Carlos Mena | Cantante y director
«Hasta los últimos días de mi vida estaré estudiando, y eso me hace muy feliz»El contratenor y Daniel Zapico, con la tiorba, protagonizan este sábado un concierto sobre 'La Nouvelle Musique' en San Telmo
La transcripción de obras barrocas para voz y tiorba marca el concierto del contratenor alavés Carlos Mena. Junto a Daniel Zapico, presenta este sábado ... en el Museo San Telmo 'La Nouvelle Musique', un paseo por la música francesa de compositores como Lully, Couperin o Forqueray.
– Se ha convertido en uno de los artistas más queridos por el festival. ¿Vive este concierto como una especie de reencuentro con el público donostiarra?
– Efectivamente. La última vez fue hace unos años con un programa de música italiana y en esta oportunidad cantaré música bellísima del siglo XVII francés. La dirección de la Quincena Musical está muy atenta a los perfiles de programas que voy creando y agradezco su interés.
– Esta vez canta junto a la tiorba de Daniel Zapico. ¿Qué alicientes tiene tanto para la voz como para el público un recital de contratenor y tiorba?
– La fascinación que puede crear el sonido de la tiorba, tan exuberante como instrumento, y, además, tocada por uno de los músicos que más admiro y disfruto, una referencia mundial. Daniel muestra una solidez y virtuosismo que hace que cada vez que colaboremos lo sienta como una suerte inmensa por todo lo que me aporta y lo que disfrutamos juntos. Y la combinación tiorba-voz es ideal para poder exprimir la máxima expresividad del repertorio francés del siglo XVII.
– Incluyen obras de Jean-Baptista Lully, Robert de Visée o François Couperin, entre otros. ¿Qué destacaría del repertorio?
– Por un lado, se aprecia de manera muy clara el discurso de un lenguaje musical único e identitario del barroco francés. Por otro, destaco la belleza y extrema agudeza poética de los textos y su gusto por los contrastes utilizando toda la capacidad expresiva de las figuras retóricas del barroco.
«Cuando decidí ser contratenor sentí tristeza porque pensé que no iba a poder interpretar gran parte del repertorio a partir del siglo XIX»
Qué pistas le daría al público para que disfrute del concierto?
– Siempre pienso que el público que acude a un concierto es muy heterogéneo. Creo que hay personas que disfrutan con la fuerza de lo subjetivo del lenguaje musical, y otras que disfrutan de la complejidad objetiva (figuras retóricas, ornamentación, elocuencia del discurso vocal e instrumental, afinación...). Esta ambivalencia es un aspecto que hace mágica la música. Para el que gusta de lo objetivo, le animo a que lea y disfrute de los textos poéticos que interpretaremos y sobre la sociología del siglo XVII en Francia.
– Si bien se dio a conocer en el campo de la música antigua, muestra un firme compromiso con la creación contemporánea y ha abordado otros repertorios.
– Cuando decidí ser contratenor en la década de los 90 sentí cierta tristeza, porque pensé que me iba a perder la oportunidad de estudiar e interpretar una gran parte del repertorio que se escribió a partir del siglo XIX. Luego mi inquietud y curiosidad me ha demostrado que no iba a ser así y he podido disfrutarla. Sobre la creación contemporánea, desde que cantaba de manera aficionada de joven siempre hice música contemporánea y así siguió siendo cuando me dediqué de manera profesional. El contacto con el compositor y con los distintos lenguajes me han aportado muchísima riqueza técnica y expresiva y considero que es un privilegio poder interpretar esta música.
«Los contratenores ya no somos una 'rara avis' a la que hay que tratar y valorar con distinto criterio que al resto de las voces»
– ¿Se siente especializado en algún género o en el repertorio de alguna época concreta?
– Más que especializado, me siento profunda e íntimamente comprometido con el repertorio que estoy interpretando en ese momento. Como pedagogo es verdad que abarco el periodo de la llamada 'música histórica', del Medioevo al siglo XVIII, pero como intérprete intento estar igualmente informado de todos los repertorios que voy a interpretar.
– Su inquietud le ha llevado también a fundar y dirigir el grupo de cámara Lux Orphei y la Capilla Santa María.
– Los grupos que fundo me permiten expresar la música del modo que deseo. También me permiten tratar de manera musical, laboral y personal con los músicos que requiero del modo que creo que deben ser tratados.
– Hace dos décadas la voz de contratenor aún sorprendía en España. ¿Cree que las cosas han cambiado?
– Claramente. Ya no sorprende al que escucha. Ahora la paleta de contratenores es más rica, más amplia, y además estamos equiparados en la exigencia técnica e interpretativa con el resto de voces, no somos una 'rara avis'. Eso es enriquecedor y ayuda a que la calidad sea más contrastada que hace unas décadas.
– ¿Cómo ve la cantera de cantantes?
– Creo que hay muchísimo talento y que además ahora el acceso a las fuentes, a las partituras y a la información es inmensamente más dinámico e inmediato que antes. Sin embargo, el criterio para valorar qué información y cómo interpretarla es algo que no está en consonancia con la riqueza que proponen las nuevas tecnologías, y el criterio es algo fundamental para poder crecer como músico.
– ¿Qué consejo les daría a los cantantes jóvenes?
– Que sean honestos consigo mismos, que se escuchen y tengan espíritu crítico. Además, es fundamental que el alumno no intente imitar a otros cantantes. Por último, le aconsejaría estudiar mucho, tanto técnica como repertorio. Si de algo disfruto de mi profesión es del estudio constante. Tengo una ligera sospecha de que hasta los últimos días de mi vida estaré estudiando, y eso me hace muy feliz.
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