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«Lo que el creó hoy da trabajo a 80.000 personas y, aún así, para muchos sigue siendo un total y absoluto desconocido». Quien ... así habla es el músico Gontzal Mendibil, director y compositor del musical 'Hazia' que este sábado se estrena en el Teatro Amaia de Arrasate. Y de quien habla es el protagonista de su obra, el cura José María Arizmendiarrieta (Markina-Xemein, 1915 - Arrasate, 1976). «Siempre que tratas a un personaje histórico parece resultar algo aburrido, pero este es el musical más complicado y más contemporáneo que he creado. Su figura es fascinante».
Complicado porque en él participan más de un centenar de personas: dos coros con más de 80 cantores como son el Easo y la formación arrasatearra Goikobalu. Además, participarán 12 bailarines de Ohika Dantza coreografiados por Aritz Salamanca, 16 músicos que actuarán en directo y una decena de cantantes, incluido el propio Mendibil, quien participará en algunas de las canciones del repertorio que él mismo ha compuesto, con arreglos de José Luis Canal.
Y contemporáneo porque recorre su vida desde que era niño «como si fuera una película», mostrando «sus valores que, en este mundo ultracompetitivo, son más importantes que nunca». Todo acompañado de proyecciones con ilustraciones, canciones que narran lo que ocurre en escena, un vestuario ambientado en los años 50 e, incluso, declaraciones de sus propios alumnos que cuentan cómo fue su experiencia con él.
Pero, como define Gontzal Mendibil, la figura de José María Arizmendiarrieta es «fascinante» y eso se debe, en parte, a que «su legado en el mundo abarca a más de 40 empresas. Detrás de Eroski, Caja Laboral, Orbea o Fagor estuvo él».
El musical 'Hazia' lleva más de tres años gestándose y, debido a la pandemia, no será hasta este sábado cuando por fin vea la luz bajo un título que pretende reflejar «esa semilla que él plantó y que hoy se muestra en todos los frutos que ha dado».Cuando en febrero de 1941 Arizmendiarrieta se estableció en Arrasate-Mondragon como coadjutor auxiliar de la parroquia, el pueblo acusaba la depresión de la postguerra: poco más de 1.500 de sus 9.000 habitantes trabajaban en ferrerías y talleres. A su muerte en 1976, la población se había incrementado hasta los 26.000 habitantes, gracias en parte a la inmigración que allí llegó atraída por las oportunidades de trabajo.
Es un fiel reflejo de lo que supuso su paso por el municipio. Y es que, «nada más llegar, visitó al gerente de la Unión Cerrajera y este le dijo: 'el hijo del ingeniero ha de ser ingeniero y el del peón, peón'. Ahí se dio cuenta de que no había nada que hacer y decidió fundar la Escuela Politécnica que formara técnicos y mano de obra cualificada», explica Mendibil.
Estreno en el Teatro Amaia de Arrasate. Sábado 17 (20 horas) y domingo 18 (19 horas) de septiembre. 25 euros.
Teatro Arriaga de Bilbao. 1 de octubre, a las 19 horas. Entre 17 y 31 euros.
Baluarte de Pamplona. 29 de octubre, a las 20 horas. Entre 26 y 30 euros.
Kursaal de Donostia. 26 de noviembre, a las 20 horas. 30 euros.
Teatro Principal de Gasteiz. 17 de diciembre.
El primer año comenzó con veinte aprendices que tenían un trabajo remunerado por la mañana y clases por las tardes. Luis Usatorre, Jesús Larrañaga, Alfonso Gorroñogoitia, José María Ormaetxea y Javier Ortubay eran cinco de ellos. Años más tarde, los cinco compañeros se asociaron como cooperativa y fundaron los talleres Ulgor (nombre que resulta del acróstico de sus apellidos) y que, con el tiempo, se convertiría en Fagor Electrodomésticos. Ahí se encuentra el embrión de la actual Corporación Mondragon, que a día de hoy se compone de 98 cooperativas, 8 fundaciones, una mutua, 10 entidades de cobertura y 7 delegaciones internacionales con presencia en los cinco continentes y una facturación anual de 10.865 millones de euros (datos de 2020).
«No era un cura normal», cuenta Mendibil. «Estudió sociología y quería socializar el saber, ampliar la posibilidad de formación a todos los hijos de los trabajadores». Todo ese compromiso social y sus metáforas de la vida quedaron reflejados en 'Pensamientos', documento que Mendibil se encargó de poetizar y musicalizar para ir construyendo 'Hazia'. «La primera parte de la obra es una narración sobre la vida de Arizmendiarrieta, su ideario obrero y sus hechos, que encarna Arkaitz Gartziandia», y que describe a un personaje de vida austera.
«Se le conocía como el 'cura de la bicicleta' porque se desplazaba con una modesta bici que hoy forma parte de su museo, y siempre viajaba con billete de tercera». El músico y director ha querido realizar su pequeño homenaje a Arizmendiarrieta como impulsor de la juventud componiendo un elenco de cantantes que apenas superan la veintena.
En 1967, Arizmendiarrieta sufrió una embolia que fue acompañada de numerosas infecciones, hospitalizaciones y altas, y que finalmente acabó con su vida un noviembre de 1976. En su epitafio reza: 'Bihotza, lana eta bizitza zuen alde emanak' ('Corazón, trabajo y la vida entregados por vosotros'). La trayectoria vital y la ejemplaridad del sacerdote vasco llevó al Papa Francisco a declararle Venerable en 2015, culminando así la primera etapa del proceso de canonización.
Tras su estreno el próximo sábado en Arrasate, 'Hazia' repetirá en el municipio un día después, el domingo 18, y luego pasará por el Teatro Arriaga de Bilbao (1 de octubre), el Baluarte de Pamplona (29 de octubre), el Kursaal de Donostia (26 de noviembre y el Principal de Gasteiz (17 de diciembre). «La idea es llevarlo también al Goierri y a Markina hacia Navidad y, por su trascendencia, difundir su figura también fuera de Euskadi», concluye Mendibil.
Con apenas tres años, Arizmendiarrieta tuvo una caída frente al caserío Iturbe donde vivía, sufriendo un traumatismo craneal que le provocó la pérdida del ojo izquierdo. Este le fue reemplazado por uno artificial y en su infancia decidió usar las gafas que ya nunca se quitó. Aquellas secuelas «influyeron en su temperamento y marcaron su carácter tímido y observador», dice Gontzal Mendibil. Quizá ese suceso, «y el estar impedido, recalcara su voluntad de querer salir adelante y la visión por impulsar a los más desfavorecidos».
Veinte años más tarde, durante la guerra civil, un tribunal médico certificó su incapacidad para el servicio de armas y le destinó como periodista en la redacción del periódico 'Eguna'. «Allí escribía en euskera sobre temas sociales en contra del régimen y firmaba con un pseudónimo: Arretzinaga». A raíz de un 'chivatazo' permaneció un mes en la cárcel y, tras un consejo de guerra contra 17 detenidos, solamente cuatro se salvaron de ser fusilados. Uno de ellos fue Arizmendiarrieta, que fue absuelto tras declarar ser soldado y no periodista. «Dijo que él no era Arretzinaga, solo el que servía como traductor del castellano al euskera. Aquello le libró del paredón».
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