Un penalti que lo cambia todo

Dentro de todas las variantes tácticas que está utilizando Sergio Francisco durante la temporada, el míster realista optó por colocar de inicio a sus dos 'pánzers', Martón y Agirre. Olasagasti, tal y como se preveía, volvió al filial tras jugar seis días antes con los mayores en el mismo estadio y Eder García, que ha irrumpido en las últimas jornadas, volvió a ser de la partida.

En el bando irundarra, la incógnita a desvelar en el once se encontraba en el acompañante de Rivero y Azkue en la medular. Con Beobide lesionado siguiendo el partido desde la tribuna de prensa, y Luque en el olvido, David Movilla optó por colocar al zamorano Miguel Santos para tratar de cortocircuitar el juego interior de los txuri-urdin. El resto fueron los esperados porque el técnico vizcaíno no tiene más dónde elegir. El máximo realizador del equipo, Nacho Sánchez, se cayó de la convocatoria por lesión.

El conjunto fronterizo, de amarillo Borussia Dortmund este sábado, inquietó en el arranque con un saque de esquina botado por Alain que Montoro remató alto en el segundo palo, pero la primera gran ocasión del choque fue para los de casa. En el minuto 11, Martón recibió dentro del área un centro de Gabilondo desde el perfil derecho. El académico reverso y el posterior lanzamiento del '9' se encontró con la mano salvadora de Irazusta y Agirre, con todo a favor, mandó el rechace a las nubes.

Poco más que echarse a la boca tuvieron los 2.545 espectadores que se dieron cita en el Reale hasta que se produjo la jugada decisiva de la primera mitad, a punto de alcanzar el tiempo reglamentario. El colegiado asturiano González Díaz no dudo un instante en señalar penalti por derribo de Rivero sobre Martón, en una internada del punta por el carril central de la zaga irundarra. Aunque involuntario, el atropello del centrocampista del Real Unión pareció claro. El propio Martón, fuerte y por el centro, inauguró el marcador desde los once metros.

El paso por vestuarios devolvió al verde de Anoeta a un Sanse que arrinconó a los fronterizos y buscó el segundo. Garrido, al poco de empezar, obligó a lucirse a Irazusta mientras Movilla se desgañitaba en la banda. Al míster de los unionistas no le gustaba lo que veía y movió ficha. Rivero, que había tenido problemas durante la semana, dejó su lugar a Luque. El de Torrelavega no tardó en demostrar que puede ser un hombre más que aprovechable. Nada más ingresar, tras una buena maniobra en la línea divisoria, cedió el balón a un Carlos Bravo que estuvo a centímetros de equilibrar la cita. El madrileño, desde el vértice del área, recortó hacia dentro y acto seguido estrelló en el poste un derechazo que Marrero solamente pudo seguir con la mirada. Instantes después, fue Iván Pérez el que se topó con la madera a la salida de un córner. Algo tarde, pero los txuribeltz llegaban al derbi.

El Sanse había perdido el control del juego y en la recta final Movilla movió su sistema de cabecera, con tres centrales y dos carrileros largos en fase defensiva, para pasar a una línea de cuatro. Dos de los jugadores que partieron desde el banquillo unionista, Chan y Gagua, tuvieron la igualada en sus botas en dos jugadas similares en las que dispararon demasiado cruzado. Ya en el descuento, el encuentro quedó sentenciado tras un mano a mano de Azkune con Irazusta precedido de un inoportuno resbalón de Iván Pérez en la salida de balón. Fue el epílogo de un derbi en el que los potrillos aprovecharon su momento para doblegar a un Real Unión que mostró casta y juego durante varias fases.