Primoz Roglic se despide con estilo

Roglic, sin cuya figura es imposible comprender lo que es el Jumbo hoy, ha desarrollado una carrera ciclista marcada por la clase personal y su adiós tuvo estilo. A medio kilómetro de meta arrancó en la cara de su paisano, que vio la maniobra pero no pudo.

Eligió un escenario a la altura de las circunstancias, el Giro de la Emilia en su 109ª edición. Una carrera que se disputa desde 1909, como el Giro de Italia, y un final en el lugar mágico, el pórtico de San Luca, una galería de 3.796 metros de longitud que une el centro de Bolonia con el santuario y que cuenta con 666 arcos, número que para muchos no resulta casual. También hay 15 capillas, para pararse a rezar cuando el esfuerzo pesa. No le pesó a Roglic, que ganó con un ataque bellísimo. No dio opción alguna a su aristocrático séquito, formado por Pogacar, Simon Yates (Jayco), Enric Mas (Movistar), Michael Woods (Israel), Aleksandr Vlasov (Bora), Richard Carapaz (EF), Giulio Ciccone (Lidl-Trek) y Adam Yates (UAE).

A los 33 años, Roglic empieza una nueva etapa y va a notar el cambio, pero el Jumbo también va a sufrir su ausencia. La de este sábado es su victoria número 15 de la temporada, la 80ª de su carrera (74 con los colores del Jumbo).

Roglic emplazó al final de temporada para dar a conocer su destino –aún va a correr Tres Valles Varesinos y Giro de Lombardía–, pero la sombra del Ineos aparece en todas las especulaciones. El esloveno es uno de los ciclistas mejor pagados del pelotón y sobran dedos en una mano para contar los equipos que podrían asumir su contrato.

Aunque también han sonado Bahrain, Jayco y hasta Movistar, la pista Ineos parece tomar fuerza. Los ingleses buscan un hombre capaz de competir por el triunfo en el Tour de Francia. Roglic ha ganado tres Vueltas a España y un Giro, en este 2023.

Las sonrisas y las versiones oficiales de la Vuelta a España han tenido poca vigencia. La carrera acabó el día 17 del mes pasado y menos de dos semanas después se ha conformado la salida de Roglic del Jumbo. Gran perjudicado por la estrategia del equipo neerlandés en España, ha decidido cambiar de rumbo. Jonas Vingegaard queda como gran líder de la formación en las grandes vueltas. Otro factor también influye en la salida de Roglic, las incógnitas sobre el futuro del equipo y su posible fusión con el Soudal.

Este sábado, en su columna semanal en 'Het Nieuwsblad', el mánager de la formación belga, Patrick Lefevere arrojó luz sobre la situación. Escribió que «hubo una reunión antes del Tour entre Zdenek Bakala, accionista mayoritario de Soudal Quick-Step, y Robert van der Wallen, miembro del Consejo de Supervisión de Jumbo-Visma. Eso fue en el marco de un proyecto en el que varios equipos de primer nivel mundial quieren unir fuerzas para posicionarse juntos dentro de la generación de recursos en el ciclismo. Las cosas encajaron bien entre Bakala y Van der Wallen». Añade que ambas partes se volvieron a reunir en Viena, el penúltimo día del Tour. «Esta vez también estuvo Richard Plugge, manager general de Jumbo-Visma. Hablamos durante una hora y luego volamos de vuelta a París. Después pasó algún tiempo. Me pasé por Quick-Step y Soudal a explicarles la posibilidad. Richard se pasó por Visma y explicó lo mismo. Hasta que en un momento se firmó una carta de intenciones para ir juntos. La idea era llegar a una operación en la que Bakala, Van der Wallen y Richard Plugge se repartirían las acciones. Yo vendería las mías».

Sin embargo, hay un elemento que ha irrumpido en estas conversaciones y las distorsiona. Lefevere explica que «con Soudal, Quick-Step y Visma, todo el mundo puede encontrar su lugar. Sinceramente, no tengo ni idea de en calidad de qué se va a incorporar Amazon. Con Amazon como cuarta parte, esto ya no funciona».

Tampoco está nada claro el futuro de Remco Evenepoel, que, como Roglic, también fue objeto de deseo del Ineos. Lefevere confirma que «obviamente, también es la intención que Remco Evenepoel permanezca a bordo. He pedido a la gente de Jumbo-Visma que hable con él».

Roglic cerrará su etapa en el equipo el sábado en el Giro de Lombardía. Despedirse ganando un monumento sería culminar una obra maestra.