Omara Portuondo: «Cultivo la sonrisa y la buena energía»
Una de las voces legendarias de Cuba recala este miércoles en el Kursaal de Donostia con su gira 'Omara es Cuba - El último beso'
El jueves, un día después de su función en el Kursaal, Omara Portuondo (La Habana, 1930) celebrará 89 años y toda una vida dedicada a ... la canción. En su regreso a Donostia la artista cubana estará acompañada por un grupo de intérpretes de su país que define como «talentosos, jóvenes y sabrosos». Son Roberto Fonseca (director musical y piano), Yandy Martínez (bajo), Ruly Herrera (batería) y Andrés Coayo (percusión), que estuvo en la Orquesta Buena Vista Social Club.
-Su apellido delata sus orígenes vascos...
-Sí. No recuerdo bien la fecha, pero hubo un capitán vasco de apellido Portuondo que mantuvo relaciones con varias esclavas cubanas: de ahí nació mi papá.
-¿Y cuáles son sus primeros recuerdos musicales?
-Todos solíamos cantar juntos en casa. Tuve unos padres hermosos que nos apoyaron mucho a mí y a mi hermana Haydée. Ellos se querían mucho, lucharon por su amor y por nosotras.
-En sus inicios fue usted bailarina del Tropicana, estuvo en el cuarteto vocal femenino Las d'Aida... ¡Incluso cantó para Nat King Cole!
-La época del Tropicana lo recuerdo con nervios porque era muy joven y tenía que enseñar las piernas. (Risas) Con el cuarteto estuvimos bajo la dirección de la gran Aida Diestro y llegamos a hacer los coros a Nat King Cole, a quien recuerdo como un hombre muy sencillo y bueno.
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Cartel Omara Portuondo. Lugar: Auditorio Kursaal.
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Día y hora Miércoles 30 (20.00).
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Precio 40 euros.
-Hace justo 60 años publicó 'Magia negra' (1969), su primer disco como solista.
-¡Imagínese! Uno tiene que soñar, luchar y trabajar duro, pero en la vida hubiera imaginado todo lo que me ha ocurrido. También le digo que es resultado de mucho trabajo. Las cosas no son fáciles en Cuba ni en ningún lugar del mundo. Hay que trabajar y, sobre todo, ponerle mucho cariño a lo que uno hace y cree. Con el corazón uno llega más lejos.
-¿Tenía un plan B por si la música no funcionaba?
-Me habría gustado ser diplomática. Siempre me ha atraído la diplomacia.
-La Billie Holiday cubana, la novia del filin, la reina del bolero... ¿Prefiere alguno de esos calificativos que suele recibir?
-Los recibo todos con mucho cariño. La novia del filin me gusta, pero después de tantos años igual ya podíamos haberlo oficializado y tendríamos que habernos casado, ¿no cree? (Risas)
-'Buena Vista Social Club', el disco de 1997 y la película de 1999, brindó una segunda vida a músicos casi olvidados.
-Lo recuerdo con cariño, aunque muchos de nosotros ya teníamos una carrera detrás y girábamos por el mundo. Sin embargo, este proyecto logró llevar la música cubana a muchos lados. Fue un reencuentro con músicos y amigos a los que llevo en el corazón.
-¿Alguna vez les apenó que tuvieran que venir una disquera extranjera, un guitarrista estadounidense (Ry Cooder) y un cineasta alemán (Wim Wenders) a arrojar luz sobre la música cubana?
-Pues lo más importante es que vino y que puso la música en todos los rincones del planeta. ¿Quién no ha escuchado hoy en día alguno de nuestros temas? ¿Sabes? Es muy bello ver en los shows disfrutar a distintas generaciones, familias enteras que vienen al concierto a gozar con la música cubana.
-Se fueron Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, Rubén González, Cachaíto... Prácticamente sólo quedan Elíades Ochoa y usted como primeros espadas del Buenavista. ¿Es posible buscar un relevo generacional?
-¡Y no se olvide de Barbarito Torres, que sigue entre nosotros! A los que se fueron, insisto, los llevo en el corazón y siempre que puedo les recuerdo con su arte y con su música. Cuba es cuna de la música y hay mucho talento. ¡Por supuesto que hay relevo generacional!
-Era usted la única mujer en un grupo masculino casi al cien por cien. ¿Por qué no se hizo un reparto más equilibrado?
-Bueno, tuve la suerte de estar rodeada de amigos y grandes músicos y la verdad es que el trato que recibí de todos ellos fue exquisito. Somos buenos amigos, una familia. Las decisiones de quien estaba en el proyecto fueron tomadas entre el productor y la disquera.
-En su país, Cuba, como en el resto del mundo, las mujeres han tenido que pelear siempre el doble que los hombres. ¿Cómo observa desde su experiencia el auge del feminismo?
-En Cuba y en muchísimos países del mundo, cualquier transformación y voluntad de cambio es fundamental. Hace años creé mi propia Fundación en México contra el maltrato de las mujeres. Siempre estuve implicada en la situación de las mujeres y me parece fundamental que todos estemos unidos contra una lacra como la violencia de género. Por supuesto, soy feminista. Hay que apoyar siempre y dar voz a las mujeres.
-Ha publicado remasterizado su disco en solitario para Buena Vista Social Club, ha lanzado un homenaje a Benny More en su centenario, ha reeditado varios de sus discos... ¿Qué le queda por hacer?
-Pues estoy grabando un nuevo disco. Acabo de terminar una hermosa gira de conciertos en México junto a Regina Orozco y estos días actuaré por España, un país que llevo siempre en el corazón.
-Este jueves, un día después de su concierto, cumple 89 años. ¿Cuál es el secreto para llegar a esa edad sin perder la pasión por el canto?
-Espero poder celebrarlo con una gran fiesta en los escenarios. La verdad es que soy una mujer que me cuido, intento estirar antes de salir al escenario, nunca he bebido alcohol y tampoco fumo. Cultivo la sonrisa y la buena energía.
-Y tiene fuerzas y voz para seguir adelante...
-Sí, en eso no tengo dudas. Esta gira es realmente mi forma de celebrarlo. No me gustan mucho los viajes, pero el destino siempre es muy bueno, así que las largas horas de espera merecen la pena.
-Se lo preguntaba porque la gira se titula 'Omara es Cuba - El último beso', y eso suena a despedida. ¿Lo es?
-¡En absoluto! No quiero despedirme nunca de mi público. La música tiene que sonar siempre. Mientras mi salud y mi voz me lo permitan, seguiré cantando.
-¿Y qué le gustaría hacer una vez haya abandonado los escenarios?
-¿Perdón? ¿Usted quiere que termine mi carrera? (Risas) ¡Yo pienso seguir cantando hasta que no tenga voz! La música es el motor de mi vida, junto a mi familia.
-¿Se siente embajadora de Cuba?
-Bueno, me lo han llamado muchas veces. Ser embajadora de la música cubana y representar a la cultura de mi país es algo que llevo con mucho orgullo y respeto.
-Usted ha vivido muchos años en la carretera y tal vez ello le permite mantener una distancia crítica con Cuba y su reticencia al cambio. ¿Qué país quiere para sus nietos?
-Como usted dice, he estado muchos años en la carretera, pero siempre con el corazón en La Habana, donde residen los míos. Lo mío es la música y ésta es el es alma de los pueblos, pero las cuestiones políticas tenemos que dejarlas en manos de los políticos.
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