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El Victoria Eugenia vibró con un entusiasta y contagioso milagro musical de kilómetro cero
El estreno del musical 'Bretxa 1813', que abarrotó este viernes el teatro donostiarra, fue una explosión de creatividad
Ilusión, motivación y trabajo. Bergara Antzerki Musikala dejó este viernes bien claro que estos son los ingredientes que hacen posible crear un producto cultural de ... importante impacto social con el difícil pero deseado equilibrio entre la calidad y la popularidad. Lo habían hecho ya con otros montajes, pero la de este viernes por la noche la asociación fue mucho más allá en el estreno de una histórica y ambiciosa 'Bretxa', que ha colgado en cartel de 'entradas agotadas' los tres días que se representa en Donostia.
Realmente mereció la pena el esfuerzo llevado a cabo por el más de centenar de personas que se han volcado en recrear la historia de Toti Martínez de Lezea. Después de tres horas de espectáculo fue difícil creer que sus intérpretes eran aficionados. Porque sobre el escenario estos niños, jóvenes y adultos se transformaron en convincentes actores, actrices, bailarines o cantantes…, sin olvidar la profesionalidad de todo el equipo que participó en la producción que conlleva un espectáculo así, desde la creación de las partituras o el guión, hasta los decorados, el vestuario o los elementos de atrezzo. Todo funcionó con notable agilidad y precisión, en un encuentro entretenido en el que el público disfrutó de un musical de kilómetro cero, absolutamente guipuzcoano en su concepción, sentido e interpretación.
Ficha técnica
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Obra 'Bretxa 1813. Donostiako sutea'
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Protagonistas Argiñe Agirrezabal (Maritxu), Sara Manzano (Marina) y Marije Ugalde (Otilia).
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Novela original 'La Brecha', de Toti Martínez de Lezea.
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Adaptación y dirección. Oihan Vega y Valen Moñux.
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Orquestación Mikel Markiegi.
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Director de orquesta. Txemi Etxebarria.
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Dirección vocal y coros Marije Ugalde.
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Coreografía Carol Gómez.
Fue fácil dejarse llevar por la historia escrita por Oihan Vega -responsable también de la música- y Valen Moñux. Su recreación músico-teatral de la novela de Toti Martínez de Lezea puso como protagonistas en la Donostia de 1813 a Maritxu, una viuda que regenta una chocolatería, su hija Marina y Otilia, la amiga de la infancia, si bien hubo también personajes con importante peso, como el de Joaquín. El argumento, por tanto, tuvo el aliciente histórico, la visión femenina -«la culpa es de los hombres», le dice Otilia a Maritxu en un momento del espectáculo- y, por supuesto, el idioma, sumando al repertorio de los musicales una muy atractiva obra en euskera. El drama vivido por los donostiarras se contó, a través de la vida de Maritxu, con datos y seriedad, algunas reminiscencias del libreto de 'Madama Butterfly', pero también toques de humor, conformando un argumento resultón.
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Musicalmente, la partitura se caracterizó por su amabilidad y su correcto diseño para el género. Se basó en temas conocidos, desde la renovada 'Marcha de San Sebastián' en una nueva tonalidad más 'trágica', o el sentido 'Itsasoan laino dago' hasta zortzikos, tangos, alguna pieza flamenca y, por supuesto, pegadizas melodías propias de Disney o de series como 'Goazen!'. La mayoría de ellas fue ejecutada en directo por un nutrido ensemble instrumental en el foso que incluía dos teclados y guitarra, además de los instrumentos habituales de la orquesta, pero también se incluyeron sonidos pregrabados. Todo ello funcionó con naturalidad para una obra de estas características y ayudó a reforzar el conseguido ritmo de la obra, con un notable equilibrio entre las partes cantadas por los solistas y los números de conjunto interpretados por el coro.
A nivel escénico la producción resultó muy cuidada y mucho más rica de lo que cabía esperar. Fue increíble cómo funcionaron todos los elementos. El ambiente se recreó ya desde minutos antes de entrar al teatro. Tanto en las inmediaciones del mismo, como en el foyer, recibiendo al público, había soldados y mujeres ataviadas con la ropa de la época. Una vez comenzada la representación, destacó el efectivo decorado, realizado con proyecciones que trasladaban con facilidad al lugar de los acontecimientos. Hubo mucha imaginación y grandes resultados en este aspecto, así como momentos propios de las grandes producciones: soldados desfilando por el escenario y el pasillo del teatro, una batalla, niños cantando y bailando, una procesión…, un ambiente constante para trasladarnos a la época y a la acción de la obra. Fue, en suma, un espectáculo completo y realizado con talento y cariño.
«Estamos acostumbrados a estos retos», aseguran los directores
«Este es uno de los teatros más selectos de todo Euskadi, con unos horarios y un reglamento estricto, pero estos días nos han ayudado tanto... Está todo el mundo volcado», agradece Oihan Vega, una de las dos mentes pensantes detrás de 'Bretxa 1813'. La otra es la de Valen Moñux, quien se muestra muy satisfecho de haber podido sacar adelante «una producción muy laboriosa y gigantesca a todos los niveles». Sin embargo esta no ha sido la obra más multitudinaria ni la más exigente de todas las producciones propias que ha realizado Bergara An-tzerki Musikala. «Estamos acostumbrados a estos retos: partir de cero con una novela y hacer un musical entre aficionados al género». Y ahí se detiene para hacer hincapié en que esta asociación sin ánimo de lucro se sostiene «como un castillo de naipes puro y duro», en el que si hay una baja todo se desmonta. «Aquí no se nos puede poner enfermo el tenor, porque no tenemos un doble reparto». Hándicaps con los que conviven y que tampoco suponen un impedimento para sacar adelante sus proyectos.
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