Cual bruja en su escoba

Setién apareció sola tocando la kalimba africana en una función en la que voló libre y audaz cual bruja en su escoba. Lo más parecido a una canción convencional fue 'Water Knows my Name', avance inédito de su próximo disco, y 'She's Dying', una pieza de lectura feminista que dijo haber ideado en la prueba de sonido. Lo demás fueron melodías con bastante improvisación, especialmente en lo concerniente a una voz mágica que sonó alternativamente telúrica, evocadora, terrorífica e incluso humorística.

Sus principales instrumentos, además de la voz, fueron el piano eléctrico, del que extrajo sonidos saturados, y el violín, cuyas improvisaciones casaron mejor con las imágenes. Entre otras maravillas, Almandoz rescató del metraje original al icónico diablo encarnado por el propio Christensen; a infinidad de demonios de lengua prominente; a monjas endemoniadas danzando cual posesas; a brujas que seducen a frailes, besan al demonio en el trasero, dan a luz a engenderos diabólicos, devoran bebes no bautizados y cabalgan por el cielo a golpe de logrados efectos especiales...

Y en el akelarre musical también hubo espacio para los esbirros de la Inquisición y su amplio catálogo de instrumentos de tortura, que poblaron la sala de escalofríos. Aunque nada comparado con el susto que provocó el ruidoso desplome del teclado en mitad del concierto, contratiempo que la artista solventó con mano maestra. ¿Cosa de brujas? Ya lo dicen en Galicia: haberlas, haylas.