La última apuesta por Aimar Olaizola en el Atano III

Saben lo que dicen. Han visto mucha pelota. «48 años llevo trabajando en esto y yo diría que de todo lo que he visto, Aimar es lo mejor. Si me apuras, le incluiría en un grupo junto a Irujo, Retegi II y Titín, pero no más», dice Hilario. Argumenta semejante categorización. «Es que ha sido espectacular como pelotari y además un tío sencillo, sin broncas o polémicas con los jueces en el frontón. Siempre ha sido un deportista serio y elegante».

El ojo crítico de Hilario supo hace tiempo que el pequeño de los hermanos Olaizola llegaría lejos. «Me acuerdo de la grata impresión que me causó un día en Azpeitia, sería el día San Ignacio de no sé qué año, pero siendo él un chaval. Jugó a parejas teniendo enfrente a todo un Titín y dio un recital».

Pero hoy, en el Atano III, la víspera de que el campeón juegue aquí su último encuentro, Hilario rememora una de sus grandes tardes. «Recuerdo con cariño aquella final manomanista de 2005 disputada en este mismo frontón donde Aimar superó a Irujo con una gran remontada. ¡Qué fue aquello! Perdía 15-6 y acabó imponiéndose 18-22. Te puedes imaginar cómo se puso la gente. Aimar aquí siempre ha tirado más que Irujo. La gente le ha querido más, probablemente porque se le ha visto como un pelotari muy serio y humilde».

A los corredores de apuestas se les ha acumulado el trabajo cuando Aimar estaba en la cancha. «Hoy eso ha bajado mucho, ya podía ser como en sus años de bonanza», lamentan. «Aimar siempre ha atraído a más gente de lo habitual a los frontones. Recuerdo que hubo un 'boom' cuando empezó a despuntar de joven. Y de las apuestas qué te voy a decir. La gente ha tenido fe en él. Ha sido un ganador nato», sostiene Hilario.

José Luis Landa corrobora todo lo expuesto por su colega desde sus 35 años de experiencia en las canchas. «Claro que los pelotazales han inclinado el dinero a favor de Aimar, entre otras cosas porque ha sido un pelotari que ha hecho muy poco el ridículo en los frontones, y eso que todo el mundo puede hacerlo a lo largo de una trayectoria tan larga, pero él ha fallado muy poco. Y luego está el aspecto afectivo. La gente le ha querido mucho a Aimar».

El ambiente en las gradas, algo que valora sobremanera el corredor, ha sido «una gozada» con Aimar en la cancha. «Siempre ha llevado afición y me acuerdo de aquel ciclo de enfrentamientos contra Irujo donde se llenaba todo hasta arriba por muy caras que se pusieran las entradas».

Como aficionado y buen conocedor de la pelota, José Luis resalta que el goizuetarra «ha manejado todos los recursos, ha sido un gran profesional y ha sabido adaptarse a diferentes estilos cuando se lo han exigido los rivales, como es el caso de Irujo. La gente, el pelotazale, ya se dio cuenta de lo que venía desde que era chaval. Aquel golpe seco desde el cuadro tres-cuatro que mandaba al rebote... aquello era calidad. Ha sido espectacular. Los pelotazales no podemos más que decirle 'Eskerrik asko' ahora que lo deja. No hemos tenido demasiado trato fuera del frontón, pero en esa faceta también ha sido ejemplar, siempre correcto. Cómo te diría para resumirlo. Le pondría a la par de Dios como pelotari. Te digo todo con eso».

La ovación de pasado mañana en el Atano III será de las que marcan época, según avanzan los dos corredores de apuestas. Hilario está convencido de que «va a ser una tarde especial porque una despedida a una persona que aprecias tanto siempre lo es. Personalmente, me da pena que lo deje. Hasta que vuelva a salir alguien como él... Sí, está Altuna, pero necesitamos media docena así».

José Luis, en el mismo tono nostálgico que su compañero, señala también que «el ambiente de mañana va a ser muy bonito por quién es el protagonista. Incluso la gente que no ha ido a los frontones en los últimos años tiene motivos para ir esta vez».

Los dos le echarán de menos. Miran el póster con el que posan para la foto y, tras un largo silencio, zanjan: «¡Qué bueno ha sido!». «¡Qué pena que no vaya a jugar más!». Citan, para terminar, dos detalles en los que solo los más observadores se fijan y solo los más sabios valoran. «Antes de los partidos, en el pasillo de vestuarios, ahí le veías hacer estiramientos con total concentración», apunta Hilario. «Y después de jugar, al salir de la ducha, muchas veces se quedaba a ver el tercer partido, cosa que muy pocos harán», añade José Luis. Mañana cantarán su última apuesta por Aimar en el Atano III.