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La obra magna que Eric de Vlaeminck comenzó en Beasain el 27 de febrero de 1966 fue igualada este domingo por Mathieu van del Poel en Liévin. Del Goierri al Paso de Calais, siete títulos mundiales de ciclo-cross contemplan a cada uno. El belga - ... fallecido hace diez años- cerró su cuenta en 1973. El neerlandés se anotó su séptima victoria con una facilidad pasmosa en el circuito francés, donde no dio opción alguna a Wout van Aert, que se tuvo que conformar con la plata. Van der Poel revalida título por tercera vez consecutiva, una serie que ya logró entre 2019 y 2021. También ganó en 2015. A los 30 años, tiene en su mano intentar quedarse en solitario como el corredor con más maillots arcoíris en la modalidad invernal.
De Vlaeminck llegó a Beasain con 21 años y no era favorito, papel que recaía en el italiano Renato Longo, vigente campeón y ya con tres títulos en su haber (ganaría el cuarto y último un año más tarde en Zurich). Que el Mundial se disputara en Beasain no estaba previsto. La sede designada era Argelia, pero la guerra había dejado el país maltrecho los años anteriores y se encomendó la tarea a la recién creada sociedad ciclista Loinaz. Quince días antes se organizó el Campeonato de España como ensayo general y todo fue bien.
Los gastos de organización corrieron a cargo de Fagor. Cuentan las crónicas que costó 980.000 pesetas, un dinero para la época. Había interés porque el Mundial iba a ser retransmitido por Eurovisión. Las entradas costaron 15 pesetas, 40 las de tribuna. De Vlaeminck fue el más fuerte en el duro recorrido en torno al campo de fútbol de Loinaz y se impuso al suizo Herman Gretener y al alemán Rolf Wolfshohl, para dar comienzo a una era de dominio del ciclo-cross que nadie había sido capaz de igualar en más de cincuenta años.
Sin rivales desde la salida
Mathieu van der Poel llegaba a Liévin invicto esta temporada. No había dinero para apostar, tan claro era su favoritismo. Ni la decisión de última hora de Wout van Aert de apuntarse al Mundial influía en los pronósticos, y el nieto de Poulidor los cumplió de cabo a rabo. Dominó por completo la prueba, llegando a meta con 45 segundos de ventaja sobre Van Aert, penalizado por una mala salida. Completó el podio otro belga, Thibau Nys, a 1:06.
«Es histórico, un récord marcado hace mucho tiempo, Nunca lo hubiera imaginado, es muy especial», comentó Van der Poel nada más cruzar la meta. «Lo mejor era destacarse pronto, sobre todo en este circuito con tantas trampas. Hice una gran salida y eso me dio alas».
Arrancó desde la primera línea gracias a sus buenos resultados de la temporada, al contrario de Van Aert, que al no haber corrido mucho tuvo que salir desde la cuarta. El belga perdió mucho tiempo tratando de adelantar entre un denso tráfico de rivales. También sufrió un pequeño percance y se fue al suelo. Logró alcanzar el grupo perseguidor de Van der Poel y se marchó en solitario tras el líder, pero no tuvo ninguna opción de recortar ventaja con el campeón.
En 1966 no fue raro que la UCI encargara la organización a Beasain. Euskadi era una potencia. Ya se habían celebrado Mundiales en Oñati y Tolosa. Este domingo no hubo ningún ciclista vasco en carrera. Solo Irati Aranguren y Maier Olano, en júniors, han competido estos días en Liévin.
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