Rafa Etxeberria: «Sus finales contra Martinez de Irujo subieron el precio de la cancha a 150 euros»
Rafa Etxeberria, quien fuera taquillero y gerente de Asegarce, recuerda la gran demanda de entradas que generaba Olaizola II
Rafa Etxeberria (Pamplona, 52 años) tiene una visión privilegiada de lo que Aimar Olaizola ha jugado y ha movido en el Atano III. Primero ... en la empresa Eskulari –dirigida por su padre– y luego en Asegarce se ha encargado de ámbitos como la producción de festivales y la gestión de taquillas. «He visto todas las finales del Atano desde 1985 y, por supuesto, todas las de Aimar, que ha marcado una época. El de goizueta trajo un 'boom' de gente a las finales sobre todo disputadas con Irujo. Con él se puso por primera vez el precio de la entrada en la cancha a 150 euros. Fue entre 2007 y 2010. Luego se llevaron esas tarifas a Bilbao entre 2012 y 2013, pero nunca más se repitieron».
Etxeberria confirma que la afición se ha volcado tradicionalmente con Aimar. «Si había un aforo para 1.800 entradas, la demanda en las finales de Olaizola II podía ser de 4.000 o 5.000 pelotazales. A él se le daban unas 125 para sus compromisos, pero siempre andábamos contándolas. Además, Donostia siempre ha sido más cercano para los aficionados navarros, habituados a sus restaurantes o a su casco viejo. Les ha costado más después trasladarse a Bilbao. El ambiente en el Atano con Aimar era espectacular, como una bombonera. Cada afición apoyaba a su pelotari, pero entre los imparciales, siempre se ha querido más a Aimar».
El exgerente de Asegarce recuerda a un Olaizola II «muy meticuloso con la preparación, y metódico en lo que eran las rutinas de los días previos, la alimentación, el llegar con tiempo al frontón... En esas cosas no fallaba». Y deportivamente reconoce que «por sus facultades, se ha podido amoldar a diferentes sistemas de juego, algo que es muy complicado. Incluso en un mismo partido podía cambiar de manera de jugar». Con todo, a Etxeberria no le duelen prendas en reconocer que «Aimar ha salvado muchas veces a la empresa. Ha sido una garantía en el mano a mano y en parejas, donde se trataba de equilibrar, pocas veces se le ponían los mejores zagueros».
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