Txomin Perurena: «Froome ha dicho adiós a la temporada, pero estará listo para el próximo año»
Txomin Perurena en 1967 y Mikel Iturria en 2017 sufrieron también sendas fracturas de fémur de las que tardaron meses en recuperarse
La fractura de fémur no es la lesión más frecuente entre los ciclistas, entre los que abundan quienes se han roto la clavícula, el ... escafoides o el radio. Ahora bien, Chris Froome tampoco ha estrenado una lista de víctimas de este hueso del muslo. Txomin Perurena y Mikel Iturria sufrieron esta grave lesión que mantendrá varios meses alejado de las carreteras al cuádruple ganador del Tour.
Ha pasado ya más de medio siglo de la fractura de fémur de Txomin Perurena, que ocurrió también en una contrarreloj. Pero no durante el calentamiento, sino en competición. «Fue en la penúltima etapa de la Vuelta a España de 1967», rememora el oiartzuarra. «Tenía 23 años y corría en el equipo Fagor. La crono salía de Villabona, pasaba por el alto de Andazarrate y terminaba en Zarautz. Salí en seco, con los tubulares inflados a tope. De repente, al pasar por la cima de Andazarrate, empezó a caer un aguacero. Bajaba con suma precaución. Después de pasar Aia hay dos curvas muy parecidas y fue en una de ellas. Iba a 10 km/hora. Me desequilibré y mi caída se pareció a las que se producen en las bañeras. Iba tan despacio que el golpe fue seco contra el suelo. No me pegué contra un muro o un pretil. Fue en la pierna derecha».
El perrito de la furgoneta
Apunta como curiosidad que «con el tiempo me enteré que bautizaron el lugar de mi caída como 'la curva de Perurena'. Cuando paso por allí con el coche suelo tener dudas sobre el lugar exacto donde me fui al suelo». El dolor era intenso. «Como si me estuvieran clavando unos cuchillos. Quedé consciente. Imagino que el hueso tocaba los músculos o algún nervio. Desde el primer momento sentí que se había roto algo».
Txomin Perurena cuenta su evacuación. «No me seguía un coche del equipo, sino una furgoneta de la organización. Me introdujeron en su interior para llevarme hasta Zarautz. Viajé acompañado de mi hermana y de mi cuñado. Y un perrito que iba conmigo en la parte trasera de la furgoneta. Empezó a saltar y lo hizo justo encima de mi fémur. Más dolor todavía... Desde Zarautz me trasladaron ya en ambulancia a la antigua residencia de Donostia».
Había que intervenir. «Me operó el doctor Gorostidi. La intervención fue innovadora para aquella época. Hizo un trabajo artesanal. Me pusieron una placa sujeta con tornillos. En el accidente no sangré de la pierna, pero en la intervención me pusieron sangre».
«Estuve un mes hospitalizado y dos sin apoyar el pie en el suelo», subraya Perurena. «Esa medida fue consecuencia de que se trataba de una operación innovadora para la época y tomaron precauciones. Me perdí toda la temporada de carretera y reaparecí en septiembre u octubre para correr una prueba de pista en Madrid y otra en Donostia. Estaba de moda el anuncio de 'Yo también como patatas' y en Madrid algún 'entendido', al ver que no iba muy rápido, me gritó 'Perurena, come patatas'».
Se recuperó de maravilla y pudo continuar su carrera deportiva sin ninguna dificultad. «Había un precedente», remarca el oiartzuarra. «Rudy Altig sufrió la rotura de la cabeza de fémur en la Vuelta a España. En septiembre de ese mismo año, 1965, fue subcampeón del mundo detrás de Tom Simpson en Lasarte. Y al año siguiente ganó el maillot arcoíris en Nürburgring».
Está seguro de que Chris Froome volverá a correr con normalidad. «Ahí está mi caso. Además, la medicina ha avanzado una barbaridad. Ha dicho adiós a esta temporada, pero estará listo para la próxima. Incluso podría darse el caso de que reapareciera a finales de la presente con el fin de adquirir cierto rodaje. Estoy seguro de que tardará menos tiempo que yo en volver a montarse en una bici».
Iturria, en Limousin
Más reciente es la fractura de fémur de Mikel Iturria, urnietarra del Euskadi-Murias. «Sucedió en agosto de 2017, en el Tour de Limousin. Íbamos a mucha velocidad y el impacto contra el suelo fue terrible. Sentí un dolor tremendo. Se me inflamó enseguida la pierna y vi que estaba cómo desplazada. Tenía mala pinta».
Le diagnosticaron dos fracturas: «Una en el cuello del fémur y otra más abajo. Permanecí diez días ingresado en el hospital de Saint-Junien. Me dijeron que era indispensable operarme allí mismo, que era un riesgo evacuarme a otro centro hospitalario. Estuve despierto durante las tres horas de intervención, salvo al final. Perdí bastante sangre. Me dieron 59 puntos de sutura. Sigo con los clavos que me pusieron para sujetar la fractura. Para quitarlos deberían volver a abrir el muslo y necesitaría pasar de nuevo por el quirófano».
Vivió meses duros. «Pasé dos sin apoyar la pierna derecha en el suelo por el riesgo de que el hueso volviera a romperse. Estuve parado hasta enero de 2018. Lo pasé mal al principio». De hecho, le queda alguna secuela. «No para andar en bicicleta, pero noto molestias con cierta frecuencia», señala Iturria. «Todavía tengo un punto, a la altura del trocánter, que se hincha. Acuso los viajes largos y caminar durante mucho rato».
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