«La medalla de bronce sabe a oro tras ver todo el trabajo que hay detrás»
El urretxuarra Imanol Garciandia recalca la dificultad de unos Juegos Olímpicos y destaca su emoción tras lograr el metal en París
Xabier Manzanares
Martes, 13 de agosto 2024, 02:00
Imanol Garciandia, testigo y parte de la historia del balonmano guipuzcoano tras lograr el bronce en París como debutante en unos Juegos Olímpicos, es ya ... héroe de nuestro territorio. A sus 29 años, el urretxuarra que se caracteriza por su gran estatura (2,04m) y que forma parte de las filas del equipo húngaro SC Pick Szeged, es uno de los ocho guipuzcoanos de la historia del balonmano en lograr una medalla olímpica. Tras un largo campeonato lleno de altibajos, llegará a su pueblo con una medalla olímpica, un recuerdo que le costará un tiempo asimilar. A pesar de que no cuente con muchas vacaciones, debido a que tiene como próxima fecha la pretemporada con su equipo, el jugador que porta el número 18 con la selección, tiene en mente descansar y disfrutar con la familia.
– La primera vez en unos Juegos Olímpicos.
– Es especial y a la vez muy intenso participar en unas olimpiadas. Todas las emociones se multiplican y psicológicamente es difícil de afrontar. La preparación la empezamos hace más de 50 días y lógicamente se hace cuesta arriba. Eso sí, la recompensa ha sido enorme. Hasta llegar a la villa olímpica todo se hace largo, pero una vez estás ahí el tiempo pasa volando. A medida que va pasando el torneo, notas el cansancio en las piernas, al fin y al cabo jugamos un partido cada dos días. A lo que hay que sumarle entrenamientos, viajes, charlas. La medalla de bronce sabe a oro tras ver todo el trabajo que hay detrás, hay que saber valorar el esfuerzo.
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– ¿Era la selección una de las favoritas para lograr el metal?
– Sinceramente, casi nunca estamos entre los favoritos y siempre logramos algo, eso dice mucho de nuestra filosofía competitiva. En los últimos campeonatos hemos dado razones para pensar que somos una de las mejores selecciones, pero en París no partíamos como una de ellas. Veníamos de lograr el bronce en el Mundial disputado en Suecia y Polonia, pero entre las favoritas estaban Dinamarca o Francia, los finalistas del campeonato Europeo disputado antes de la olimpiadas. A pesar de que no éramos una de las grandes selecciones, hemos sabido anteponernos a rivales muy duros, tanto en la fase de grupos como en las eliminatorias.
– ¿Qué siente al ser uno de los ocho guipuzcoanos de la historia del balonmano en conseguir una medalla?
– Es increíble todo lo que estoy viviendo estos días. Todavía no he sido capaz de interiorizar este dato, ahora mismo estoy como en una nube. Con todo lo que he vivido, creo que no le puedo pedir mucho más al balonmano. Hasta hace relativamente poco era impensable que esto pudiera pasarme, es todo un sueño para mí. A lo largo de los días veía que cada vez estaba más cerca del metal. Hemos ido superando las eliminatorias y de repente nos plantamos en un partido en el que peleábamos por la medalla.
«Con todo lo que he vivido creo que no le puedo pedir mucho más al balonmano. Esto ha sido todo un sueño para mí»
– Ha trabajado mucho para ser quien es ahora mismo.
– Fue toda una alegría para mí estar entre los 14 jugadores seleccionados. Cuando fiché por el Pick Szeged húngaro, una de mis intenciones era ser parte de la selección y hará ya unos tres años desde que entré por primera vez. Mi andadura empezó en las categorías inferiores y de ahí me planté en el Mundial, donde también logramos un tercer puesto que se quedará para el recuerdo. Después vino el Europeo y más tarde, las ya pasadas Olimpiadas. Gracias al esfuerzo y la disciplina, he logrado estar donde estoy ahora mismo. Me considero un jugador que lo da todo dentro del campo.
– ¿Cómo ha sido la celebración?
– Una vez acabamos el partido, tuvimos poco tiempo para celebrar con los familiares y amigos. Después volvimos a la villa olímpica y fue ahí donde pudimos juntarnos todos los compañeros. Al estar en Lille para disputar toda la segunda fase de la competición, decidimos ir a París a celebrar el bronce. Una vez en la capital francesa, nos juntamos con jugadores de otras selecciones. Pasamos un buen rato. Tampoco es que hayamos tenido mucho tiempo, ya que a partir de ahora, cada uno tiene que viajar a donde se encuentre su equipo.
«No tuvimos mucho tiempo. Nos juntamos con los jugadores de otras selecciones y pasamos un buen rato todos juntos»
– ¿Le va a costar asimilar todo lo vivido?
– Una vez llegue a casa, es cuando interiorizaré todo lo que ha pasado en estos días en París. Con los viajes y las celebraciones, no he tenido tiempo para reflexionar lo que hemos conseguido. Esto no es algo que pase todos los días. Una medalla olímpica es uno de los mayores logros a los que puede aspirar un deportista de elite. Cuando llegue a mi pueblo, tendré tiempo para asimilar lo vivido. Han sido días llenos de emociones y ser consciente de todo lo que me ha pasado me va a llevar algo de tiempo.
– ¿Cuál es su plan en los próximos días?
– Tengo un par de días para descansar y disfrutar con mi familia. No es mucho tiempo, la verdad, pero intentaré aprovecharlo al máximo posible. Después de descansar, tendré que volver a Hungría para empezar la pretemporada junto con mi equipo. Seguramente me darán unos días de vacaciones, pero tendré que unirme a ellos lo antes posible. Esto es un no parar, pero si uno quiere ser profesional, tiene que tener claro que la disciplina es una de las cosas más importantes en el deporte.
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