejó dominar por Ansa. Unos metros más adelante, Barrenetxea se olvidó de jugadas alegres y de dos paredes. Prefirió castigar atrás para impedir que el actual campeón individual entrara en contacto con la pelota a la altura del cuadro ocho y en carrera.

Imanol Ansa no pudo tomar la iniciativa y dirigir las operaciones como en el anterior duelo entre estas dos parejas. Alternar los saques desde el ancho y el centro no le dio el resultado perseguido. Tampoco Juanenea estuvo cómodo y creó dificultades a los contrarios. Barrenetxea IV y Urriza tomaron ventaja gracias al 8-15.

Cambió el panorama en el segundo joko. Por las dos partes. Urriza no dio tan buena dirección a los saques, si bien Barrenetxea mantuvo el tipo y elevó algo su tono de juego. En el otro bando, Ansa encontró más pelota para atacar y formó un buen dúo defensivo con Juanenea, menos eficaz en el apartado ofensivo.

Tras avanzar igualados hasta el 7-7, Barrenetxea IV y Urriza cobraron tres tantos de ventaja, 7-10, confirmados tras la falta de saque de Ansa que significó el 8-11, momento en el que Juanenea asumió responsabilidades. Varios latigazos suyos voltearon el marcador: 13-11 y 14-12. La tensión iba en aumento, al igual que la calidad del juego.

Emerge Juanenea

Juanenea y Ansa estaban a un tanto del desempate. Pero Urriza no había dicho la última palabra. Consciente del riesgo que suponía ir al tercer set, entendió que era el momento de poner toda la carne en el asador. Una falta de entendimiento de los colorados –ambos dejaron pasar la pelota– dio la oportunidad a los azules (14-13).

Urriza cruzó perfecta la pelota al cuadro diez imposible en el 14-14. Y acto seguido, tras defenderse Juanenea y Ansa con uñas y dientes, el de Pamplona encontró la pared izquierda y la pelota no regresó al frontis: 14-15.

Endika Barrenetxea, hambriento de un triunfo de este calibre, se fundió en un abrazo con Javier Urriza, al que la abundancia de txapelas no resta un ápice de ilusión cuando alcanza el triunfo. Después de despejar gracias al éxito en el Sagardoaren txapelketa las dudas sobre su participación en un Campeonato Individual en el que será bienvenido de nuevo, ganar fuera de su posición natural refuerza su candidatura. Urriza es Urriza donde sea. También de zaguero.