Borrar
Las diez noticias clave de la jornada
Guardiola y el tolosarra Lillo en el banquillo del Manchester City el miércoles en el Bernabéu.
La Agenda Portátil

La vida es una remontada sin libro de instrucciones

Planteas estrategias pero el azar siempre golea: la memoria de Joxean Illarra, el banquillo de Guardiola y Lillo y un Mahler que acaba en la Bodega Donostiarra

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Sábado, 7 de mayo 2022

Comenta

Hola. Ya saben que en esta página no hay secretos para los lectores. Se acerca la hora de cierre y acabo de mandar a la papelera lo que tenía pensado para este sábado. Hay dos o tres historias que no se me van de la cabeza y quiero compartir. Una parece de fútbol, pero habla sobre la vida; otra es una muerte, pero también trata de la vida.

Empiezo por lo segundo: la muerte de Joxean Eizmendi, el cocinero del Illarra, nos tiene en shock desde que la conocimos ayer. En otro territorio de este periódico contamos la historia, pero en este rincón íntimo en el que tantas veces salió quiero recordar su vitalidad y entusiasmo. Ha muerto joven, con solo 54 años, pero vivió mucho. Hizo lo más difícil, convertir el Illarra en un referente donde nos juntábamos tantos (futbolistas, cineastas, músicos, gentes distintas y periodistas) y siempre se apuntaba a todo: lo mismo te traía angulas en directo al especial del día de San Sebastián de la teletxikita que alargaba las noches en su terraza en veladas de amistad. Con ese Joxean me quedo, el entrañable 'guisantitos'.

La vida no tiene manual de instrucciones, no. El miércoles yo, tan poco futbolero, seguí la remontada del Madrid ante el Manchester City como si estuviese ante una película de John Ford. Soy poco 'blanco' y admiro a Guardiola y al tolosarra Juanma Lillo, su segundo en el banquillo inglés, personajes que provocan las mofas de los búnkers (futbolísticos y de los otros). Vuelvo a su imagen en el banquillo del Bernabéu, ese pantallazo en el que aparecen sin entender nada de lo que estaban pasando, porque es el resumen de lo que cuento hoy: ellos preparan los partidos con el rigor de un lanzamiento espacial, pero luego la testosterona de unos futbolistas y unos espectadores puede arruinar la ciencia. Marilyn siempre acaba ganando a Einstein, y los Benzema a quienes entienden el fútbol como una ley de la física. Lo mismo pasa con el mundo: ya sentenció Lennon que la vida es lo que pasa mientras tú estás ocupado haciendo otros planes. Vivimos dibujando un 4-4-3 en nuestra pizarra de entrenador, pero luego llegan las remontadas, las derrotas y los penaltis imprevisibles.

Sí, quiero escribir de cosas ya escritas. El lunes fui al Kursaal a esa 'Segunda' de Mahler de la Euskadiko Orkestra y el Orfeón Donostiarra que también se ha convertido en fenómeno social. Hay veteranos abonados que dicen que es uno de los mejores momentos que han vivido con la orquesta. Mahler habla en su partitura de la vida, la muerte y la resurrección. Salimos del Kursaal con las almas transportadas a un séptimo cielo, como si el batuta Robert Treviño fuera el Ancelotti de la 'hinchada' musical.

Había que bajar a la tierra. Una cuadrilla de tolosarras cultos y divertidos me llevó a la Bodega Donostiarra y a la gintonería de Gros en ruta de pintxos y tragos, como una 'tercera' que siguiera a la Segunda de Mahler. Y resucitamos. Vivir es urgente, dicen las camisetas. Y aciertan.

Historia triste de una villa de Ondarreta

Villa Sobrino en su derribo en 2008. FRAILE

Sale Donostia en 'La España fea', el libro de Andrés Rubio. A algunos paisanos les molesta que salga ahí: por lo de España, por lo de fea o por las dos cosas. Se recuentan algunos de los atentados que ha sufrido el patrimonio de esta ciudad. Y yo me quedo con uno de los menos conocidos y quizás de los más tristes. La llamada 'villa Sobrino' de Ondarreta no era de esas construcciones históricas y 'bellas' del barrio, sino un espacio con personalidad. Cuando murió su autor, el arquitecto Javier Carvajal, algunos recordamos esa rareza de nuestro paisaje. Justo acababan de comprarla sus nuevos propietarios, y en cuanto vieron señales de que alguien podía ensalzar demasiado el valor de la villa, construida en 1971, la derribaron casi de la noche a la mañana, con todos los permisos municipales por supuesto. Desde entonces, 2008, ese solar está vacío, como un agujero en nuestra geografía y en nuestra memoria.

Sidrería también rima con mediodía

Hemos descubierto la comodidad de la sidrería al mediodía, y también que el txotx resulta hasta más agradable en mayo que en el frío invierno. El otro día pudimos corroborarlo en Zelaia, tan acogedora un viernes a la hora de comer. Me cuentan las Gaincerain que es un fenómeno cada vez mayor, y también que este año tan raro mantienen el txotx hasta fin de mayo.

mezquiaga@diariovasco.com

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco La vida es una remontada sin libro de instrucciones

Planteas estrategias pero el azar siempre golea: la memoria de Joxean Illarra, el banquillo de Guardiola y Lillo y un Mahler que acaba en la Bodega Donostiarra