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JAIONE ALONSO
SAN SEBASTIÁN.
Martes, 4 de junio 2019, 06:46
En la última jornada de la décima edición del Olatu Talka, su director Jon Aizpurua anunció que el festival echaba el telón. «Yo he sido ... el más reacio en comunicar esta noticia», reconocía ayer Aizpurua, a pesar de que se había tomada ya hace un mes entre el Ayuntamiento de San Sebastián y Donostia Kultura. Que el domingo culminara el último Rompeolas «no quiere decir que todo lo que se ha hecho en Olatu no se vaya a realizar en el futuro». No se llamará igual pero en la mente de Aizpurua ya se dibuja «un abanico de posibilidades teóricas» entre las que barrunta «otro festival o diferentes actividades culturales durante el año». Eso está por reflexionar. Lo que está claro es que el objetivo pasa por «visibilizar todo el trabajo creativo que hay en la ciudad», algo que no logran, a su juicio, los grandes festivales de Donostia.
Olatu Talka comenzó su andadura en 2010 con el objetivo de impulsar el proyecto de la Capitalidad Europea de la Cultura 2016. Una vez terminada, Olatu siguió su camino, comprometido con los mismos objetivos del inicio -la participación ciudadana y convertir a la ciudadanía en agente cultural activo-. Aizpurua reconoce que «el objetivo se ha cumplido» y que conforme más se iban alejando de 2016 «nos hemos dado cuenta de que había que enfocarse ya en otras metas. Ha sido una decisión política y técnica tomada conjuntamente entre Donostia Kultura y el Ayuntamiento». Aizpurua quiso relegar hasta última hora comunicar el punto final de Olatu: «El objetivo era que la gente disfrutara del festival, no quería que la noticia fuera que era el último Olatu. Si lo hubiera dicho antes, las actividades hubieran perdido fuerza. Por ejemplo, Argi artean o Ondarreggae Jaia no hubieran tenido el éxito que tuvieron».
Aizpurua tiene la vista puesta en lo que suceda el próximo 15 de junio en el nuevo Ayuntamiento que se constituya en Donostia, porque a partir de ahí se comenzará a «reflexionar y buscar nuevos formatos». «¿Otro festival? ¿Diferentes actividades durante todo el año? No lo sabemos, pero sea lo que sea dará cabida a toda la actividad cultural que surge en la ciudad, tanto de una manera amateur como la de todos los profesionales que dan sus primeros pasos en todas las disciplinas y quieren incorporarse a la vida cultural de Donostia», reflexiona el responsable de Acción Cultural de Donostia Kultura.
El que ha sido director de Olatu durante cinco años tiene claro que «si hay algo que enriquece a esta ciudad, no son los festivales grandes que trae gente de fuera, sino que haya creatividad cultural en la propia ciudad y que los propios ciudadanos puedan crear, y que aquello que crean se pueda visibilizar». En este sentido, Aizpurua, observa que «San Sebastián es una ciudad activa para festivales donde la gente actúa de una manera pasiva» y revaloriza que Olatu Talka «es el único festival donde lo que hemos querido hacer es que aflore todo el trabajo creativo que hay en la ciudad, que es mucho».
En este sentido, Aizpurua no duda de que en el nuevo formato, al que aún no se ha dado ni forma ni nombre, habrá reminiscencias de Olatu: « Queremos mantener esa conexión entre los diferentes agentes -colectivos y asociaciones- que quieran mostrar lo que hacen. Uno de los trabajos que hemos hecho durante estos años es que entre los diferentes colectivos haya sinergias. Cuando se hace una actividad, hemos logrado que exista una mezcla de diferentes agentes. Por ejemplo, lo que ha sucedido con Argi artean, en el que además de los alumnos de arquitectura de la UPV o Hirikilabs, han participado artistas».
Aizpurua admite que tiene en contra que Olatu, a veces, «ha sido más difícil de entender que cualquier otro festival. Todo el mundo entiende el Festival de Cine de San Sebastián, el Jazzaldia o la Quincena musical. Olatu es más complicado porque hacemos que la gente trabaje de manera activa y que no sea un espectador pasivo». Además, a su juicio, Donostia está acostumbrada «a que solo se considere éxito cualquier actividad multitudinaria». Por eso, lo que siempre ha reivindicado en esta década de Olatu y lo que seguirá postulando en el nuevo «formato» es que «hay que dar entrada a todas esas personas que empiezan, por supuesto, con un filtro de calidad artística. Un grupo de música que no es conocido, pero que tiene un futuro prometedor, necesita una oportunidad»
Aizpurua asegura haber acabado la última edición con «un muy buen sabor de boca», al mismo tiempo que señala que las diez ediciones de Olatu han sido «muy positivas» porque «hemos sido modelo en el resto del Estado y hemos movilizado una ciudad». Recuerda la primera fase -la carrera hacia la Capitalidad Europea de la Cultura- como «muy ilusionante». En su memoria está grabada la edición de 2012 cuando se decidió descentralizar el festival y que este viajara a los barrios de Donostia. La segunda fase coincide con el propio año de la celebración de la Capitalidad, en el que Olatu «pasó más desapercibido de lo que tenía que haber pasado porque hubo infinidad de actividades durante todo el año». Finalmente, las cuatro últimas ediciones del Olatu «han quedado como un legado», tras el que es necesario pasar a «otra etapa» y a «otro formato».
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