Un viaje musical intimista con Mikel Azpiroz
El donostiarra tocará esta noche temas de 'Gaua' (2013) y 'Zuri' (2016) en un recital de piano solo en Lugaritz
En su función de hoy, el artista dejará a un lado el repertorio del trío Elkano Browning Cream para centrarse en los dos álbumes de piano solo que ha publicado hasta la fecha. Promete un «viaje musical muy intimista, pausado e introspectivo» que será «casi una ceremonia meditativa». «Es un concierto para bajar de revoluciones», advierte el músico, que también colabora en los proyectos de Elena Setién y Travellin' Brothers, y acaba de producir 'Geltokiak izarretara', un disco de versiones cantadas por Jabier Muguruza.
El concierto
-
Artista Mikel Azpiropz Lugar: Lugaritz (Donostia).
-
Día y hora Hoy, 20.00 horas.
-
Entradas 9 euros.
- ¿Recuerda cuándo tocó la tecla de un piano por primera vez?
- No, pero debía ser muy pequeño. En casa de mi familia materna en Ormaiztegi había un piano porque mi abuela lo tocaba: eran familia de músicos. De ahí que el magnetismo que he sentido hacia la música haya sido siempre algo innato, casi como respirar. No recuerdo haber tenido una revelación, pero me atraía tanto que quería dedicarme a ella. Me encauzaron por el estudio de la música clásica, que es lo que había entonces, pero pronto me interesaron cosas más modernas como Kaxiano o Egan... Con ocho años escuchaba discos de blues y jazz que mis tías maternas me grababan en cintas de casete: B.B. King, Rolling Stones, Chuck Berry...
- ¿El Conservatorio le parecía limitador?
- No tuve mayor problema porque se me daba bien y tenía facilidad, pero tener que ceñirte a una partitura era limitador a nivel creativo. Por ello, gracias a aquellas cintas intenté copiar de forma autodidacta las melodías del blues, del rock and roll... Además, tuve la suerte de que mi profesor de piano, Juan Padrosa, venía de la clásica, pero no veía mal que yo fuera por otros derroteros, algo que entonces no era muy habitual porque esas otras músicas se consideraban de menor categoría.
- ¿En casa le apoyaron cuando quiso dedicarse a la música?
- Bueno, hicimos un trato. Terminé la carrera de Ingeniería Industrial, que es lo que había prometido en casa, pero nunca llegué a ejercer. Entonces seguí los estudios por la vía de la música y toqué en grupos como Blues Stop, Lau Behi...
- Dice que «el viaje y la música son los pilares fundamentales» de su trayectoria vital...
- Efectivamente, ser músico de directo, sacar discos y dar conciertos implica viajar. Si no me hubiera gustado viajar, la música habría sido una tortura, pero me encanta, y siempre aprovecho esa herramienta que es la música para comunicar o tender puentes con los lugares a los que voy. La relación que estableces con cada sitio que visitas es siempre diferente y eso me parece interesantísimo.
- ¿Su música sería diferente sin los viajes que ha hecho por todo el mundo?
- Claro, está totalmente vinculada a ellos. Somos esponjas, nos quedamos con las cosas que nos gustan y vamos conociendo por ahí. De hecho, en mi proyecto con Elkano Browning Cream sello se refleja a la perfección. Viajar te abre los ojos, te enseña cosas que de otra forma no habrías conocido o experimentado. Para que algo te deje poso tienes que experimentarlo.
- ¿Qué lugares se pueden rastrear en su música?
- Por un lado, obviamente, está el lugar de origen porque he nacido y crecido aquí, pero también me encanta la tradición afroamericana de EEUU y cómo lo filtraron después algunos músicos ingleses. Tampoco hay que olvidar todo el bagaje clásico y la música de origen, la que viene de África, que me interesó más tarde...
- Esa mezcla -clásica, músicas del mundo, jazz, impresionismo...- hace difícil clasificarle...
- Sí, efectivamente. Yo puedo reconocer todo eso, desde el impresionismo de Aita Donostia a Satie, por citar dos nombres. El resultado es producto de absorber distintas influencias durante años, pero para mí lo más importante es la economización del uso de las notas: siempre trato de que cada nota del piano tenga su significado e intento evitar meter notas gratuitas. De ahí el carácter pausado de mi música cuando toco el piano solo...
- ¿Qué le hizo querer explorar esa vía en solitario?
- En 1998 asistí al impresionante concierto de piano solo que Abdullah Ibrahim ofreció en la Trini durante el Jazzaldia. Hizo enmudecer a toda la plaza, fue algo profundo e inspirador, la actuación que más me ha impactado a nivel emocional. Creo que aquella experiencia me animó a intentar imitar la fórmula y hacer un concierto con todas las piezas seguidas, sin interrupciones, lo justo para no romper la atmósfera.
- El de piano solo no es un formato fácilmente vendible...
- No lo es, pero hoy en día todo es difícil de vender. De todos modos, nunca he priorizado hacer cosas vendibles. Obviamente, quiero que mi música guste, dar conciertos y llegar a la gente, pero ello nunca es un condicionante de primer nivel a la hora de componer, ni siquiera en proyectos como Elkano Browning Cream. Creo que el piano es un arma potente para conectar con el público, otra cosa es que no sea fácil atraer a la gente a un contexto en el que estén dispuestos a escuchar con atención. Hoy día todo va demasiado rápido y parece que para tener éxito debes mantenerte en la superficie. Por eso, un concierto de piano solo requiere una actitud casi de ceremonia y una de mis mayores sorpresas con estos discos es que el público logra meterse en la experiencia durante hora y cuarto. Alegra ver que los seres humanos aún necesitamos esos espacios de intimidad, silencio e introspección.
- ¿Cómo de diferente es su enfoque al ir solo o en trío con Elkano Browning Cream?
- Son partes de mi faceta creativa totalmente complementarias y las disfruto igualmente. Elkano cubre un ámbito más dinámico, más festivo y lúdico, mientras que el piano solo refleja ese aspecto espiritual, meditativo, introspectivo. Si voy en grupo con esos dos monstruos -Franck Mantegari a la batería y Dave Wilkinson a la guitarra y a la voz- tengo que jugar y negociar musicalmente, pero si voy solo, soy yo quien controla todas las variables de la interpretación. En 2020 espero publicar dos discos en ambas facetas. Introduciré algunas variables nuevas, pero serán sutiles y coherentes con el camino andado hasta ahora.
- ¿Y cómo afronta su faceta de productor?
- Debes crear un contexto acorde a la propuesta del artista al que produces y, al mismo tiempo, que sea acorde a tu propia estética. Yo no podría producir algo que esté en las antípodas de mi ámbito o estilos que no controle. Para mí trabajar con gente como Jabier Muguruza, Matt Harding o Elena Setién es un lujo.
- También le ayudará a cuadrar las cuentas: pocos artistas viven sólo de su música en este país...
- Ser músico hoy aquí implica diversificación, hacer colaboraciones, tocar en proyectos de otra gente y en discos ajenos... Ahora mismo me voy de gira por EEUU con el grupo de Bilbao Travellin' Brothers... Por una parte, encajar todas las partes del puzle implica más de un quebradero de cabeza, pero trabajar en proyectos tan dispares es siempre enriquecedor. Es una gozada y permite aprender mucho.