Eros Jaca
Ensemble Bayona debuta en la Quincena con triple actuación. Hoy actuará en Kursaal y mañana en Senpere
El conjunto, que debuta en la Quincena, actuó este miércoles en el ciclo de música de cámara en San Telmo, este jueves estará en el ... de contemporánea en las salas polivalentes del Kursaal y este viernes volverá a tocar en Senpere -Larreko Kultur Aretoa, 21 horas-.
- ¿Por qué fundó un ensemble en homenaje a la pianista zaragozana Pilar Bayona siendo usted violonchelista?
- Porque la figura de Pilar Bayona trasciende cualquier instrumento. Fue una de las primeras mujeres pianistas españolas en dedicarse a ofrecer conciertos a principios del siglo XX. Nos sentimos honrados de que el Archivo Pilar Bayona confiara en nosotros para llevar su nombre en nuestras aventuras musicales. Fundar un ensemble con su nombre no es solo un homenaje a su legado musical, sino también a su espíritu pionero, su compromiso con la música de su tiempo y su forma de entender el arte como algo vivo y libre de prejuicios.
- Los integrantes de Ensemble Bayona proceden de diferentes lugares. ¿Dónde y cómo se formó?
- El núcleo nació en el Conservatorio Profesional de Zaragoza. Ensayábamos con la orquesta del centro y a la entrada de la sala había un gran busto de Pilar Bayona. Esa estatua metálica se convirtió en un símbolo de la alegría y la experiencia de hacer música con amigos. Con el tiempo, la vida nos fue llevando por caminos distintos, y el grupo evolucionó con naturalidad. En la actualidad varios residimos en el cantón de Berna, Suiza, y eso nos ha hecho trabajar con una organización casi quirúrgica. Aun así, nos une una formación camerística muy similar, una complicidad de años y, sobre todo, un amor incondicional a la música, entregando cada gramo de energía en cada concierto.
- Actúan en tres ciclos de la Quincena Musical. ¿Es su debut en el festival?
- Para el ensemble sí, aunque yo tuve la fortuna de participar hace más de 15 años con un recital de violonchelo y piano en el Ciclo de Jóvenes Intérpretes, durante mi último año en Musikene. Me hace mucha ilusión volver ahora con Ensemble Bayona.
- Si bien son un ensemble de formación variable, acuden al festival en formación de quinteto de cuerda con piano. ¿Por qué?
- La idea inicial era presentar la transcripción de 'El amor brujo' de Falla en la versión para quinteto con piano y cantaora realizada por José Luis Turina, que es el programa que llevamos al Museo San Telmo y a Senpere. A partir de ahí, el desarrollo ha ido girando en torno a esta formación. En el grupo creemos que ofrecer en un mismo concierto obras para diversas agrupaciones enriquece la experiencia del público, creando una vivencia sensorial más completa y profunda.
«Nos une un amor incondicional a la música, entregando cada gramo de energía en cada concierto»
- El concierto de hoy en el ciclo de contemporánea se titula 'El ocaso de los pétalos'. ¿Qué le ha llevado a poner este título tan inspirador?
- Cuando una flor se marchita, ese fino borde entre la vida y la muerte es el instante donde la belleza resplandece por última vez. Creo que en ese momento conviven simultáneamente la vida - y con ella, el amor - junto a la muerte. Ese momento suspendido en el tiempo es, para mí, la imagen de la música eterna de Schubert. El resto de las obras, la de Arias, los polos opuestos en la de Erkoreka, la respuesta a la pregunta sin respuesta de Kurtág, o 'Black Angels' de Crumb, giran en torno a ese momento. Es un concierto íntimo y, al mismo tiempo, brillante y esquizofrénico. Estoy especialmente contento con la creación de este concepto. Todas estas obras tienen en común ir desde el detalle más efímero e introvertido, como Kurtag, a buscar la expresión sonora más salvaje como en Arias o Crumb.
- ¿Qué le diría al público de su concierto?
- Que la indiferencia no es una opción.
- Este programa contrasta con el que ofrecieron ayer en San Telmo o el que darán mañana en Senpere. ¿Es una demostración de lo que declaran en su web, que exploran los puentes entre la música clásica y la contemporánea?
- Nuestro ámbito de especialización se centra en la primera mitad del siglo XX, ese momento fascinante en el que el romanticismo se cruza con Schönberg y otros lenguajes emergentes, y la música clásica se fragmenta en múltiples caminos, cada uno con su identidad propia. Décadas después, el cordón umbilical entre la música clásica y la contemporánea parece haberse desgastado casi por completo. Nuestra filosofía es precisamente la de tender puentes entre esos dos mundos. Creemos que recuperar esa conexión en el escenario aporta una riqueza artística inmensa, siempre encontrando los balances adecuados. Hay aún un repertorio brillante por descubrir en esa primera mitad del siglo XX, y ello exige especialización en muy diversos estilos. Ese es el reto que asumimos.
- Llevan ocho años de andadura y acaban de publicar su primer disco, 'Cuando el Fuego Abrasa,' que es el que vertebra el programa de San Telmo y Senpere. ¿Qué destacaría del mismo?
- Definir un programa que reflejara nuestra filosofía nos tomó cerca de un año y medio. Queríamos que cada etapa de la grabación contara con la persona más adecuada. Nuestra intención era hablar de nuestras raíces, de la tradición, pero también de la innovación. Además de grabar 'El amor brujo', realizamos un ejercicio de investigación en colaboración con la Universidad de Lausana, rescatando el Quinteto del compositor suizo Joseph Lauber: una obra romántica inspirada en melodías folclóricas suizas. Las piezas breves de Francisco Coll y Christoph Blum, por su parte, representan los ecos del pasado resonando en el presente. Y estamos muy agradecidos de que la Radio Nacional de Suiza se uniera como coproductora de esta grabación.
«El cordón umbilical entre la música clásica y la contemporánea parece haberse desgastado casi por completo»
- ¿Cómo ve el presente y el futuro de la música de cámara?
- Me gustaría mencionar la performance 'Sky Piece to Jesus Christ' de Yoko Ono. Mientras un ensemble interpreta una obra clásica muy conocida, varias personas comienzan a envolver lentamente a los músicos y sus instrumentos con vendas de gasa blanca, hasta momificarlos por completo, enviándolos simbólicamente «al cielo». Los intérpretes continúan tocando, incluso cuando su movilidad se ve cada vez más limitada, hasta que las vendas les impiden por completo cualquier movimiento. Para mí, esta acción es una buena metáfora de la lucha del músico frente a las limitaciones impuestas por la sociedad, o incluso por el mismo mundo de la música clásica. Es una sensación que experimenté muchas veces en mi juventud. Y aprovecho para agradecer a la Quincena ayudarnos a liberarnos, precisamente, de esas vendas. Los músicos clásicos tenemos el deber de reinventarnos, de romper con los formalismos del pasado, de sorprender y emocionar al público del año 2025. Insisto: 2025.
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