Beñat Urretabizkaia: «Me gustaría que me recordasen como un pelotari alegre que tenía garrote»

– ¿Cuándo le comunican que no renueva con Baiko y que tiene que dejar la pelota profesional?

– Acababa contrato el domingo y viendo la lesión que tenía no podía seguir jugando. La empresa se dirigió a mí y los médicos me dijeron que lo mejor era dejarlo. Tengo dos hernias discales, pero puedo hacer vida normal. Al principio me costaba incluso ir a por el pan –desde hace cinco meses reside en Tolosa–, fue un golpe muy fuerte. Nunca crees que puede pasarte a ti, pero en la vida hay otras cosas además de la pelota. Comencé a notar mejoría cuando inicié la rehabilitación

– ¿Quién lo hizo?

– Hablé con Joserra Garai y también con Iñigo Simón, el médico de la empresa. Tomamos una decisión consensuada.

– ¿Se lo esperaba?

– Si viera que era una lesión sin riesgo, hubiese seguido jugando, pero eso sería peor para mí. No quiero quedarme sin poder andar ni correr. Patxi Ruiz e Iñaki Iza también tuvieron que dejarlo en su día por el mismo motivo.

– ¿Lo mejor en estos cuatro años y cinco meses de profesional?

– La gente que he conocido y los amigos que he hecho. Soy un poco charlatán y me gusta hacer bastantes bromas.

– ¿Lo peor?

– Las lesiones. Tuve rachas buenas de juego en las que me respetaron las manos, pero cortas. No he podido tener continuidad. Y también el ERTE y la huelga.

– ¿Su día más feliz?

– El del debut, fue el 27 de febrero de 2017 en el Beotibar de Tolosa, en plenos carnavales. Jugué con Víctor ante Tainta y Beroiz. Creo que ganamos 18-22. Vendí más de 200 entradas entre los vecinos del pueblo. Luego nos fuimos a cenar a una sidrería de Tolosa y después juerga.

– ¿Y el mas triste?

– El que me comunicaron que tenía las dos hernias discales.

– ¿Su mejor partido?

– Hace un año en Zestoa, correspondiente al Parejas Promoción. Arteaga II fue mi delantero y Zabala y Erostarbe los rivales. Y perdimos 22-20.

– ¿Y el más nefasto?

– Fue un partido de empresa a parejas, la noche de un viernes, justo después de debutar. Arrastraba un mal de manos y lo pasé muy mal ante Ladis Galarza.

– Tuvo que cambiar de posición, de delantero a zaguero, como le sucedió a Jaunarena.

– Era delantero desde que comencé en aficionados, pero un día fui a entrenar y Salva Vergara me puso atrás. Le gustó lo que vio, pero se me hizo un poco raro al principio. Debuté como zaguero.

– ¿Qué aprendió de esa experiencia?

– Fue un cambio muy brusco, me costaba ponerme a la pelota. No sabía cuándo bajar a cubrir el txoko ni cuándo tenía que defender o atacar. Adelante, el juego era más rápido. Atrás, debías ser más constante, meter la pelota en el verde y no fallar. Dentro se ve de una manera diferente.

– ¿Ha tenido alguna otra lesión grave en su carrera?

– De delantero me apañaba cuando tenía problemas de manos, podía entrar menos a la pelota, pero de zaguero estás vendido. No puedes esconderte y he sufrido más de lo que esperaba porque el golpeo es más agresivo.

– ¿De quién ha aprendido más?

– Los primeros años en Asegarce entrené con Pablo Berasaluze y me enseñó muchas cosas. Me hubiera gustado aprender de Abel Barriola, que también pasó por problemas de manos, para saber cómo ponerse los tacos.

– ¿Desde cuándo no se viste de blanco?

– Llevo cinco meses parado. Me lesioné el 15 de diciembre y reaparecí el 10 de enero en el Bizkaia de Bilbao. Jugué con Oinatz ante Agirre y Larunbe. Perdimos por 14-22. Tres días después me hicieron una resonancia en la que salió todo.

– Se despide en el Labrit...

– Sí, tengo entendido que la empresa tiene intención de regalarme una placa como despedida. Será un recuerdo bonito, lo importante es el detalle. A todos nos hubiera gustado decir adiós con el frontón lleno, pero no es posible ahora mismo. No sé si me emocionaré, no suelo ser de lágrima fácil.

– ¿No hubiese sido mejor en otro frontón?

– Quizás más cerca de casa, en el Beotibar, pero ahora está ocupado con las vacunaciones por el coronavirus.

– ¿Y a partir del domingo qué?

– Llevo años como monitor en la Intxurre Pilota Eskola, que engloba a pelotaris de Alegia, Ikaztegieta y de la zona. Hay cerca de 40 chavales, desde infantiles hasta séniors. Me entretengo con ellos por las tardes. Intento ayudarles a ponerse los tacos y enseñarles lo que puedo. A veces viene Iñaki Artola a echarnos una mano y a los chavales les hace mucha ilusión verle y estar con él.

– ¿Y laboralmente?

– Hace cuatro años, antes de debutar, acabé Magisterio Deportivo. Mi intención es ponerme bien para hacer vida normal. Me presentaré a oposiciones y a mandar curriculums a las ikastolas.

– ¿Qué va a echar más de menos...?

– Sobre todo el ambiente del vestuario. Estábamos casi todos los días juntos y éramos unos privilegiados porque estábamos haciendo lo que nos gusta.

– ¿Le duele despedirse sin ganar una txapela?

– El Manomanista de Segunda siempre lo he afrontado con muchas ganas, pero no he tenido la suerte de ganarlo. Aún así, me quedo con todo lo bueno.

– ¿Cómo le gustaría que le recordasen?

– Como un pelotari alegre que tenía garrote.