Miel amarga

Al ezkiotarra se le escapó una buena oportunidad. Y de paso, a su equipo, Caja Rural, a la búsqueda de un triunfo de etapa. La ocasión era buena porque es difícil que entre veintiún corredores no haya nadie que se marche por delante y Aranburu tiene punta de velocidad. Alguna otra vez he escrito que no mide bien la distancia, que arranca demasiado pronto. Esta vez no fue el caso. Gastó demasiado antes del sprint.

La carrera pasó por Montserrat, lugar cuya majestuosidad me ponía y me pone la piel de gallina. O como dijo una vez el difunto Santesteban, la piel de conejo. Una vez le pregunté a Pesarrodona qué sentía él, catalán y manresano, cuando veía aquel lugar. Me contestó que nada. Y se emociona el vasco.

Por fin llega la Vuelta a Andorra, a esa etapa de 94 kilómetros temida por muchos y esperada con ganas por algunos. Distancia idónea para lanzarse al ataque desde lejos. Está por ver quién se pone gallo en La Gallina, puerto importante situado a mitad de etapa. Hay terreno para vivir una jornada memorable.

Le interesa a Roglic ir juntos el mayor tiempo posible porque su especialidad, la contrarreloj, llegará el martes. Quizá el exlíder, Superman López, es el más interesado en moverse. Las estadísticas muestran que las jornadas de Andorra nunca le han ido bien al equipo Movistar. Me fío más de los momentos de forma de los corredores y la subida a Mas de la Costa mostró a un Quintana con piernas. Además, tienen a Alejandro Valverde, a quien puede interesarle otro desarrollo de la prueba. De todas maneras, ayuda tener dos bazas si se manejen con acierto.