Dos partidos han sido suficientes para meter el miedo en el cuerpo a los rivales de la ACB que daban por sentado que una de ... las plazas de descenso directo era para Gipuzkoa Basket. En Burgos, otra vez, el equipo ofreció una muy buena imagen como había hecho en su estreno ante el Real Madrid, al que miró a la cara. Este equipo podrá jugar mejor o peor, pero tiene pinta de que no va a dar ningún partido por perdido de antemano. Nicola, como hizo en la pasada temporada en la LEB, tiene la virtud de conseguir que sus equipos nunca se vengan abajo aunque vengan mal dadas. Recuerdo unos cuantos partidos en el Gasca en los que el equipo iba muy por debajo en el marcador y terminó ganando. Todos los rivales sabían que Gipuzkoa Basket tenía una muy buena plantilla, con puntos en todos los puestos, pero lo que más resaltaban era su capacidad para agarrarse a la pista. Espero no confundirme porque después de dos partidos este equipo va camino de ser otro al que habrá que propinarle muchos golpes para tumbarlo en la lona. Tiene mérito imprimir ese sello tan pronto cuando estamos ante un grupo de jugadores que se acaba de conocer y que no suma más de tres semanas juntos.
Nos empezamos a ilusionar al ver un equipo compacto que tiene ganas de crecer y mejorar, de hacer frente a este baloncesto en permanente crisis económica y en el que algunos juegan con las cartas marcadas. Me sigue llamando la atención que clubes devorados por las deudas tengan la posibilidad de fichar jugadores fuera del alcance de equipos que sufren menos dificultades pero esa es otra historia. Me gusta el espíritu de este grupo, saben sus jugadores que esto es la ACB y no se permite ni un momento de debilidad, ni una vacilación. Aquí o te partes la cara cuarenta minutos por partido o pierdes. Siento que este equipo lo va a hacer.
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