Jokin Altuna: «Me exigí demasiado tras la txapela de 2018 y acabé desfondado»
final del manomanista ·
El amezketarra cree que «a la larga me ha venido bien mi preparación en el confinamiento; en la vida me he entrenado más que aquellos meses»Jokin Altuna habla desde la experiencia acumulada en seis participaciones en el Manomanista sin perder la frescura de sus 24 años. Analiza lo hecho hasta ... ahora con el objetivo de mejorar en el futuro. Sin perder la perspectiva de que «el valor de un pelotari lo da su rendimiento durante todo el año», le motiva la final del domingo contra Erik Jaka en el Bizkaia de Bilbao.
-La pregunta es obligada. ¿Cuántos bocadillos suyos se comió Jaka?
-Todavía no he leído su entrevista, pero ya me han comentado algo. Muchos. Erik siempre ha tenido buen apetito. Si le dabas tres bocadillos, desaparecían todos. Yo, en cambio, comía muy poco hasta los 16 años. Era muy delgado. Más de una vez no sentía hambre. Mi ama no conocía esta historia de los bocadillos. Hemos comido con el abuelo, y ella ha comentado que tenía interés por leer lo que decía Erik. Seguro que se ha llevado un disgusto terrible -bromea-. A ver lo que me dice a la noche. El gasto que ha hecho conmigo en comida, y para nada.
-Primera final entre dos guipuzcoanos desde 1955.
-Hoy en día hay muchos guipuzcoanos y se puede repetir. Eso no significa que los guipuzcoanos tuvieran antes menos nivel, pero casi todos los que mandaban eran navarros. Esa dinámica ha cambiado un poco. Están Ezkurdia y Bengoetxea VI, y vienen jóvenes buenos en Navarra. También hay que tener en cuenta a Urrutikoetxea, vizcaíno. Un poco de todo.
-¿Conoció a Joxe Arriaran y a Miguel Soroa, finalistas de 1955?
-No recuerdo haber estado con ninguno de los dos. Igual meto la pata, pero creo que no.
«Echo de menos a Saralegi en la silla, todavía estamos a tiempo de reconducir el tema de los botilleros»
«Si no gano una txapela que sea porque alguien ha sido mejor, no porque me elimina un virus»
-No hay alegría sin sufrimiento.
-Así es. Menos aún en un campeonato tan corto y exigente porque jugar semana a semana es diferente de hacerlo cada quince días. Además, me ha tocado competir los domingos y suelo estar cansado los lunes. El próximo compromiso llega enseguida. Elegimos material mañana y estaremos ya a las puertas de la final. También lo saboreas más cuando te clasificas con sufrimiento. El domingo estaba muy contento.
-¿Tan mal lo pasó contra Darío?
-Muy mal. El partido contra Joseba fue muy duro pero cuando tienes el marcador a favor es diferente. Darío se adelantó 10-7 y 15-14. Además tenía el saque. Cuando toca restar lo ves muy difícil, llegas a pensar que te puede clavar cinco tantos en cinco minutos. El 15 iguales fue importante. A partir de ese momento mandé en el peloteo y jugué mejor.
-¿Sufrimiento físico o mental?
-Sobre todo mental. Hoy en día todos estamos bien preparados físicamente. Nos cansamos y pasamos baches en el partido, pero nos recuperamos. Sucede que no es fácil asimilar algunas situaciones. Cambié de táctica y empecé a jugar más largo, algo que quizá debí hacer desde el inicio. Darío me sorprendió en el primer tanto y me obligó a cambiar de idea. Hasta el tanto 15 no tomé las riendas del partido. Sacó mucho, había velocidad y él se sentía cómodo. Yo, en cambio, sufría. A veces vas igualado en el marcador y disfrutas. El domingo, en mi caso, no ocurrió eso, sino lo contrario.
-¿Llegar a esta final ha sido más complicado que en 2018?
-Aquel año gané el primer partido a Julen Retegi, luego a Urruti y después a Ezkurdia. Iba a los partidos como ahora Darío. Muy tranquilo, sin miedo a perder. Además, me iba encontrando cada vez mejor y la sorpresa era mayor. El día de la final contra Aimar estuve un poco nervioso, pero hasta entonces muy tranquilo. Ahora es distinto. Hace dos años no era uno de los favoritos para la txapela y esta vez figuraba en ese grupo.
-¿Se siente mejor pelotari que entonces?
-Siempre he dicho que un pelotari es más completo con 22 años que con 20; y con 24 más que con 22. Noto mejoría física temporada a temporada y creo que todavía tengo margen. Decimos que queremos seguir mejorando pero a partir de los 30 años el deportista empieza a dosificar. Sentirte mejor pelotari no significa que vayas a jugar mejor la final.
-¿En qué ha variado su juego?
-Me veo más entero que hace unos años. Aprendes a base de partidos, adquieres experiencia, asimilas mejor el ir por detrás en el marcador. Ahora bien, eso no me garantiza nada para la final. Es un gran día y toca dar la talla.
-¿Le ha favorecido un verano menos ajetreado que los anteriores?
-En octubre la pelota ya me salía rápida de la mano en los partidos de parejas. Ha sido un verano muy distinto, con un partido a la semana. Los cuatro o cinco años anteriores la exigencia era más alta. El pelotari lo nota. Todo tiene su lado positivo y negativo. En mi vida me he preparado más que durante el confinamiento. Nos entrenamos el copón. Había momentos en los que me enfadaba y le preguntaba de mala gana al preparador por qué si no sabíamos ni cuándo íbamos a empezar. A la larga, sin embargo, viene bien.
-¿Cambia la vida de un pelotari una txapela manomanista?
-Tú la tienes presente, pero la gente se olvida rápido. Lo hecho no vale para que se repita. Lo único que enseña es que se consigue con trabajo. No puedo vivir del pasado. Haber ganado en 2018 y repetir en 2020 sería la leche porque cuando empecé en el Manomanista pensaba que lo haría bien pero no tanto como para estar en disposición de ganar la segunda txapela a los 24 años.
-¿Supone un plus de exigencia llevar todo el año la camiseta roja?
-El nivel de exigencia es el que te pones tú mismo. Yo me lo puse muy alto. Me equivoqué. Me exigí demasiado y acabé desfondado. Me sentía obligado a ganar todos los partidos del verano, me pusieron combinaciones muy difíciles. Y al final me lesioné porque estaba agotado mentalmente. Cuando ganas la txapela tienes más nombre y la sensación es agradable, pero tu nivel es el mismo, no sube. Al final es un mes de la temporada. El valor del pelotari lo da su rendimiento durante todo el año. Si gano la segunda txapela este domingo o en otra ocasión, lo sabré llevar mejor que la primera. Eso creo.
-¿Es posible ser competitivo restando saques a bote?
-El día de Darío quería alternar. Su saque me daba miedo y no sabía bien cómo contrarrestarlo. Me sorprendió que fuera lanzado a por el aire en busca de mi primer resto, en el que me puse a bote. El segundo se me fue arriba. El mismo partido te enseña. Aunque la falta se ha adelantado al seis y medio, pienso que casi todos vamos a restar de aire.
-¿Que su rival sea Jaka hace distinta la final?
-Todas las finales son especiales porque valoras lo que cuesta llegar allí. Me alegro un montón por Erik porque sé que ha trabajado muchísimo. Progresa paso a paso y también por eso va a ser especial. De todas maneras, será muy bonito para el ganador e igual de duro que otras veces para el perdedor. A partir de la elección cada uno deberá mirar por lo suyo.
-¿Cómo se le juega a un amigo?
-Ya hemos sido rivales antes, pero no en una final. No es lo mismo que en cuartos o en una liguilla. Veremos quién está más tranquilo el domingo y quién juega mejor sus bazas.
-¿Vivía más tranquilo con Ekaitz Saralegi en la silla?
-Sí. Claramente. Le echo en falta. Hablamos a menudo por teléfono. Me ayuda. Sé que se alegra incluso más que yo cuando gano. Lo pasa mal desde casa. Suceda lo que suceda el domingo, haremos una comidita la semana siguiente.
-Reivindica a menudo la figura del botillero.
-He jugado la eliminatoria de cuartos de final solo; la semifinal, solo y el domingo volveremos a estar solos. Quien ha sido pelotari sabe que esos días no son fáciles y ayuda tener a alguien que sabes que te va a aconsejar bien. Todavía estamos a tiempo de reconducir el tema de los botilleros. Si para los pelotaris es beneficioso disponer del botillero, también para las empresas.
-¿Echa de menos el aplauso?
-También ver a la gente. Te gusta conseguir un buen tanto y darte cuenta de que un seguidor tuyo lo celebra. También cuando estás mal notas la reacción de la gente. Es lo bonito de la pelota y esperemos que la afición vuelva pronto a los frontones.
-¿Abruma ese vacío?
-Últimamente siento que he vuelto a mis inicios como pelotari. De pequeños jugábamos con pocos espectadores. Viajo en coche de casa al frontón vestido con los pantalones blancos. En definitiva, tenemos suerte de poder jugar los campeonatos y no vamos a quejarnos por ello.
ALTUNA III
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Nombre: Jokin Altuna Altuna.
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Edad: 24 años (27-3-1996).
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Nacido en: Amezketa.
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Estatura: 1,80 m.
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Peso: 73 kg.
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Palmarés: una txapela del Manomanista (2018), una del Cuatro y Medio (2017), tres subcampeonatos del Cuatro y Medio (2016, 2018 y 2019) y un título en el Torneo San Fermín del cuatro y medio (2019).
-¿Ha ido sin acompañante a los tres partidos anteriores?
-El domingo también iré solo a Bilbao. Voy tranquilo, a gusto. En las victorias tienes ganas de llamar a la madre, al padre y a la hermana para comprobar que están felices. Si pierdo el domingo, regresaré a casa a mi bola, tranquilo. Al aita le gusta ir al frontón. La ama va menos porque se pone muy nerviosa. Sienten pena de no poder ir, pero es lo que hay.
-¿Cuánto tiempo hace que no cena con los amigos?
-Dos meses. Me entreno y no salgo de casa. Tenemos la tienda debajo de casa, hago la compra. Nos gusta la pelota y es nuestro trabajo. Si no gano una txapela que sea porque me han superado y alguien ha sido mejor, no porque me elimina un virus. No sabes dónde puedes contagiarte, pero hay que cuidarse.
-¿Con qué mata el tiempo?
-Mi hermana vive cerca y la visito una vez a la semana para que me explique los trabajos de la Universidad. Me he comprado una bici estática, veo películas...
-¿Encontró solución al problema con las lentillas que vivió una semana antes de comenzar el Manomanista?
-Las cambié. Hasta ahora llevaba un tipo de lentillas más secas. Me dieron otras con más líquido y me van mejor. Aquel partido sucedió que llevaba tres días sin ponerme lentillas, solo con las gafas, tenía los ojos secos y se me movían. He decidido llevar más pares al frontón. Cinco en lugar de dos, por si acaso.
-¿Tanto le ha bajado la vista?
-Tengo 2 dioptrias en un ojo y 2,25 en el otro. No veo la pelota desde el seis. He jugado con 0,75 y ves. Pero con 2,25 no sabes a dónde viene el saque del contrario hasta que se aproxima la pelota .
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