Cara afilada, como decía mi aita
Desconozco cuántas veces ganará el Tour Bernal, pero cumple con la condición indispensable que exigía mi padre para ser buen corredor
Si viviera, mi aita diría convencido que Egan Bernal cumple el requisito imprescindible para ser corredor: tiene la cara afilada, y no digamos ya la ... nariz. Como Coppi, como Kubler... No como Bahamontes, cuya estatua han derribado en Toledo. No creo que ese acto vandálico se deba a alguna deuda que contrajo en el pelotón durante su época de corredor. A sus 91 años, ya habría prescrito. La nariz de Bahamontes era y es normal. También yo me encargué de llevar la contraria a mi padre ya que salí ciclista con la nariz un poco chata. En este Tour me queda la duda de lo que habría ocurrido el viernes entre el descenso del Iseran y la posterior subida a Tignes si la organización no neutraliza la carrera. Geraint Thomas estaba en una posición favorable para sus intereses. Pero de poco vale dar vueltas a aquello. Han ocurrido, ocurren y ocurrirán. ¿Cuántos Tours puede ganar Bernal si ya tiene uno en su palmarés con 22 años? Complicado predecirlo. Más todavía con mis dotes de pronosticador. Posee dos cualidades imprescindibles para ser favorito: gran escalador y buen contrarrelojista, aunque en la crono de Pau no lo confirmara. Le favorece que está habituado a la altitud en recorridos como el de esta edición, con numerosos puertos por encima de los 2.000 metros. Me llama la atención que ha terminado entero. Ha ido a más. Ha dado un salto cualitativo de los Pirineos a los Alpes. Y en contra de lo que han manifestado algunos tras arrancar Thomas detrás suyo en el Galibier, ha existido armonía entre ambos dentro del equipo. Dumoulin y Froome han sido dos ausencias importantes en este Tour, pero siempre falta alguien. Destacaría de Bernal su regularidad, otra de las virtudes necesarias para la general de una ronda de tres semanas.
Pinot, la aerodinámica y los cortes con el tubo del manillar
Mala suerte la de Pinot, a quien un mal golpe con el manillar le obligó a retirarse cuando sus opciones al triunfo eran claras. Ese incidente me trajo a la memoria los problemas que daba en su día el tubo del manillar. Estaba prohibido llevarlo sin taponarlo con una goma o un corcho por el riesgo de hacerte daño con él. Alguna vez me sucedió que, en busca de aerodinámica, me agaché tanto que sufrí un pequeño corte en la frente. Hoy en día las tijas no llevan ni tornillo ni nada.
La velocidad de Caleb Ewan, pura dinamita
Nada de empates. Caleb Ewan ha superado 3-1 al resto de sprinters del Tour. En un sprint limpio, cruzó la línea de meta a una velocidad enorme, por encima de los 70 kilómetros por hora. Es pura dinamitad. También me gustaría destacar la conducta de Nibali, profesional y serio. Me recuerda bastante a Gimondi, que era más protestón dentro del pelotón. De hecho, le llamábamos San Isidro porque siempre iba murmurando en el seno del pelotón.
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