El triunfo de Agirre y Albisu echa más madera a la huelga

Si alguien aventuraba que la posible huelga de Agirre, Albisu y un buen número de sus compañeros carecería de influencia en el desarrollo deportivo del Campeonato de Parejas, andaba desencaminado. La victoria de la pareja de Baiko, cuyos dos componentes pertenecen al colectivo en disputa con la dirección de la empresa, les permite llegar con opciones de ser finalistas al próximo fin de semana, el primero de la convocatoria de paro y correspondiente a la tercera jornada de la liguilla.

¿Qué pasará? De momento nadie lo sabe. Solo un acuerdo en los próximos días evitaría la horrorosa situación de tener que encontrarles sustitutos en la plantilla de Baiko u obligar a suspender su partido contra Ezkurdia y Martija. ¿Se les daría la victoria 22-0 por incomparecencia? Son meras especulaciones porque queda mucha tela por cortar, pero la tesitura en la que se encuentra Baiko invita a las conjeturas.

Feliz por la victoria y por una destacada actuación personal rubricada con la parada al txoko que significó el triunfo por 14-22 ante Jaka y Zabaleta este sábado en el Bizkaia, Asier Agirre, que ha renovado para dos años y medio con Baiko, se mostró esperanzado. «Ya se verá. Queda mucho tiempo. Todavía estamos a sábado. Lo que venga, vendrá. Soy optimista y espero que todo vaya por el buen camino».

Seguro que el delantero pamplonés de La Rochapea se acordó en algún momento de su amigo Unai Laso, al que la falta de acuerdo para la renovación le ha privado de defender los derechos deportivos adquiridos sobre la cancha. La Liga de Empresas de Pelota a Mano (LEP.M) entiende que «la inexistencia de una relación laboral vigente entre un pelotari y la empresa a la que pertenecía al comienzo del campeonato constituye causa de imposibilidad para participar en competiciones de este organismo».

No existe ninguna licencia deportiva expedida que pudiera ampararle. Se trata de una competición privada de las dos empresas que engloba la LEP.M, sin ningún amparo federativo.

Lo bordó Agirre en su primera aparición en una competición de máximo nivel. No solo porque acabara con once tantos hechos y solo uno perdido, la parada al txoko que se le fue bajo chapa en el 14-17. Influyó en el juego, sus contraataques lastimaron a Jaka, defendió tan bien como siempre y mantuvo la calma cuando una reacción de Zabaleta permitió a los líderes indiscutibles de la primera fase sobreponerse a un inquietante 3-9 y acercarse dos veces a un solo tanto: 11-12 y 12-13.

Creyó Agirre en su zaguero. Hizo bien porque Albisu sujetó las acometidas de Zabaleta, menos poderosas y más intermitentes de lo habitual. Aparcados sus dos errores iniciales, el ataundarra cogió altura en el frontis, extendió la pelota con las dos manos y arrimó a menudo a la pared izquierda para neutralizar la derecha de su rival de posición, menos agresiva de lo habitual.

Tampoco Erik Jaka contribuyó demasiado en el lado opuesto. «He jugado un partido para olvidar, con unas sensaciones malísimas», confesó. «Han sido semanas raras. Me he encontrado sin ritmo, fuera de sitio. No he hecho nada». Hizo también referencia a dificultades físicas. «Desde un principio notaba que las piernas no me iban. Pegaba dos esprints y me ahogaba. Es algo que se me escapa».