«Hay que acercarse sin miedo, la 'Tercera' es una aventura que te transforma»

Seis movimientos, más de hora y media de duración y una masa coral exige la partitura de la 'Sinfonía nº 3' de Mahler. En esta ocasión, el fragmento coral será interpretado por casi un centenar de cantores, mujeres y niños, de la Sociedad Coral de Bilbao que bajo la batuta de Enrique Azurza (Tolosa, 1967) acompañará a Euskadiko Orkestra en el primer programa de la temporada.

– Es un despliegue importante el que requiere esta obra...

– Sí (ríe), mucho movimiento y sobre todo mucho trabajo de organización. Todo un despliegue de medios.

– ¿Hacía tiempo que no actuaban con la orquesta?

– Bueno, el año pasado hicimos un 'Réquiem' de Fauré con Euskadiko Orkestra en el festival de Arantzazu y en la sede de Miramon. También hace cuatro años, inauguramos el ciclo de obras dedicadas a la travesía de Elcano con el estreno de la obra de Mikel Chamizo.

– ¿Cómo se divide el coro para una obra que exige tanto a las sopranos?

– Somos un coro breve, apenas cantamos 5 minutos, pero lo hacemos con las mujeres y niños divididos a cuatro voces. Las sopranos tienen que alcanzar notas altísimas en pianissimo, las contraltos en cambio son muy graves, se canta en alemán lo que obliga a trabajar bien la fonética... es una obra que requiere por parte del coro mucha ductilidad y precisión. Es una pieza de referencia en el mundo sifónico-coral y siempre que la hacemos es una maravilla. Mahler es Mahler.

– Y a pesar de su fugacidad, ¿qué papel ejerce el coro?

– Interviene al final de la sinfonía y es como un cúlmen. Representan los ángeles, la gloria de la creación, con voces muy luminosas que transmiten una sensación de positividad y vibración. Comienzan los niños cantando como haciendo un juego de campanitas, que luego replican las mujeres. Una delicia.

– ¿Qué es la 'Tercera' de Mahler?

– Todas las sinfonías de Mahler son viajes completos en los que cabe toda la gama de los sentimientos humanos. Es como una aventura que te transforma al final, hay que dejarse llevar por una orquesta apoteósica y magnífica con un gran despliegue de colores, de timbres y de orquestación. Hay que acercarse sin miedo y con espíritu abierto, nunca te deja de sorprender.

– Imagino los nervios que deben tener muchos de los niños por actuar en estos grandes auditorios. ¿Cómo les ve?

– Están muy expectantes porque para muchos de ellos es la primera vez que cantan una sinfonía de Mahler y la primera también que actúan en estos grandes escenarios. Algunos ya han estado en el Euskalduna, pero para la mayoría todo esto es nuevo. Que te vaya a escuchar tanta gente en cinco conciertos seguidos... Imagínate, es una gozada para ellos.