Crítica de 'Suro': Pareja entre la tramontana

Hoy en día seguimos viendo algunos trabajos de nuevos realizadores en los que lógicamente se les nota inexpertos, pero también nos sorprenden obras de una calidad y solidez que para nada parecen cosa de debutantes. En ese grupo se inscribe 'Suro', del donostiarra Mikel Gurrea, que en su primer largo no emprende ningún camino fácil y se lía a hacer una película catalana y en catalán, con actores no profesionales excepto la pareja protagonista (Vicky Luengo y Pol López, entregados).

'Suro' podía haberse quedado en el tema que plantea inicialmente. Una pareja de urbanitas, Helena e Ivan, tras recibir la primera una destartalada casa de campo en herencia, deciden cambiar de vida, trasladarse a aquella zona rural, arreglar la casa y tener allí el hijo que esperan. El sueño idealizado de algunos ciudadanos, que se enfrenta a la realidad de unos lugareños rudos y poco acogedores, y a la consciencia de no comprender las claves de ese otro mundo. La película no se queda ahí. Entre planos fijos, silencios a veces turbadores, tensiones larvadas y la naturalidad que aportan los protagonistas, la historia avanza haciéndose más compleja y ramificándose. Gurrea capta con sutileza situaciones difíciles de verbalizar: los cambios, incluso de roles, que el nuevo entorno provoca en la pareja. Y preguntas de complicada respuesta: ¿qué hacer cuando la inmigración ilegal no es un debate genérico y lejano sino que tiene cara y ojos y le trata mal la cuadrilla que está trabajando para ti, quitando el corcho de los alcornoques para obtener el dinero que necesitas?

'Suro' ('corcho' en catalán) es una obra llena de aristas, por momentos con el punto insano del viento de la tramontana, atenta a contradicciones y dificultades sobre las que reflexionar. Un debut serio y rico en matices.