Melodías con olor a salitre
Juan Mari Beltran presentó ayer 'Kostaldeko soinuak' en el Club del Victoria Eugenia, convertido en la fascinante bodega de un barco musical en el que ... no cabía un pasajero más. La tripulación, completada por Belda, Barrenetxea y Gabilondo -además de la voz invitada de Ixiar Jauregi-, surcó la costa vasca entre melodías tradicionales con aroma a salitre como la instrumental 'Pasaiako Batelarien zortzikoa' o 'Ene muthilik ttipiena' y 'Brodazalearen kantorea', dos historias trágicas que contrastaron con la ligereza de 'Kaskarote dantza', animada con palmas y taconeo.
Txistu, alboka, gaita, flauta, clarinete, zanfona... Ningún instrumento se le resistió al capitán Beltran, que ilustró la sesión con explicaciones didácticas acerca del marítimo repertorio que continuó con 'Onzi bat egin da' y 'Jeiki, jeiki, Etchenkuak', himno en el que algún 'orfeonista' del público se hizo notar. De Iparralde saltaron a Hondarribia con una de balleneros, 'Milla zortzireun da cincuenta y cuatruan', y con una versión de 'Pasaiako herritik' propulsada por los coros tabernarios de la audiencia.
Luego tocó remar en Zumaia con 'Ale, arraunean' («¡Eup!») y conocer al divertido timonel vasco que guio a 'Kristobal Colon' entre ritmos de txalaparta. Éstos también sonaron en la festiva 'Santulari zetan doa Portugaletera' y, de nuevo, se produjo el contraste entre 'Partida tristea Ternuara' y la fiesta de 'Mariñelen polka', en la que sólo faltó el vino. Hacia el final se incorporaron 'Larri' (guitarra) y Carlos Irigoien (laúd, bandurria) para acompañar 'Barkora, mariñelak', 'Itsasoa laino dago' y 'Lekeitioko kaixarranka', fin de la travesía. Al margen del disco que presentaban hubo una última zambullida, esta vez en las aguas fluviales de Arditurri, 'puerto' en el que Beltran y compañía han 'botado' este interesante y lúdico proyecto.
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