El laboratorio de tizas de Oteiza, la migración o la brujería fueron las principales fuentes de inspiración del último concierto de Musikaste, que contó ayer ... con la música de tres compositores de distintas generaciones y estéticas. El encuentro, dirigido con maestría y expresividad por Baldur Brönnimann, funcionó por su variedad e incluyó un cierto guiño didáctico en la presentación de la obra más joven, 'Oihartzun gorriak' de la vizcaína Itziar Viloria, lo que, sin duda, ayudó a comprenderla mejor. Todos estos ingredientes, sumados a la notable ejecución de los intérpretes, conformaron una clausura exitosa.
'Mugarri' de Lazkano, obra que se mueve en extremos, abrió el concierto. Brönnimann resultó claro y efectivo en sus gestos y si bien no consiguió un perfecto ensamblaje rítmico dada la complejidad de la partitura, transmitió cierta pasión a la Euskadiko Orkestra y una evidente sensibilidad al público.
Clausura de Musikaste
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Intérpretes: Euskadiko Orkestra; Andra Mari Abesbatza; Jesús María Aréjula, barítono.
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Director: Baldur Brönnimann.
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Programa: 'Mugarri' de Ramon Lazkano; 'Oihartzun gorriak' de Itziar Viloria y 'Akelarre' de Pascual Aldave.
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Fecha: 25-5-24.
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Lugar: Lekuona Fabrika de Errenteria.
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Asistencia: 260.
Bien diferente fue 'Oihartzun gorriak' de Viloria, inspirada en la migración y en la transmisión de la tradición entre generaciones que crecen en lugares alejados. Su pieza para cuerda, percusión y electrónica se desveló como música parada, estática y más sensorial que sonora.
El concierto se completó con dos de las cuatro rapsodias que conforman 'Akelarre' de Aldave, obra inspirada en la música tradicional vasca y con melodías reconocibles. La incorporación de la Coral Andra Mari y del barítono Aréjula sumó atractivos a una velada variada y completa.
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