Beñat Apezetxea-Landa y Laia Salsamendi-Mendiburu, campeones del Memorial Pebet

Dos metros y 94 kilos de humanidad al suelo. Unax Landa se estira a por una parada en el txoko de Harkaitz Murua. No puede frenar su cuerpo e impacta de espaldas contra el bajochapa. Tendido en el suelo con gestos evidentes de dolor, no puede hacer nada para impedir que el delantero altzotarra reduzca la desventaja en el marcador con una dos paredes: 12-11. Ya de pie, el zaguero oiartzuarra camina con una mano apoyada en la parte posterior de la cintura. Beñat Apezetxea, su delantero, se interesa por él. Tras unos segundos de espera, el partido se reanuda.

El golpetazo templa las embestidas de Landa, un tanto desordenadas hasta entonces. Termina atrás el siguiente tanto y da comienzo junto a Beñat Apezetxea una tacada de ocho tantos hasta el 20-11.

En medio de esa racha, en el 17-11, llega el momento más esperado por la mayoría de los pelotazales que llenaron el frontón de Villabona: suelta Landa la derecha y manda al rebote la pelota. En el siguiente tanto, el 18-11, otro zambombazo bombeado del oiartzuarra iba dirigido al mismo destino cuando Aaron Arbizu, el zaguero rival, entró de volea sin éxito a la altura del cuadro ocho.

El de Etxarri, antiguo zaguero de Aspe de regreso al campo aficionado a sus 26 años, es una buena piedra de toque para la progresión de Landa, de solo 20. Pelotari contrastado, había demostrado además a lo largo del Memorial Pebet-Santio txapelketa atravesar un buen momento de forma. Sufrió Arbizu ante un oponente que pone lejos la pelota y no se deja dominar con facilidad. La pelota le llegaba rápida y costaba sacudirse el dominio.

Justo de la derecha los últimos días, Landa cometió un puñado de errores al inicio. Le costó ponerse a la pelota por ese flanco. Ahora bien, posee tal naturalidad y fuerza con la zurda que es capaz de compensar posibles debilidades. Es una delicia verle armar el brazo izquierdo y seguir sus movimientos a la hora de ejecutar el golpe gracias a una palanca fuera de lo común. Veremos cuánto tarda Baiko en darle la oportunidad.

Superadas las dudas iniciales, Beñat Apezetxea también mejoró con el paso de los minutos. Supo aprovechar el dominio del compañero. Bonita la parada de volea de zurda al txoko del 11-8. Su mejor golpeo, sin duda alguna, es el de zurda a bote desde el txoko. En esa postura rebasó a Arbizu en el 22-12 que cerró la final.

El de Goizueta, de la misma edad de Landa, pertenece al grupo de jóvenes de Aspe, al igual que el altzotarra Harkaitz Murua, benjamín de la combinación a sus 18 años. Había ganas de verle en acción entre pelotaris más curtidos. Demuestra chispa. Con viento en contra la mayoría de los tantos, su capacidad rematadora quedó inédita. Lo mejor fueron sus restos de saque de sotamano con la derecha. Nervioso, la final le pudo. Pero hay que quedarse con su rendimiento en un torneo élite del campo aficionado con la mayoría de los mejores manistas de la actualidad.

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