Loquillo: «Siempre me he considerado un ignorante»

El próximo día 2 de noviembre celebra esta vertiente creativa en el Kursaal con un concierto en el que pondrá fin a la gira '30 años de transgresiones' que le ha llevado a llenar el Liceu de su ciudad natal. «He tardado 47 años en recorrer los 220 pasos que separan ese lugar del cabaret en el que empecé a cantar».

José María Sanz ha presentado esta mañana su próximo concierto donostiarra, con un relato autobiográfico bien aprendido y en el que explica su carrera, desde sus inicios junto a Los Intocables hasta la actualidad, pasando por el éxito de masivo con los Trogloditas, su desvinculación del grupo –«no hay nada peor que convertirte en tu propio grupo tributo»–, o su acercamiento a la poesía de la mano de Gabriel Sopeña.

«Siempre me he considerado un ignorante. Yo no fui a la universidad porque mi padre no podía pagarla. Todo lo que sé lo he aprendido de otros». Y a partir de ahí, el músico del Clot afincado en Donostia se dedicó a soltar un titular tras otro, a modo de declaración de principios. «Utilizo la poesía para decir lo que pienso en estos tiempos en los que hacerlo es un deporte de riesgo. Son poemas imbatibles para decir lo que pienso». Por ese motivo, ha aplicado un criterio a la hora de seleccionar su repertorio: «Hacer un discurso actual. He elegido poemas que van perfectos con este tiempo».

Y la selección no ha tenido que ser sencilla porque en estos treinta años Loquillo ha cantado a Octavio Paz, Bernardo Atxaga, el citado Luis Alberto de Cuenca, Cesare Pavese, Mario Benedetti, Jaime Gil de Biedma y un Jacques Brel del que rescató la inédita 'Con elegancia', tras obtener el permiso de la viuda del cantautor belga, algo de lo que está especialmente orgulloso, pese a que pasó desapercibido. O precisamente por eso. A esta lista se sumará en febrero Julio Martínez Mesanza, del que ha grabado ya su poemario 'Europa'.

Y siguió: «El riesgo forma parte de mi ADN», «no me he visto mejor que ahora en todo mi vida», «me vanaglorio de ser inquieto, muy intenso y de creerme lo que hago», «me gusta vivir en el centro de los ciudades, no en medio de un bosque» o «en el rock abunda el complejo de Peter Pan, pero a mí me gusta cumplir años» son algunas de las declaraciones que ha dejado su comparecencia ante los medios. «Nunca he pretendido que me ayude nadie, en eso soy muy gatuno», aseguró, antes de explicar que una gira basada en el cancionero de poetas contemporáneos es una apuesta de alto riesgo que únicamente puede sacar adelante con la ayuda de su 'otro yo': el rockero que cuando necesita financiar otros proyectos se embarca en giras por grandes recintos. «Soy muy consciente de que es muy difícil hacer este espectáculo en los tiempos del autotune».

En el terreno profesional, quizás su primer acercamiento a la poesía fue aquella 'La mala reputación' de Brassens que incluyó en el disco 'Mi problemas con las mujeres' de la época del éxito desmesurado junto a los Trogloditas, pero en el ámbito personal fue fruto de una ¿casualidad?: «Encontré en un disco de Paul Simon una broma con Bob Dylan y Dylan Thomas, de quien no sabía nada. Busqué sus discos, me dijeron que era un escritor, fui a una librería y me respondieron que no había nada en castellano. Sólo en una editorial argentina llamada Corregidor. Conseguí el libro, lo leí y no entendí nada». Corría 1975, señaló.

Y tras urgir al Ministerio de Cultura a aprobar tras varias legislaturas de espera el estatuto del artista –«tenemos un Ministerio de Cinematografía, no de Cultura»–, reconoció que el peor momento de su carrera coincidió con la grabación del tema 'Los ojos vendados', en el que denunciaba la práctica de la tortura. «Me crucificaron y lo pasé muy mal. No voy a decir que lo viví con miedo, pero pudo costarme mi carrera», indicó, antes de recalcar que «si Loquillo no se mete en líos, no hay 'tu tía'».

Las entradas para su concierto del próximo día 2 (19.30 horas) en el Kursaal están ya a la venta en kursaal.eus y en las taquillas del centro, a un precio de 40 euros.