Aparcadas las mascarillas, manda la pelota

Nuestra memoria es selectiva. De no mediar un repaso a las fotografías del Torneo Bankoa ABANCA-DV del año pasado, disputadas el 26 de diciembre, costaría recordar que el público llevaba todavía mascarilla en los frontones. Los propios pelotaris recogieron las txapelas y los trofeos con los cubrebocas puestos. Aunque su uso obligatorio se mantiene en determinados lugares, la pelota se ha despojado de esa exigencia.

Desde ese punto de vista, las finales de este sábado a las 11.00 horas en el Aritzbatalde de Zarautz (ETB4) también suponen la vuelta a una normalidad no tan común durante un tiempo cercano. El Covid-19 impidió en 2020 culminar una edición que llegó a arrancar y debió detenerse tras completar unas eliminatorias. Por eso no aparecen campeones de ese año en el palmarés. Se retomó en 2021 bajo las normas sanitarias que requería el momento.

Las finales de 2022 parten con una ausencia significativa. Una dolencia en la rodilla derecha impide a Laia Salsamendi, manista navarra de 16 años, defender una opción ganada gracias a dos victorias convincentes. Su esperanzadora vuelta a las canchas después de once meses de ausencia tras una rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda se ha visto truncada por una lesión cuyo diagnóstico definitivo desconoce de momento. Está pendiente de la resonancia magnética a la que se someterá la semana próxima. Las previsiones son pesimistas.

Como no podía ser de otra manera, Salsamendi ha recibido la invitación de los organizadores para asistir este sábado al Aritzbatalde, donde seguro que recibirá muestras de cariño y el ánimo de los pelotazales.

Miriam Arrillaga, la semifinalista perdedora con mejor tanteo, cubre la baja de la manista de Isaba afincada en Etxauri para enfrentarse a Amaia Aldai en la primera de las tres finales de un festival que comienza a las 11.00 horas. El cuatro y medio esperaba a ambas. La zaguera de Aginaga hace frente a un compromiso exigente ante la delantera de Dima, finalista por tercera vez consecutiva, ganadora en 2019 y subcampeona en 2021.

Aldai pretende inscribir por segunda su nombre en un palmarés que Miren Larrarte inauguró en 2018. La participación, como en los chicos, está reservada a los menores de 24 años, razón por la que Olatz Arrizabalaga no ha podido defender su éxito del año pasado. La de Gernika supera esa edad.

Un repaso a la lista de ganadores desde que este torneo comenzó a rodar en 1992 desvela que como mínimo alguno de los ganadores de cada edición ha llegado al profesionalismo. Incluso dos de los cinco campeones de la última figuran actualmente en la máxima categoría, Aimar Morgaetxebarria en Baiko y Hodei Exposito en Aspe.

Por ahí comienza a entenderse la repercusión alcanzada por una competición apreciada tanto por los jóvenes participantes como por los pelotazales que siguen de cerca el campo aficionado. Las finales movilizan a los seguidores más jóvenes y las pancartas de ánimo permanecerán colgadas en algunos puntos del Aritzbatalde. Desde Goizueta, pueblo ligado estrechamente a este deporte, llegarán gentes de más de 80 años junto a cuadrillas de 18 y 20 para arropar a sus dos últimas joyas, Antton y Beñat Apezetxea. Viven la pelota y no les dejarán solos.

Beñat Apezetxea-Ander Arroita, sólidos como pocos, y Unai Amiano-Carmelo Loza, superiores en pegada sobre el papel, buscarán las txapelas de promesas. El zurdo irundarra Amiano ha exhibido frescura, pegada y capacidad de remate. Pone lejos la pelota a bote y siempre tiene lista la zurda para culminar. Loza atrasa más que Arroita, pero la valentía y la capacidad de lucha forman parte del aval de un Apezetxea que juega también para la historia. Treinta años después de que su padre, Juantxo, ganara el torneo, Beñat no quiere ser menos.

Gorka Ugartemendia llega a la final sénior reforzado por la exhibición de pegada ofrecida en la semifinal del Beotibar. Su derecha brilló con luz propia y está a una victoria de repetir un logro firmado recientemente por Iosu Eskiroz y Aimar Morgaetxebarria: ganar dos años consecutivos en distinta categoría.

Cuenta con el acompañamiento de un delantero de la talla de Josu Igoa. Pero ojo porque se miden a Iñaki Elola, bombardero capaz de causar estragos con el saque, y un seguro de vida como Antton Apezetxea. El pescado no está vendido. Ni mucho menos.