Tour de Francia

Distinto al del 92 con Miguel

Las tres primeras etapas van a ser peligrosas, sinuosas, y a ver qué tiempo hace. Son carreteras conocidas por el pelotón, pero va a ser un debut del Tour diferente. Nada que ver con el de 1992. Estuve allí al lado de Miguel. El hotel Pellizar era nuestra base, en un ambiente familiar. El Banesto era un equipo familiar. Todo eso ha cambiado y nosotros, también. Tengo buen recuerdo de entonces.

La víspera de la salida, antes de la presentación, acudimos todo el equipo a escondidas a la parroquia de Altza, donde Manuel Arrieta había organizado la subasta de una bici para destinar el dinero a causas benéficas. Estuvieron todos los corredores, menos mal que no se enteraron los fotógrafos... Pasamos allí dos horas. Cuando Manuel falleció, el cura se acordó de aquello.

Hoy las cosas son distintas. No me puedo diferenciar mucho a la hora de señalar favoritos. Para ganar el Tour, además de un buen líder, se necesita suerte, un buen equipo y no tener un día malo. Se puede perder la carrera en un día. Controlar todos esos factores no es fácil y sabemos quiénes están capacitados para ello. En el ciclismo de hoy está todo más medido, desgraciadamente. Se entrenan más duro que las carreras y las estadísticas están ahí: ganan los mejores. Ojalá haya espectáculo.

Me gustaría hacer una petición: que la gente disfrute. ¡Basta ya de hablar de rentabilidad!, ¡esto es deporte! Hay que disfrutar, y que gane el mejor. He sido invitado a pasar una semana en la carrera y estoy muy contento de seguir formando parte de la familia del Tour.