¿De riñón o de riñones?

Me impresionó el golpe de riñón de Jakobsen y Bennett, el de ambos. Por cierto, no entiendo por qué se dice en singular cuando, salvo honrosas excepciones, ese impulso se da con los dos riñones. Ese término existe desde que empezaron las carreras en bicicleta. Alguna vez ha ocurrido que el sprinter acabe sentado sobre la rueda trasera y, además, con un buen rozón en las partes nobles. Me incluyo entre los que se han llevado alguna molesta rozadura. También hay quien se ha caído por excederse con el golpe de riñones. Y peor aún, se le ha escapado la victoria, con el consiguiente pitorreo de compañeros y rivales.

Nada más salir de Cullera, el libro de ruta indicaba el paso de la prueba por Favara. Nosotros conocíamos aquel lugar como la recta de Favareta. El aire soplaba siempre de costado y los abanicos eran el pan nuestro de cada día. Más que respeto, tenía pánico a ese tramo adoquinado que no merecía cinco estrellas como algunos de la París-Roubaix, pero se las traía. Fue mi segunda zona de práctica. Decir aprendizaje sería mucho. Y eso que tenía buenos maestros, como Mendiburu, Otaño y Errandonea. La primera fueron las rectas de Benicàssim cuando me concentraba con la selección de aficionados a las órdenes de Gabriel Saura.

Teruel existe y volverá a quedar demostrado con la llegada de la etapa de hoy, primera en alto. Javalambre no parece un puerto duro, pero sí alto. Roza los 2.000 metros de altitud. Y con pocas sombras. Los árboles brillan por su ausencia, sobre todo cerca de la cima. Un observatorio astrofísico exige que el terreno esté despejado. Esta subida no descubrirá al ganador de la Vuelta, pero estoy convencido de que varios candidatos perderán sus opciones.