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Fruto destacado y expresidente de la cantera del Goierri
Perfil. ·
Ion Izagirre tenía nueve años cuando llegó a la escuela de ciclismo de Ordizia, cuya dirección asumió durante tres o cuatro temporadas cuando era ya un destacado ciclista profesionalCuarta etapa de la Itzulia de 2021. Ascienden Erlaitz y terminan en Hondarribia. Ion Izagirre y Pello Bilbao protagonizan junto al puerto deportivo un sprint ... resuelto por centímetros. Hay dudas. Ninguno de los dos quiere celebrarlo antes de tiempo. La foto-finish demuestra que el ciclista de Ormaiztegi ha pisado antes la línea de llegada. Jonas Vingegaard se clasificó cuarto aquel día.
Dos años después, nada menos que en el Tour de Francia, los jueces árbitros no han necesitado recurrir a la tecnología para distinguir al vencedor de etapa. Los protagonistas son los mismos, esta vez por separado. Pello Bilbao se impuso el martes en Issoire. Ion Izagirre no ha querido ser menos y venció ayer en Belleville-en-Beaujolais. De nuevo ha sido también protagonista Vingegaard, actual maillot amarillo de la ronda gala.
La comarca del Goierri posee una cantera inagotable de ciclistas. También Ormaiztegi, donde el ciclo-cross es religión. En la escuela invernal del barro, del frío y de la lluvia se curtió el ya doble ganador de etapa del Tour. Aprendió de su padre, Jose Ramon, campeón de España de la modalidad. Vio correr a Iñaki Maiora, otro especialista de postín con numerosos títulos en su haber. También admiró a los participantes en la prueba de su pueblo, cita clásica del calendario invernal guipuzcoano.
Ligados al ciclo-cross
Aunque fuera una modalidad en declive, tanto Ion como su hermano mayor Gorka no renunciaron al ciclo-cross. Lo compaginaron con la carretera. La familia Izagirre Insausti lleva muchos años ligada a las bicicletas. Un primo de Ion y Gorka, Jon Ander Insausti, entró en el campo profesional de la mano del equipo Murias. Posteriormente se marchó al Bahrain junto a Ion. Ganó una etapa de la Vuelta a Japón.
«Tenía diez años cuando llegó al Ordiziako Txirrindulari Elkartea», recuerda Iñaki Telleria, uno de sus monitores en aquellos inicios. «No había calendario para los de su edad. Las carreras de esas categorías estaban prohibidas en aquella época y llegamos a organizar algunas piratas. En nuestros equipos reuníamos a los niños de todos los pueblos de Goierri».
«Siempre ha sido un chaval tranquilo y que ha tenido buena relación con los compañeros», añade Telleria. «Estudiaba en Goierri Eskola y me acuerdo que un año viajó a las islas británicas, no sé bien si a Irlanda o a Gales, para acabar un proyecto».
Santi Osoro, actual presidente de la Federación Guipuzcoana de Ciclismo, era responsable de la escuela de Ordizia cuando los hermanos Izagirre recalaron en un club cuyo principal objetivo era formar a todos como deportistas y como seres humanos. La ilusión, cumplida de sobra en este caso, consistía en que alguien alcanzara el campo profesional y ganara algún día una carrera de tronío.
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«No era el más destacado de niño», apunta Iñaki Telleria. «En el conjunto cadete del Caja Rural, que nos patrocinaba, Gari Bravo andaba más que él. La cosa se igualó en juveniles». Su salto al campo aficionado fue como el de otros tantos chavales. Pasó a la categoría sub-23 con el Debabarrena de Eibar, formación modesta que desempeña una labor fundamental, básica, fuera de los focos mediáticos.
La progresión demostrada en el Debabarrena le puso bajo el radar del Euskaltel. El paso intermedio fue el Seguros Bilbao, donde coincidió con Xabier Artetxe, hoy responsable de los preparadores del Ineos.
El médico José Ángel Larrañaga, que mantenía una estrecha relación con su padre, fue otra de las personas claves en el desarrollo de Ion Izagirre como ciclista, completada con un éxito que engrandece su figura.
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