Álvaro Cervantes: «No me identifico en absoluto con la fama»
La firma del actor abre este año el libro de autógrafos de DV con la serenidad y la calma de un espectador más
Era de plataformas y selfis. En Tabakalera, entre móviles que capturan todo, hay quien repara en un chico sereno y discreto, que camina tranquilo. Es ... Álvaro Cervantes (Barcelona, 1989), que llega sin estridencias justo antes de dejarse llevar como espectador. El libro de firmas de DV vuelve a abrirse para el actor de 'Tres metros sobre el cielo', 'El juego del ahorcado' o 'Adú'.
- Acaba de firmar un autógrafo. ¿Recuerda cuándo fue la última vez que firmó uno?
- No creas que hace tanto... hará hace unos días, unas semanas quizá. Es verdad que lo del autógrafo en papel ya se pide menos. Ahora es más la foto.
- ¿Suele decir que sí con facilidad? ¿Se considera fácil de engatusar?
- Sí, siempre digo que sí. Me parece una muestra de cariño. Cuando te piden una foto o un autógrafo, significa que siguen tu trabajo. Solo si estoy en una gala o en una alfombra, donde no puedes pararte con todo el mundo, es cuando pido disculpas. Si por mi fuera...
- ¿Y en lo profesional? ¿A qué dice que sí?
- Ahí sigo mucho la intuición. Me dejo llevar por si vibra conmigo la historia, si me veo dentro de ese proyecto. Al final, es una inversión grande de tiempo y energía. Merece la pena estar convencido.
- ¿Qué tipo de espectador es? ¿También se deja llevar?
- Pues no te creas, soy bastante planificador, la verdad. Me gusta mirar qué películas quiero ver, hacerme una lista…
- Si le digo Zinemaldia, ¿qué me contesta?
- Para mí venir al Festival es el plan del año. San Sebastián, cine, comer bien, ver amigos... Vengo desde los 18 años. Y si además puedes presentar películas como con 'Sorda' este año, o 'Ramón y Ramón' el anterior. Es ya el summum de... (risas).
- ¿Alguna ruta concreta cuando viene?
- Sí, tengo algunos que ya son como peregrinajes culinarios (ríe). Y me gusta mucho relajarme en La Perla. Si hace buen tiempo, puedes darte un baño final en el mar, es increíble. Igual me estoy haciendo mayor, pero esas cosas ahora me parecen un planazo cada vez que vengo.
- Con 36 años, ¿acostumbra a mirar atrás?
- No, la verdad. Me doy cuenta cuando busco algo en la galería del móvil y de pronto me topo con momentos del pasado. Ahí sí viajo un poco, pero no le doy muchas vueltas.
- ¿Se lanzó con miedos a ser actor?
- No. Empecé joven, desde la pasión absoluta. No dio tiempo. Todo fue llegando poco a poco, sin que nada me superara. Creo que eso es una suerte.
- ¿Está ya acostumbrado a la fama?
- No me identifico en absoluto con la fama. Vivo tranquilo. No entorpece mi día a día. Es verdad que el personaje de Pollo, cuyo fenómeno fue increíble, era tan distinto a cómo soy yo que eso también ayuda a pasar más desapercibido.
- Si su semana en Donostia fuera un episodio de serie, ¿cómo se titularía?
- Aunque estoy trabajando, preparando una película, y no todo es placer… podría titularse 'Hedonismo en San Sebastián'. Porque, claro, estando aquí, esa palabra encaja bastante bien (risas).
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