Sergio Román: «Volveré a andar en bici, no sé cómo ni cuándo, pero lo haré»
Superación ·
El corredor madrileño del Caja Rural está en silla de ruedas tras sufrir el pasado mes de marzo un accidente muy grave mientras se entrenabaLa palabra rendición no figura en el vocabulario de Sergio Román, corredor madrileño del Caja Rural, de 26 años, que sufrió el pasado 7 de ... marzo un grave accidente mientras se entrenaba. Chocó contra un camión y fue evacuado al hospital 12 de Octubre de Madrid, donde le operaron de urgencia. Tenía fracturadas cinco costillas y dos vértebras. Estuvo ingresado dieciséis días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y cuando la abandonó, entró en el Hospital de Parapléjicos de Toledo. Allí, los médicos le comunicaron que tendría que hacerse a la idea de que no volvería a correr nunca más y que su vida, a partir de ese momento, estaría unida a una silla de ruedas.
Román tiene fresco aún en su memoria aquel fatídico día. «Salí a entrenar como lo hacía habitualmente para preparar el Campeonato de España contrarreloj. Llevaba una 'cabra'. Iba con la cabeza metida en el manillar, mirando hacia abajo, haciendo una serie. Era una recta larga. Estaba tan concentrado que no me fijé en que había una furgoneta en el arcén. No estaba muy bien señalizado, no había triángulos de advertencia y me estampé contra ella. Perdí el conocimiento».
Cuando despertó, lo primero que hizo fue «llamar a mi madre con el móvil. Estaba en el suelo, no sentía las piernas. Le dije 'mamá, mamá, me he caído pero estoy bien. No se cómo desbloqueé el móvil». Acto seguido, fue trasladado en helicóptero hasta el centro hospitalario, donde tras la convalecencia recibió la noticia de que no volvería a correr más. «No hizo falta que los médicos me dijesen nada. A los pocos días ya me di cuenta de que no podía mover las piernas. Fue un palo muy gordo cuando me lo confirmaron. Estuve hundido varios días. El ciclismo era mi vida. Aunque voy asimilándolo, sigo teniendo esperanzas de montarme de nuevo en una bicicleta. Volveré a andar en bici, no sé cómo ni cuándo, pero lo haré», proclama convencido.
«Lo primero que hice fue llamar con el móvil a mi madre, no sé cómo lo desbloqueé, pero no sentía las piernas»
El corredor madrileño añade que «sigo dándole vueltas a lo que pasó aquél día, no se me borra de la cabeza. Me cambió la vida por completo, pero no puedes estar lamentándote siempre. Hay que tirar hacia adelante».
En el hospital sigue la misma rutina que cualquier otro paciente. «Me despierto a las ocho de la mañana y tras desayunar hago una hora de rehabilitación. He aprendido a manejar la silla de ruedas y por las tardes toca 'spinning' para mantener el equilibrio. Estando ocupado no se te hacen tan largos los días. Llevo aquí tres meses y la mayoría con los que comparto clases están aquí seis de media, más o menos. Tengo ganas de volver a casa».
Paciencia, mucha paciencia
Sabe que no puede precipitarse. «Los médicos me han dicho que tendré que estar aquí ingresado entre cuatro y seis meses. Tengo una lesión modular completa. La recuperación es complicada, pero que ya ha pasado lo peor».
Sergio Román comenzó a andar en bici «cuando tenía seis años. La primera bicicleta me la regalaron mis padres. Me apunté a la escuela de ciclismo de Galapagar que dirigía Cristóbal Greciano, al que le tengo mucho cariño. Mi primer equipo fue el Club Ciclista Galapagar. Tengo muchos maillots en casa, guardo todo».
Sus primeros triunfos no tardaron en llegar. «Como aficionado gané siete u ocho carreras, entre ellas la Vuelta a Segovia y la Copa de España en Torredonjimeno», recuerda. Pero también se subió al podio en las carreteras vascas. «En 2016 gané una etapa de la Vuelta al Bidasoa, que transcurría entre Hendaia y Hondarribia pasando por Jaizkibel».
Antes de sufrir el accidente, tenía previsto disputar la Itzulia. «Estaba para correr y me hacía mucha ilusión estar en la salida. La había preparado a conciencia porque era la primera vez, pero todo se fue al traste», rememora. Román ya había ganado carreras en las carreteras vascas con anterioridad como aficionado. «Gané una en Ordizia y otra en Getxo, pero lo que más me impresionó fue la afición. Era especial venir a correr a Euskadi. El público se vuelca mucho en cada carrera, animan un montón a todos los corredores. Desde el primero hasta el último».
«Iba a disputar la Itzulia, la había preparado a conciencia, era la primera vez que la corría, pero todo se fue al traste»
Una vez dado el salto a profesionales, a Román le llegó el día de ver de cerca a las figuras del pelotón. «La primera vez fue en la Vuelta a Gran Bretaña. Quedé noveno en una etapa. Llegué a rodar junto a Van Aert, Alaphilliphe y Woods. Estar ahí, a su lado, te daban ganar para seguir intentándolo», recuerda con orgullo.
Román es optimista por naturaleza. «No hay que perder la moral nunca a pesar de que haya momentos buenos y malos. Sé que el accidente me ha cambiado la vida. He pasado de disputar las mejores carreras a aprender a moverme con la silla de ruedas, pero las cosas han llegado así y hay que hacerles frente», comenta antes de reconocer que «ha habido días en los que sí he llorado, y mucho».
Durante su convalecencia, ha recibido mensajes de ánimo «de un montón de gente, todos los días. El ciclismo es un deporte muy solidario. Egan Bernal, que también tuvo un accidente similar al mío, me escribió desde Colombia. Y también me ha llamado Alejandro Valverde. Me hizo mucha ilusión, era mi ídolo, el corredor en el que más me fijaba».
Román ha seguido el Giro de Italia «pero no todo lo que hubiera querido. He visto alguna que otra etapa. Roglic ha sido justo ganador. Parece que todo lo hace fácil, está a otro nivel».
El Tour de Francia sale de Euskadi los primeros días de agosto. «Me gustaría verlo en directo, es la carrera más importante del mundo. A ver si me invitan a alguna etapa. Sería algo impresionante», adelanta. A pesar de todo, no pierde la esperanza de subirse de nuevo a una bicicleta algún día. «Volveré a andar en bici, no sé cómo ni cuándo, pero lo haré», avisa.
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