Los museos vislumbran un futuro incierto

El Aquarium es el museo más visitado del territorio histórico y ejemplifica en buena medida lo que le ha sucedido al resto. Esther Irigaray, directora del oceanario, recuerda que 2020 comenzó «con muy buenas expectativas ya que tanto en enero como en febrero tuvimos las mejores cifras de visitantes en esos meses de nuestra historia». Esa evolución se truncó con el confinamiento. «Durante el verano la afluencia de personas estuvo muy por encima de nuestras mejores estimaciones gracias, sobre todo, a que los donostiarras, guipuzcoanos y vascos se han volcado. Nunca podremos agradecerles suficientemente el apoyo recibido».

El comienzo de la segunda oleada pandémica reactivó las restricciones y la vuelta a «a unas cifras de visitantes inusualmente reducidas». En términos absolutos, 2020 se ha cerrado con 151.859 personas, un 46% de los visitantes del año anterior, de los que el 49% fueron vascos y el 29%, franceses.

La aceleración de algunas tendencias, como la digitalización de la oferta, plantea interrogantes que Irigaray no elude: «Los museos debemos encontrar ese complicado equilibrio entre facilitar contenidos, divulgar conocimiento, generar curiosidad y ganas de aprender que nos aporta el museo a distancia y la experiencia directa de contemplar un elemento patrimonial o natural, la interacción con los guías o historiadores…, que nos aporta una visita física a nuestros espacios».

En este sentido, subraya que el Aquarium, como fundación privada, debe generar recursos, que «ahora provienen íntegramente con los ingresos que obtenemos de las visitas físicas realizadas. Por tanto, para poder seguir preservando nuestro patrimonio marítimo, nuestras investigaciones en el ámbito museístico y biológico, y nuestras actividades divulgativas necesitamos esas aportaciones económicas que no podemos obtener del mundo digital, con el planteamiento actual de contenidos gratuitos».

Susana Soto, directora del museo de San Telmo, considera que la pandemia no cambiará la naturaleza y funcionamiento de los museos, salvo aquellos «muy enfocados al turismo, que sí se han visto abocados a hacer una reflexión sobre su propia naturaleza. En el caso de San Telmo, esta coyuntura ha llevado a acelerar la incorporación de tecnologías de la información (streaming, conferencias online, visita virtual...) y a reforzar los vínculos con las comunidades más cercanas, pero no cambia su naturaleza. Se trata de cambios coyunturales».

El museo donostiarra también padeció durante 2020 una merma de visitantes acorde a los período de apertura y cierre a los que estuvo sometido. Si durante 2019 el museo recibió 140.000 visitas, el año pasado, aunque todavía son cifras aproximadas, fueron unos 48.000. «Las visitas se han visto muy afectadas en cuanto a los aforos (5 personas por grupo como máximo), y las visitas escolares han sido prácticamente inexistentes», remarca Soto.

Durante este año está previsto abrir las exposiciones aplazadas, como 'La primera vuelta al mundo' y 'Lógicas de la visibilización', y las que estaban en marcha se han prolongado ('Norusta' hasta 31 de enero y 'Al abrigo de Urgull' hasta 2 de mayo). En cuanto a las actividades, se seguirán programando, «siempre siguiendo las limitaciones marcadas por la situación sanitaria y con previsión de alternativas online», precisa la responsable de San Telmo.

El museo científico Eureka!, el único museo Gipuzkoa que ha certificado los protocolos para la prevención de la Covid-19 con Aenor, también se ha resentido de la merma de visitantes, aunque con una particularidad. Iñigo Atorrasagasti, director del centro, explica que «hemos tenido 70.000 visitas, es decir un 37% de visitas respecto al año anterior (189.000). Sin embargo, en facturación, nos hemos quedado al 40%. Eso significa que las personas que han venido al museo, han gastado, de media, más que el año anterior, gracias a las actividades promocionales».

Este museo situado en el parque tecnológico de Miramon se ha resentido especialmente durante la crisis sanitaria porque «siendo, como somos, un museo con un porcentaje muy alto de visitantes de fuera de la ciudad, las limitaciones a la movilidad y los cierres perimetrales nos han hecho mucho daño, especialmente en los meses de otoño». A lo que el clima cálido tampoco ha ayudado, «dado que somos un museo que, principalmente, acoge visitantes cuando hace mal tiempo. En diciembre hemos vuelto a recuperar la pujanza y las cifras de visitas y facturación desde el puente de diciembre están siendo buenísimas», apunta.

Atorrasagasti destaca que la pandemia no ha parado las innovaciones en el museo, desde la incorporación de doce actividades nuevas, la creación de una plataforma online propia y un programa para impartir algunas actividades educativas en centros escolares. En lo que se refiere a contenidos, se ha inaugurado la sala Chispas de Energía, así como un nuevo show científico, 'Ímpetus', con experimentos sobre fuerzas y principios físicos.

Atorrasagasti advierte, en todo caso, que la pandemia «ya ha cambiado la naturaleza de los museos. Lo tuvimos muy claro desde el principio y nos centramos en empezar a generar para el presente, el museo que imaginábamos para el futuro. Eureka! Zientzia Museoa es un museo eminentemente interactivo cuya experiencia de visita es muy difícil, si no imposible, de replicar en una plataforma 'online'. Pero la pandemia nos ha abierto los ojos a otras cosas que, imaginábamos, llegarían algún día. De ahí muchas de las cosas que ya han visto la luz, o la verán en breve, basadas en nuevas tecnologías y plataformas».

Chillida Leku cierra el año con algo más de 30.000 visitantes, lejos de los 80.000 que registró en 2019, cuando reabrió en abril. Mireia Massagué, directora del museo, observa no obstante que «en julio y agosto el público local respondió fantásticamente, y tuvimos el 50% de ocupación respecto el año pasado, y es realmente una afluencia espectacular dada la situación».

«El lugar ideado por Eduardo Chillida -prosigue- permite la contemplación de la obra al aire libre con todos los beneficios físicos y psíquicos que conlleva el estar en contacto directo con el mundo natural. Pasear en un espacio natural contribuye a nuestro bienestar, reduce el estrés y la ansiedad y fortalece nuestro sistema inmunitario, y el público así lo ha percibido».

Por ello, cuando reabrió en junio, la dirección adaptó su oferta «para gozar al máximo el espacio natural, que incluía sesiones de yoga, cine al aire libre, conciertos en la campa o talleres para familias en la zona del picnic, y fueron todo un éxito».

Massagué asume que 2021 no será un año 'normal'. «Recuperaremos parte de la programación que tuvimos que cancelar, y seguiremos realizando las actividades que tanto éxito para poner en valor además del patrimonio artístico, el natural de un lugar singular, donde las esculturas conviven con robles, hayas y magnolios».

La directora del museo sostienen que la pandemia ha acentuado el valor intrínseco de la cultura . «El público está en el centro: debemos entender cómo llegar a los ciudadanos y visitantes, ser capaces de transmitir el valor que tenemos y hacernos imprescindibles. Las instituciones culturales, ahora más que nunca, debemos mostrar que la cultura es vital para entender el mundo en el que vivimos, y reivindicar que la creación artística en todas sus formas tiene un poder reparador y sanador, más necesario que nunca en estos momentos de crisis».

Miren Vives, directora del Museo Cristóbal Balenciaga, apunta que más allá de confinamientos y restricciones, 2020 ha sido un año sometido a la incertidumbre. El museo de Getaria tuvo 20.580 visitantes , un 38,5% de las recibidas el año anterior. «Como contrapunto, la transformación digital nos ha llevado a triplicar la audiencia de visitantes en nuestra programación por Internet, incluyendo una visita virtual a la exposición actual, dos exposiciones en la plataforma Google Arts and Culture, más contenidos en redes sociales y actividades educativas online.

El museo se disponía a celebrar en 2020 el 125 aniversario del nacimiento de Cristóbal Balenciaga con una programación especial para dar «un salto cualitativo y cuantitativo». La pandemia lo echó al traste. «Hemos tenido que suspender o retrasar casi la mitad de la programación y hemos tenido que adaptar en tiempos y formatos la otra mitad». Así y todo, Vives valora positivamente que «hayamos podido cumplir los dos hitos importantes del año: la exposición 'Moda y Patrimonio. Cristóbal', que además ha sido ampliada hasta abril de 2021, y el I Congreso Internacional sobre Cristóbal Balenciaga, que en lugar de celebrarse en Getaria, se realizó online con gran éxito de asistencia y seguimiento».

El museo cumple este año su décimo aniversario con una programación especial. Además, en abril se inaugurará la exposición 'Alaïa and Balenciaga. Sculptors of Shape', comisariada por Olivier Saillard y organizada en colaboración con la Asociación Azzedine Alaïa (París). Y en otoño acogerá una muestra coproducida con el Museu del Disseny de Barcelona sobre el trabajo de sombrerería de Cristóbal Balenciaga.

Sobre el futuro de los museos en un mundo postpandemia, Miren Vives advierte que «no creo que podamos contar con los niveles de visitantes pre-pandemia, aunque espero que el turismo se recupere poco a poco y también nuestros hábitos de consumo interno».

«En el futuro -prosigue- el desplazamiento físico tal vez sea algo que no podamos dar tan por sentado como hasta ahora, y la visita de público externo será más intencionada y motivada específicamente, menos genérica en términos de ocio cultural. Por ello, nuestros contenidos y programación deberán tener en cuenta la necesidad de atraer a dicho público a nuestro escenario físico, localizado en el museo». Respecto a la programación digital, cuya audiencia pueden crecer exponencialmente, la directora advierte que «habrá que encontrar las formas de pago adecuadas para ponerla en valor». Lo único claro, concluye es que «tendremos que seguir viviendo con incertidumbre y ser capaces de adaptarnos a los cambios».

El diputado foral de Cultura, Harkaitz Millán, explica como responsable de los museos forales que el Euskal Itsas Museoa cierra el año 2020 con 15.267 visitantes, un 12% más que en 2019, cuando reabrió sus puertas a comienzos de abril. Por el contrario, el Museo Zumalakarregi ha obtenido un 47% de los visitantes de 2019, mientras que el caserío museo Igartubeiti ha obtenido un 38% de los visitantes que tuvo un año antes. «Los efectos de la pandemia, el cierre perimetral de los municipios y el descenso de los grupos escolares, han hecho mella en la afluencia de visitantes», observa el diputado.

En respuesta a esta situación los museos han incrementado la oferta de actividades tanto presenciales como online y «han tenido muy buena acogida con medias de aforos completados en un 80-90%».

Esta programación presencial y online se va a reforzar durante este año, así como las actividades al aire libre que han tenido «una muy buena acogida, especialmente durante la época estival, con paseos comentados al aire libre o juegos de pistas dirigidas a familias».

Preguntado sobre los cambios que se avecinan, el diputado Millán defiende que un museo «evoluciona de forma continua, cada vez más más atento a las necesidades y cambios sociales. Han experimentado, acertado, errado seguramente también, pero lo importante es que han dado respuesta a nuevas formas de relación con el entorno, con sus usuarios».

Idoya Otaegui, directora del Topic, lamenta que 2020 han cerrado con 7.000 visitantes, cuando un año antes superaron los 18.000. «Este año cumplíamos nuestro décimo aniversario y teníamos multitud de actividades previstas, lo que nos ha supuesto una gran frustración. Lo que sí hemos podido hacer es potenciar nuestra presencia on line y en las redes».

La influencia de la crisis sanitaria perdurará: «Desde que se inauguró el centro, ya veníamos funcionando con talleres online desde el Platopic, lo que nos ha facilitado esa transición que hemos hecho en la pandemia de lo presencial a lo virtual. Con todo, eso no quita para que sigamos apostando por el vivo y en directo».